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Apenas logro distinguir la claridez de la luz del día, estoy seguro de que voy a llegar tarde.

Busco la otra media por debajo de la cama, rogándole a cualquier ser celestial que ilumine mi camino y me haga encontrar mi media blanca, de lo contrario tendría que ir con medias de diferentes pares y hacer el ridículo.

¿Por qué teníamos que usar short de uniforme?

Americanos y sus costumbres raras.

"¡Harry!" mi bendita madre llamó a la puerta "Ya me voy, te vas caminando."

Que espléndido, llegaría tarde y de paso tenía que irme caminando.

Me doy por vencido y decido que una media blanca y una negra pueden imponer nuevas reglas de moda, peino mis rizos salvajes dejándolos sueltos. Tomo mi bolso y meto un cuaderno cualquiera y comienzo el camino hacia el infierno.

Yo de verdad no puedo creer que ahora tengo que estudiar con mundanos americanos que piensan que son los reyes del puto mundo, simplemente repugnantes. 

Extraño inglaterra, su clima, mi té yorkshire...

Me había mudado hace tan sólo cuatro meses a Missouri, un pueblo pequeño pero con demasiada gente para mi gusto. Mis padres habían decidido que un cambio de rutina le haría bien a su "relación" más destruida que la mierda, y pensaron que comprar una casa a 6,908 kilómetros de distancia de Londres podría arreglar su matrimonio, tomando decisiones cómo si ambos tuvieran quince jodidos años; Y también pensaron que sería una buena idea que su hijo adorado los acompañara en su nueva aventura, sabiendo que claramente a mi me importa un comino su matrimonio, prefiero mi paz mental y que se separen de una buena vez por todas.

Sé que piensan que sigo siendo un niño, pero carajo, tengo diecisiete años y me he criado con mi abuela la mayor parte de mi vida, me da igual si viven juntos o no, no me importa.

Veo mi nueva secundaria desde lo lejos, parece una institución decente, por lo menos, altas columnas blancas, muchos salones y la bandera de USA brillando en la punta de una pequeña capilla. Tenía que dar mis primeros pasos logrando entrar con confianza, ahora la peor parte sería buscar mi nuevo salón, ¿Y si me equivoco? Seré el hazme reír todo el año. 

Veo a una mujer cuarentona en la entrada y le pregunto donde queda el salón de 5to año sección B. "El pasillo tu izquierda, la segunda puerta." respondió.

Paso por varios salones antes de encontrar el mío, las puertas relucen abiertas y todos en los salones admiran mis pasos, escucho susurros sobre mi pelo afeminado y mi pálida piel, quiero sacarles mi dedo corazón y advertirles que es mejor que no se metan conmigo pero tengo que mantenerme en un perfil bajo por ahora, benditos americanos.

Llego hasta mi salón, y distingo una figura desplazandose elegantemente por la pizarra mientras escribe garabatos con rápidez, el profesor.

Oh por Dios.

"Hola." Llamo la atención del hombre esperando algún tipo de indicación "¿Este es quinto B?"

Él se voltea hacia mí y con una mirada electrizante me analiza por tan sólo unos segundos, la sombra de sus ojos recorre mi figura de manera admirante, sin intención haciéndome sentir apenado, ya que cada mísera persona en el aula me está mirando con desprecio y soberbia, podría ser por muchas razones justas pero prefiero pensar que es porque todos son imbéciles.

"Pasa y sientate." Palabrea el hombre de cabellos castaños, quizás me esté apresurando, pero juro que ese era un acento inglés en sus palabras.

"Gracias." Le respondo amable y me dirijo en pasos torpes hacia los asientos disponibles en la parte de atrás del salón.

𝑃𝑎𝑟𝑎𝑚𝑜𝑢𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora