Es cuestión de tiempo

III

Ahora Louis era el que se encontraba en el medio del arco, colocándose los mullidos guantes para poder atrapar la pelota sin que doliera. Una vez puestos comenzó a hacer los mismos saltos que Harry había hecho para luego finalizar en su lugar frente al nuevo contrincante. La chica a la que le tocaba patear, dejó la pelota en la pequeña marca que el profesor había hecho con tiza sobre el suelo y se alejó unos pasos más atrás. Ambos estaban en las mismas posiciones que los dos que anteriormente habían hecho sus acciones. Ambos esperaban pacientemente el silbido que les indicaba que podían jugar.

El profesor no tardó mucho en hacer su silbato sonar. Ambos se tensaron y comenzaron con sus movimientos. La chica retrocedió un pequeño paso más y, luego de un suspiro, comenzó a tomar impulso hacia el balón. Louis por su parte, cerró los ojos y sintió su cuerpo temblar de una manera casi imperceptible. Cuando los abrió nuevamente, estiró sus piernas para lograr hacer un salto hacia la esquina superior de la izquierda. En el aire extendió sus brazos y, con una gran destreza y agilidad, tomó la pelota entre sus manos.

Inmediatamente, a diferencia del anterior jugador, todos le comenzaron a aplaudir. Aquel movimiento había sido demasiado preciso. Hasta Harry había sentido un poco de celos, él nunca podría haber hecho algo así sin su habilidad.

Pasaron unos largos minutos, bastante aburrido para los pateadores. Harry y Louis se movían con extrema rapidez demostrando sus habilidades y a ninguno siquiera se le había amagado a meter un gol. Todos los balones eran desviados del arco y terminaban en cualquier otro lugar excepto en la red. Ellos realmente eran unos arqueros excelentes.

–Bien muchachos, veo que esto se está tornando un poco pesado para todos sacando a Louis y a Harry– El profesor interrumpió la acción que estaba haciendo Harry para ponerse los guantes, era su turno de atajar– Ambos son muy buenos chicos, en serio, los felicito– Continuó, esta vez dirigiendo la mirada solamente a los arqueros– Pero creo que deberíamos terminar esto aquí para que los demás no se aburran de solo patear sin la emoción de darle a dentro del arco.

Contra todo pronóstico, los alumnos comenzaron a bufar y abuchearlo. Todos estaban expectantes del enfrentamiento entre "el nuevo" y "el perfecto", deseaban con su alma que por fin alguno de los dos de un paso en falso. Aquello era mejor que una serie o una película, eran ambos chicos super dotados para el futbol, que estaban en una constante pelea que podría dejar en juego su honor.

–No podemos quedarnos lo poco que queda de la hora así, esto no va a ir a ninguna parte– Siguió argumentando su punto, esperando que sus alumnos estén de acuerdo o al menos que lo entiendan.

–¿Y si hacen unos penales uno contra uno? Ellos mismos serán los que pateen y ellos mismos serán los que atajen– Sugirió uno de los chicos que estaban expectantes al pequeño torneo que aquellos dos se habían hecho.

–No veo por qué no– Terminó por asentir, dirigiendo su mirada a los personajes principales de todo el revuelo– ¿Están de acuerdo o lo dejamos así en un empate?

Harry y Louis se miraron a los ojos, como si pudieran leer mentes, tratando de comunicarse sin dirigirse la palabra. El de ojos azules comenzó a leer las expresiones del rizado. Luego de notar las cejas alzadas, el pequeño movimiento de hombros hacia arriba y el casi imperceptible puchero que se formó en sus labios, pudo leer en sus gestos que le daba igual, estaba esperando su opinión. Finalmente, Louis terminó por asentir con la cabeza hacia el mayor de la habitación, dando luz verde a los festejos de los chicos de atrás suyo.

Hicieron un piedra, papel o tijera entre sí en el que Louis ganó haciendo la figura del puño. Inmediatamente agarró la pelota y comenzó a dirigirse hacia la marca blanca de tiza que el mayor había hecho al comenzar la clase. Fácilmente todos interpretaron que prefería ser el primero en patear el penal, por lo que Harry asintió sin problema y fue a buscar los guantes que había dejado a un costado cuando el profesor había frenado su acción. Mientras que los dos chicos se acomodaban en su lugar, los demás que se hacían llamar "la tribuna" rodearon la pequeña cancha emocionados por ver el desenlace de la competencia.