9

485 57 58
                                    


Un lugar donde los sentimientos se dispersan, las emociones fluyen y las palabras se pierden.

El amor.

Sus manos suben por mi espalda trazando caminos que nunca había experimentado por mi mismo, cada simple toque provocaba en mí tal efervescencia solamente digna de compararse con la dosis de una droga mortal, mi narcótico preferido lo había descubierto en la embocadura de sus labios, aquel sitio destinado para albergar mis gemidos ahogados.

Su lengua sube, baja, disfruta y recorre mi cuello, las venas y lunares...

Oh dios, sus manos en mis nalgas.

Sus manos en mis muslos

Su mano en mi entrepierna dura

"Ah." Gemí ahogado cuando apretó mi bulto entre sus manos.

Yo estaba desesperado, podría correrme con tan sólo otro toque más y eso sería demasiado vergonzoso, pero lo quería tanto, era la salvación y la cura para mi dolor y mi vacío. No podía pensar o razonar con alguna lógica, sólo quería que él hiciera de las suyas con mi cuerpo cómo nadie lo había hecho antes, que me destrozara hasta el punto de tuviera que recogerme desmayado del suelo; Lo quería en todas partes de mí, en mi boca, en mis muslos, en mi cara, en mi culo.

Lo veía en sus ojos, el deseo.

Sabía que él quería tenerme entre sus piernas tanto cómo yo, su toque era reclamante e impaciente, queriendo deslizarse más allá de lo que podía legalmente.

La mesa me tenía tan atrapado y al parecer no le gustó nada eso así que con un gruñido molesto me subió a sus piernas agarrándome de mis muslos, sujetandome fuerte mientras que yo seguía besándolo con mis brazos extendidos en mi cuello.

No puedo entender cómo fue que llegamos a este punto, hace tan sólo unos minutos me estaba diciendo cuanto me despreciaba por ser insoportable, y ahora, estoy siendo cargado en su torso mientras lo beso con la pasión que nunca había dado por existente en mi ser; Es diferente, todo es diferente. Quiero que me haga mal, que me haga llorar, que me use, pero también quiero que me toque, que me diga cosas bonitas, que alague mis mejillas rosadas por la agitación del momento.

Que tome ventaja de mi inocencia, puedo haber tenido sexo decenas de veces. Pero nunca me han tocado con amor, nunca he sido la cosa más valiosa entre las manos de alguien, nunca.

"Mírame." Me toma de los rizos para que suba mis ojos y me tope con los de él, ahora estamos en el mueble de la sala, yo sentado en su regazo, sintiendo la lujuria en su toque fuerte, aferrándose a los nacimientos de mis cabellos "¿Querías esto verdad?"

Pregunta, y me deja helado.

Yo lo quería, lo quería demasiado.

"Mhm." Asiento acomodándome en su pecho.

Con su dedo acaricia mi labio inferior, el cual estaba hinchado y muy rojo debido a las incesantes mordidas que el castaño me había regalado, parecía que le gustaba la carnosidad que ahí descansaba expectante, esperando sólo por el rescate de los labios de mi profesor. Me hace levantar la mirada de nuevo, analizando unos cuantos chupetones que repartió en mi cuello, justo en el lugar donde se divide aquella extensión de mi pecho; luego cierra los ojos con presión, en mi estómago siento la revolución de hormonas al verlo desde este ángulo, se ve frágil, se ve confundido...

"No puedo creer que hayamos hecho esto." Dice pasandose la mano por la frente con frustración, mientras que la otra mano se fija en mi espalda baja para evitar una posible caída.

"Yo menos, me habías dicho que me odiabas." Murmuro sintiendo los latidos apresurados de su corazón, late por mí.

"Dios Harry, yo no te odio." Suspira "¿Crees que te besaría si te odiara?"

𝑃𝑎𝑟𝑎𝑚𝑜𝑢𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora