Era un día frío, lúgubre, un día de invierno. La nieve cubría con su manto en suelo del bosque, donde las patas de los animales del bosque se hundían dificultando su marcha.
Una manada de lobos acechaban, en la penumbra del bosque, a una manada de ciervos que buscaban infatigablemente un poco de hierba para llevarse a la boca, en un extenso campo de nieve, que antes de que esta la cubriera era una basta pradera verde.
En aquellos días, el hambre era abundante en las criaturas del bosque, lo que hacía que los lobos hambrientos recurrieran a una técnica de caza no muy propia de ellos. No se podían permitir ningún error.
Una loba con un largo pelaje oscuro como el carbón y unos inexpresivos ojos grises se acercaba sigilosamente hacia los ciervos. Esta loba era Kira, hija del macho alfa de la manada.
- No te adelantes. - Gruñó un joven lobo gris. El era su hermano, qué desde siempre ha querido echar a su hermana de la manada, aunque nadie se había dado cuenta.
Kira lo ignoro y siguió avanzando. De repente un ciervo levanto la cabeza y miro al lugar hacia el que se encontraban los dos hermanos.
- Quietos. - Ahora había hablado Erezan, el alfa, también un lobo gris, pero con unas rayas blancas cruzando su cuerpo y una enorme cicatriz cruzando su ojo izquierdo. Observó al ciervo durante un rato, y cuando este hubo vuelto a su posición inicial, murmuró: Sigamos avanzando.
Continuaron avanzando cautelosamente durante un buen rato. Kira levantó un tanto la cabeza para ver la situación de los ciervos cuando noto un dolor agudo en su túpida cola. Aulló de dolor y miró hacia atrás para ver que había ocurrido: un lobo gris se escabullía por detrás de un árbol velozmente. Su hermano. No tuvo tiempo de ir tras él, ya que su padre había gritado:
- ¡ Correr! ¡ A por ellos!
Kira se dió la vuelta y comenzó a correr tras los ciervos, que tras oír su aullido marchaban en estampida por el campo, integrándose por la parte norte del bosque.
La persecución fue dura, ya que la nieve no les permitía actuar con velocidad, los ciervos les habían cogido mucha ventaja y, al anochecer, tan solo capturaran un pequeño cervatillo que se había quedado rezagado.
Se reunieron todos los miembros de la manada en la cueva que se podía considerar como su hogar. El alfa entró en la cueva airado y tiró con furia la presa (ya muerta) al suelo de la cueva.
- Llevamos días sin comer, días sin llevar nada a la boca. Hoy era nuestra oportunidad, pero alguien lo ha estropeado todo.- Kira, presintiendo lo que le esperaba, se alejó de allí rápidamente, pero su padre la llamó:
- Kira..... Ven aquí.- Kira se detuvo, y regresó al círculo de lobos que ahora rodeaba al alfa y a la presa.- Kira, hoy has vuelto a arruinar la caza, si sigues así no tendré más remedio que expulsarte de la manada.- Hubo un murmullo entre los miembros de la manada.
- No ha sido culpa mía..... Ese ser asqueroso me ha mordido!- Señaló a su hermano, que se encontraba al lado de su padre.
- Hija, fuiste tú quien ahuyentó a aquellos jabalíes, fuiste tú quien trajo aquí a los osos, fuiste tú quien permitió que los miembros de otra manada nos robara la comida, fuiste tú.....
- Ya pero..... Esta vez no fui yo.....!- Exclamó furiosa.
- Y siempre que haces algo le echas la culpa a tú hermano.
- Porque es él. ¡¡¡Desde que nací ha querido echarme de la manada!!!
- Eso es una mentira.- Gruñó su hermano.
- Ya basta Kira, estoy harto de tu comportamiento, o cambias o tendré que tomar medidas.- Miró severo su padre.
Kira gruñó y dio por concluída la reunión. Salió de la cueva y fue a dar un paseo por el bosque.
Lo que ocurrió después marcó para siempre la vida de Kira. Estaba paseando cuando se encontró con su insoportable hermano.
- Que haces aquí?- Gruñó Kira y lo miró con sus fríos ojos.
- Tienes suerte que el alfa sea nuestro padre, si no, ya estarías fuera de la manada.- Le sonrió.
- Por qué me odiarás tanto?- La sonrisa se borró de la boca de su hermano.
- Lo sabes perfectamente. Desde que naciste, la manada ha sentido una fuerte preferencia hacia ti, decían que estabas destinada a ser la futura alfa, y solo porque naciste con unos estúpidos ojos grises. Como comprenderás no iba a dejarte ocupar el puesto que me corresponde como LOBO y hermano mayor. Ya va siendo hora que acabe contigo de una vez por todas.- Estaba comenzando ha llover. Kira se temía por que camino estaba llendo su hermano.
- No quiero pelear contigo.
- Pues no vas a tener más remedio.- Y con eso, saltó hacia Kira y la mordió profundamente en el cuello. Kira aulló con fuerza, y notó que un hilo de sangre recorría su cuello. Tenía razón, tenía que luchar o moriría allí, en ese preciso instante. Le asestó un zarpazo en la cara y le mordió la pata izquierda trasera.Su hermano se abalanzó contra ella y la tiró al suelo, con golpes, patadas, zarpazos, mordiscos.
Y la batalla contra los hermanos continuó, se había propagado una gran tormenta y un rayo incendió el árbol más próximo. Aprovechando las llamas, Sombra Negra, ahora os revelo su nombre, cogió un palo en llamas y se dispuso a atizar con el a Kira. Saltó pero Kira se agachó a tiempo y...... Sombra Negra fue a parar directamente al árbol en llamas, y su cuerpo se cubrió inmediatamente de estas con un aullido de dolor. Kira lo miró horrorizada e intenso ayudarle, pero su hermano, con los ojos inyectados en sangre, gritó:
- ¡¡¡¡Muere!!!!- Pero antes de poder acercarse a Kira, se derrumbó en el suelo con su cuerpo transformado literalmente en una masa de carne asada y cenizas.
- No puede ser.....- Pero eso no era la voz de Kira, era voz de su padre.
Kira miró con espanto a su padre, este la miraba horrorizado. Una lagrima se deslizó por el rostro negro y lobuno de Kira, y huyó, huyó para ocultar su vergüenza, su miedo, su dolor.....
Huyó para no volver más......
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En la piel del lobo Pausada
Phiêu lưuVive la historia de una manada de lobos que lucha por sobrevivir a las dificultades que poco a poco irán apareciendo