Bakugo Katsuki se sobresaltó nuevamente ante el dolor que estaba experimentando.
No era uno muy, muy grande, y de hecho, ya sabía que podría suceder, porque así se le fue informado hace tiempo. Incluso, ya lo había experimentado varias veces en el pasado.
Sin embargo... no dejaba de ser algo bastante extraño e incómodo.
Intentó acomodarse mejor, pero no había mucho que pudiera hacer sin tener el suficiente cuidado.
Después de un rato, sintiendo cierta sensación como de quemazón y de maldecir en voz muy baja, el dolor remitió un poco, logrando al fin relajarse y volver a considerar dormirse, pues era bastante ya de madrugada.
Se sentía cansado, incluso podría decirse que estresado pues no había podido descansar adecuadamente por los deberes y proyectos de la universidad, juntándolo con su trabajo de medio tiempo y ahora por las visitas constantes que le hacía el inútil de Izuku sólo para recostarse y comer esas asquerosas frituras.
—Maldición.
Aquella sensación molesta regresó casi al instante en que se había forzado a cortar esos pensamientos y cerrar los ojos. No lo podía dejar en paz una vez comenzaba.
Aún habiendo pasado su tiempo de rehabilitaciones y ya pudiendo incorporarse por él mismo a su vida cotidiana, todavía tenía sesiones psicológicas y visitas al médico de manera periódica pues había quedado con algunas secuelas, como esa que estaba experimentando.
Para Bakugo, cerrar los ojos significaba que al abrirlos... podría estar aún en ese sitio, con su pierna prensaba bajo los escombros, desangrándose, con la incertidumbre de que en cualquier momento, moriría.
Toda ayuda era bienvenida aunque su orgullo se sentía pisoteado, sabía que no podría hacerlo totalmente solo. Sin embargo había luchas que debía hacer por él mismo porque ni sus padres, los médicos o los psicólogos podían meterse a su cabeza y eliminar esos recuerdos de tajo para que pudiese continuar con total normalidad.
Katsuki se sintió estúpido e irritado al volver a darle vueltas al asunto.
El dolor volvió nuevamente como una punzada. Como si pisase un pedacito de carbón encendido con la planta del pie.
Pie que ya no estaba ahí.
—Mierda— murmuró Katsuki, tomando por instinto su muslo donde le faltaba una parte, de la pantorrilla hacia abajo.
El médico le había instruido sobre esa sensación: dolor fantasma, se llamaba. Era más común en las personas que habían sufrido un amputación por un motivo trágico como un aplastamiento. El dolor que sentía, era como si aún tuviese su pie. Podía sentir que era justo en la planta donde se localizaba.
Esto era porque aunque el miembro no estaba, el cerebro no percibía esta falta. Los nervios que iban conectados a esa parte seguían ahí de cierta forma. Cortados, sí, pero seguían ahí.
Si uno o varios de esos nervios, eran alterados por ejemplo, al suturar la herida en el muñón, mandaban la señal de que algo ocurría. Y como esos nervios pertenecían a esa zona perdida, el cerebro los seguía interpretando como si aún estuviesen ahí.
No era algo psicológico, eso era algo muy aparte pero sin embargo Katsuki seguía creyendo quizá en la desesperación que a veces lo sacudía que también podría ayudarlo aunque sea un poco.
Bakugo suspiró mientras sus ojos se posaban en el techo de la habitación.
Sin quererlo realmente, cada que le ocurría esa situación, venían a su mente esos días de ansiedad y dolor posteriores al momento de la tragedia.
Ahí, donde se había roto totalmente.
Esa fachada que siempre mostraba a todo mundo se rompió cuando al despertar en el hospital se dio cuenta de que no sentía una de sus piernas. Cuando vio que ya no estaba.
Intentó ser fuerte cuando sus padres junto con los médicos le explicaron su situación.
Había pasado por una cirugía de emergencia donde parte de su pierna fue amputada, dado que había quedado totalmente aplastada bajo los escombros del edificio que colapsó. No había sido posible salvarla.
Había necesitado transfusiones de sangre también, además de tener algunas costillas rotas y el hombro dislocado. En pocas palabras, estuvo a punto de morir.
No recordaba casi nada desde antes de quedar atrapado hasta despertar días después en el hospital.
Aún... a veces, en aquellos días posteriores e incluso ahora en el presente, volvía a esa parte que le hacía negar la realidad. Él no podía haberse quedado sin una pierna, eso... eso era una pesadilla. Una mala, muy mala pasada de su mente haciéndole creer que de ahora en adelante tendría que vivir de esa manera.
No recordaba haber gritado y llorado de rabia e impotencia tanto como aquellos días siguientes.
Y aunque odiaba admitirlo, aún, de vez en cuando... lo seguía haciendo.
Katsuki se volvió a recostar con mucho cuidado, tratando de ignorar la sensación de quemazón en ese miembro inexistente e intentó pensar en otras cosas que no fuesen esas que le seguían causando cierto dolor.
Él no era así, no se dejaba vencer, aunque la impotencia de sentirse inútil y una carga para todos casi lo había derribado, una pequeña parte de él aún le exigía levantarse y seguir adelante.
"...deberías sonreír más..."
El susurro de la voz de Izuku llegó a su mente descolocándolo por un momento, pero casi de inmediato negó con la cabeza como para sacar de su mente cualquier pensamiento relacionado con ese chico.
—No, todo menos tú...
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Bueno, capítulo más corto porque si no me muero xD
Los amou.
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Esto no es un cuento de hadas. [Decchan/KatsuDeku]
Fiksi PenggemarKatsuki e Izuku no creen que sus vidas sean como un cuento de hadas. ¿Cómo podrían serlo con todo lo que tienen que soportar día con día? Ellos son sólo dos personas preocupadas por mantener en pie los pedazos rotos de sus respectivas vidas, sin fu...