Cap. 8 - El escape

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   Ainz se quedó congelado observando el panorama en frente de él. Lentamente su rostro se fue poniendo pálido mientras habría su boca sin poder creerlo. La capitana Jiro, con su sombrero de pirata, estaba apuntando al Gobernador, el cual estaba desnudo con sus pies y manos atadas.

Ainz: No... No puede ser... - balbuceada tratando de comprender la situación.

Jiro: ¿Acaso no son malos modales no dar el saludo de buenas noches? – decía con tono burlón mientras apoyaba su arma en la nuca del gobernador, el cual estaba amordazado y no dejaba de llorar.

Ainz: No... No... Nonononono... ¡NO! – gritó en un arranque de furia -. ¡NO PUEDE SER! ¡NO LO ENTIENDO! ¡NO!

Jiro: Uh, por favor, ¿te tengo que explicar todo?

Ainz: ¿¡CÓMO ES POSIBLE QUE LO TENGAS ASÍ!? ¡ÉL ESTABA VIAJANDO HACIA ACÁ Y HABÍA LLEGADO HOY! NOBLE KIRISHIMA, ¿¡QUÉ MIERDA ES ESTO!? ¿¡ACASO NO PUDO PROTEGERLO AL GOBERANDOR!?

Kirishima: ¿Noble Kirishima? Jajaja – rió desde un costado -. ¿En serio te creíste esa estupidez?

Ainz: ¿¡EH!?

Kirishima: A este viejo enfermo – señaló al Gobernador – lo tenemos secuestrado hace un mes. Lo obligamos a firmar la carta para que creas que yo era de confiar. Te traje como "regalo" a estos esclavos pero lo único que hiciste fue caer en la trampa.

Ainz: ¡IMPOSIBLE! ¡SÓLO UNA PERSONA DE MIERDA HARÍA ALGO ASÍ!

Kirishima: Jajaja, gracias, me halaga. Como verá, no soy un noble. Yo le debo lealtad a una sola persona y es a ella – señaló a Jiro, quien miraba orgullosa con una sonrisa -. ¡Le debo la lealtad a la capitana Jiro!

Ainz: ¿¡CAPITANA!? ENTONCES... USTEDES SON...

Jiro: ¡PIRATAS! – gritó alegre -. Kirishima, Bakugo, tus esclavos, yo... Todos planeamos en conjunto nuestro plan. ¡Todo gracias a que vos te creíste la firma que puso este imbécil en la carta! Jajaja – reía exageradamente.

Ainz: ¡GOBERNADOR! LAMENTO OIR ESO, NO SÉ POR LO QUE HABRÁ PASADO AL PUNTO DE TENER QUE VENDER SU HONOR.

Jiro: ¿Vender su honor? ¡Éste imbécil jamás lo tuvo! ¡Es una escoria! Lo obligamos a firmar diciéndole que si no lo hacía, nunca más iba a poder latigar o pegarles sus esclavos que liberamos, ya que le cortaríamos las manos. Lo obligamos a firmar diciéndole que si no lo hacía, nunca más iba a poder patear a los hombres mientras trabajaban, ya que le cortaríamos las piernas. Lo obligamos a firmar diciéndole que si no lo hacía, nunca más iba a poder violar a las niñas de las esclavas que tenía secuestradas, o si no... - apuntó su arma a la entrepierna del gobernador, haciendo que éste grite en pánico.

Ainz: ¡DEJALO IR!

Jiro: ¡NO! ¡Éste hombre es un maltratador, abusivo, pedófilo y asqueroso ser humano! ¿Y sabés que es lo peor de todo? ¡QUE CASI HACÉS QUE TU HIJA SE CASE CON ÉSTE SER ASQUEROSO! – gritó más enojada de lo que ya estaba.

Ainz: ¡NO METAS A MOMO EN ESTO, PIRATA DE MIERDA! ¡DEJÁ DE METERTE EN SU FUTURO!

Jiro: ¡JA! ¡ESTABA POR DECIRTE LO MISMO!

Momo: Jiro... - susurraba apretándose el pecho, teniendo muchos sentimientos encontrados.

Su padre iba a casarla con un hombre así de repulsivo. Si Jiro y los demás no hubieran frenado esto, su vida iba a ser deprimente. Iba a estar casada con un abusivo... pero ya no. Gracias a que Jiro lo frenó, ella sentía que su corazón latía libremente por primera vez en mucho tiempo. Momo sintió un inmenso alivio, el más grande que nadie había sentido en todo el caribe. Por eso, lloró. Pesadas lágrimas cayeron por sus mejillas mientras no dejaba de sonreír.

La noble y la pirata (JiroxMomo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora