The Purge || Cache

II

-Double Cross-

[Daniela POV]

La sirena por todas las calles de la ciudad, todas las calles de Estados Unidos y toda mi casa. Cerré mis parpados antes de suspirar, sabiendo que ahora mi padre y hermanos saldrán a matar. Fue el grito de mi madre el que me hizo volver a la realidad, y abrir los ojos. Tenia lagrimas en los ojos y las manos tapando su boca. Mi hermana Juliana estaba recostada sobre la puerta que separaba el salón de la cocina, jugando con sus cuchillos. Y mi padre estaba tan recto como una estatua, justo detrás de mi hermano.  

-¿Que haces Ale?- Grito mientras mi padre tan solo visualizaba la escena y Juliana se impacientaba para irse a cazar.

Alejandro, mi hermano dos años menor que yo, apuntaba contra mi, su nieva pistola. Su dedo rozaba el gatillo y el sonreía en silencio mirándome a los ojos.

-Suplícame- Dijo y mi padre suspiro mirando hacia otro lado. -¡Suplícame!- Volvió a gritar, llamando mi atención.

Mi corazón no dejaba de aumentar sus latidos, mis piernas temblaban y mi boca.. Era incapaz de contestarle. Sabia que la purga convertía las personas en monstros, pero no sabia que uno de ellos estaba bajo mi techo. Se acerco aplastado mi frente contra su pistola, haciendo que cerrara los ojos, por miedo. 

-He dicho que me supliques para dejarte con vida- Susurro a en mi oído.

-N-No...-

-¿Como?- Pregunto con una fina sonrisa.

-Nunca he suplicado por nada, y no empezare hoy- Conteste, las lagrimas rodando por mis mejillas, encaminadas hacia mi barbilla.

-Daniela...- Susurro mi madre intentando acercarse a mi, pero Alejandro se lo impidió empujándola hacia atrás. Ahí tampoco actuó mi padre.

-Mátala de una vez y vámonos- Grito Juliana descontenta, los brazos cruzados y sus cuchillos en las manos.

-Juliana...Cállate- Dijo Alejandro con un tono tranquilo. -Daniela, te he dado la oportunidad de suplicar, ¿verdad? y no la has aprovechado- Dijo con un falso suspiro antes de rodar los ojos y reír. -Lo siento hermanita- Concluyo levantando la pistola hacia mi, preparado para apretar el gatillo.    

Apreté mis parpados pero aun así las lagrimas seguían corriendo y a cada segundo que pasaba la intensidad aumentaba, fue a ese exacto momento que me di cuenta que enserio me había dolido. Mi propio hermano tenia tanto odio hacia mi que llegaría a apretar un gatillo para eliminarme totalmente. Un tiro, y abrí los ojos. Vi la expresión de sorpresa que tenia mi hermano en el rostro y mi padre la pistola en la mano apuntando la mano de Alejandro.

-Corre Daniela, corre- Dijo mi padre y salí tan rápido del salón como pude. 

Mis lagrimas me impedían ver con claridad y me tropecé contra el armario del pasillo antes de rebuscar mis llaves del coche y salir de mi casa en unos segundos. Escuche gritos, debían de ser de Alejandro, y también escuché otro tiro. Frente a mi, el hijo menor de la familia Garren estaba destripando el viejo vecino del final de la calle. Lo peor sin duda era ver como el niño de trece años disfrutaba matando. Limpie mis lagrimas con la manga de mi sudadera y me subí al auto. Cerré las puertas con seguridad y seguí mirando mi casa por unos segundos. ¿Cómo podíamos haber llegado a esto?