-Sí, así es, el profesor Lupin lo sabe, acabo de salir de su oficina.
-¿Y si lo sabe por qué susurra como si fuera un secreto? -estaba enojado y tenía razón, le había insistido a su puerta toda la mañana aunque mi forma de tocar le debe haber avisado unas dos veces porque todavía me daba miedo que grite o se exalte.
-¡Porque no quiero que los demás sepan! ¡Por favor, tiene que ayudarme! El profesor Lupin me dio autorización pero usted es quien proteje los archivos, además tiene la llave ¡Por favor, por favor! si me dice que sí serán dos minutos, es más sólo serán unos segundos, lo prometo -alcé mi mano derecha y la coloqué sobre mi corazón, estaba apurada y si no conseguía ese acceso y no entregaba ese papel hasta antes de las cuatro me iban a despedir, faltaban veinte minutos para eso.
Él sólo me miraba, seguro con muy buenas ideas y palabras insultantes pero yo rogaba a Morgana que le haga acordar de aquella vez que me quedé hasta las tres de la mañana para ordenar todo lo que había quedado desordenado por los casos recientes de Mortífagos. Aquellos documentos eran la información más importante que existían en el mundo mágico para mandar a Azkaban a varias familias intocables y adineradas. Snape había tenido una reunión de liberación de cargos por culpa de Voldemort, ese mismo día donde acabé haciendo su trabajo.
Sí, yo aún soy practicante, aún aprendía pero ya tenía autorización de empezar a archivar e investigar.
Parra, como siempre, estaba con un humor de perros, si se daba cuenta del desorden, lo despediría.
No estaba segura si él lo sabía o si alguien le había dicho. Tenía que presionarlo porque era mi cuello el que peligraba, apenas mi sexto mes ¡Mi sexto mes, Merlín! no podía durar tan poco en las Oficinas del Ministerio y menos en el departamento de defensa donde pagaban mejor.
-Sabe que es inaudito y que no le daré la llave -Se puso de pie, de mala gana, apretó las palabras entre dientes -, yo iré con usted pero le cobraré caro ¿Me entiende? -apretó las palabras entre dientes, nunca me había entregado tantas sílabas en una sola conversación, no me dirigía la palabra desde la escuela, ni si quiera en la convivencia de cada quincena.
-Gracias, gracias, gracias ¡Sí, lo que quiera! -Le tomé el codo por inercia, mis manos temblaban, quería que sepa que me había salvado el pellejo.
-¡No me toque, Granger! Al menos no cuando tengo la levita puesta.
Me extrañé de eso y caminé detrás de él por el largo pasillo del departamento de defensa, me susurró porque la mayoría nos habíamos acostumbrado a hacerlo, la culpa era del director Parra quien era la pesadilla andante de todos, a quien si se le daba la gana, buscaba cualquier excusa para quitarte la mitad del sueldo del mes y como ahora pagaban bien, todos huían de él.
Me miró porque me quedé en silencio, veía su rostro alto de perfil a mí por mi izquierda. Caminaba apresurada a su lado, a él le gustaba dar grandes y veloces pasos.
-Entonces ¿Puedo tocarlo cuando no tiene la levita? -realmente quise saber qué quiso decir.
Snape rodó los ojos, eso significaba que no le había entendido.
-Esta levita no, es mi favorita, Granger -respondió rápido del ate de mí, antes de empezar a bajar la escalera de caracol al final del pasillo.
Ya frente a la puerta, después de haber bajado hasta el penúltimo y cuadrado escalón, me di cuenta que el acceso era demasiado angosto para dos personas, me refiero al cuadrado de reposo frente a la puerta del archivero.
Me puse nerviosa porque nunca había estado tan cerca él cuando estaba enojado.
-Tome -me mostró la llave al girarse y quedar frente a mí, mis ojos lo veían impacientes.
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SEVMIONE - Confía En Mí
FanfictionSevmione Historia Primero el presente y después el principio Severus y Hermione tienen algo que no se terminó de resolver