Cinco años después...
El tiempo a veces podía ser tan cruel, eso era lo que pensaba cada vez que su recuerdo me inundaba el pensamiento.
Muy cruel...
—¡Sonríe, mujer! Parece como si no quisieras estar aquí— lo sentí apretar mi mano. Alce la mirada para toparme con la suya, me sonreía con ese entusiasmo que siempre poseía.
—Austin, eso no es cierto —le asegure, pero realmente me había sorprendido sacándome de mi ensoñación. Llevó sus dedos a mi mejilla y pincho con cariño.
Austin era el chico con el que salía. Con el que llevaba ya medio año de "salir" si es que se le podía llamar de esa forma ya que era muy extraña la relación que llevábamos.
Era atractivo, muy atractivo, de eso no me quedaba ni una sola duda. Era un año menor que yo, y mitad del tiempo que compartíamos tenía un buen humor. Sus ojos verde claro destacaban bien con el tono blanco de su piel. Su pelo castaño siempre relucía con lo que trajera puesto, además tenía esa barbilla cuadrada que le lucía tan sexy.
Después de estar platicando e ignorando por media hora, me subí a su auto nuevo, el cual le habían regalado recientemente por qué había pasado el semestre de la universidad. Le habían regalado un deportivo que pasaba acelerando, sacándome unos cuantos sustos. Su familia tenía una muy buena posición económica. La compañía de su padre hacía negocios con la de mi padre, no sabía mucho qué exactamente hacían, pero en los negocios yo no me metía.
—¿Entonces qué dices? Estás dispuesta a dejar la cara larga y acompañarme-
Seguía insistiendo tan emocionado, como un niño chiquito que quería que lo llevarán al parqué.
—No lo sé. No estoy de humor el día de hoy— respondí suspirando las palabras algo cansada.
—Si puedo dar mi opinión, en realidad últimamente nunca estás aquí— me señalo hacia abajo y el momento entre él y yo. —En nuestro momento— soltó molesto.
—Perdón, la verdad es que ni yo sé por qué acepté el venir hoy contigo cuando no tenía ganas ni de salir de la cama. Me siento tan estresada y realmente no quería hacer nada el día de hoy más que ver una película y estar en pijama todo el día-
Gire los ojos hacia la ventana de mi lado. No me sentía bien, ya que esas llamadas me tenía inquieta. Unas llamadas que había estado recibiendo última en la noche. Eran así, el celular sonaba y contestaba y sólo podía escuchar su leve suspiro. Algo en mi decía que era Jean, pero él nunca me contestaba. Era extraño y algo loco, no entendía que diablos pensaba. Además después de irse nunca me había contactado.
—¿Qué es lo que te pasa?— aceleró el carro. —Últimamente siempre estás así, pasó algo en tu casa que te tiene tan marchita— sentí su mirada fija en mí que tuve que voltear mis ojos para verlo. Podía notar desesperación en su rostro. Me detuve en sus facciones, en verdad no entendía cómo un hombre como Austin quería estar con una mujer como yo. Él podía tener a tantas, incluso a esas hermosas rubias con porte de actrices de hollywood, todo lo contrario a mí. No me consideraba una mujer fea, pero tampoco era que destacara demasiado entre las mujeres que nos rodeaban, y a eso me refería a las hijas de los del círculo de mi padre o incluso de los padres de Austin. Yo más bien me consideraba una mujer común, mi cabello era oscuro, un tono café oscuro, mis ojos al igual eran cafés, mi figura tampoco era tallada por los dioses, podía decir que era normal. Mi madre siempre me decía que me parecía a mi padre. La verdad es que dudaba que se acordara de quien era, pero podía entender por qué yo no tenía parecido a ella.
—Lo siento tanto, mejor regrésame a casa, no quiero ser una carga para ti soy tan aburrida cuando estoy de este humor— respondí sincera ya que no quería arruinar su día.
