Me desperté agitada, la cabeza dándome vueltas y realmente casi no había podido pegar el ojo en toda la noche. La posibilidad de que estuviera embarazada me había acechado toda la noche. Después de la fiesta me haría una prueba de embarazo, ahora tenía que lidiar con ese circo.
Me levanté casi arrastrando los pies, me metí a la ducha quedándome mucho tiempo allí, las yemas de mis dedos empezaron arrugarse diciéndome que debía salir y enfrentar fuera lo que fuera que la vida me tenía preparada.
Después de un rato salí para cambiarme. Deje la habitación para encontrarme con Marian en la cocina, ya estaba sentada en la mesa tomando café. Alzó sus bellos ojos cuando me vio entrar por el marco de la entrada.
—Buenos días— dije con la voz débil.
Sentía que traía una enorme piedra en la espalda la cual me impedía hablar bien.
—Buenos días, ¿cómo amaneciste? ¿No tienes ascos?-
La miré sorprendida mientras me servía un poco de café. Aún yo no quería aceptar que podía estar embarazada.
—No, tal vez tienes razón y fue el encuentro con Jean lo que me dejó así— suspiré tomando de mi café.
—Bien, pero no podemos saltar a ninguna conclusión-
—Lo sé, esto es terrible y si resulta ser cierto, no sé qué voy hacer. Siento que debo irme de aquí, cambiarme de estado o incluso irme a vivir a otro país-
—¿Has pensado en Austin?-
Fruncí los ojos.
—No, pero lo que si tengo en claro es que si esto llega a ser cierto, terminaré con él de una buena vez, mi egoísmo se acaba aquí. No puedo seguir siendo así, amarrándolo a una relación que no le veo futuro-
—Quizá tengas razón-
—¿Nos vamos?— le dije tomando las llaves de mi auto. —Mi madre me advirtió que tenía que estar temprano en el Estate-
—Sí, vámonos. Oye, qué vestido me recomiendas para hoy-
—El morado, ese se te ve espectacular— le respondí con una sonrisa tratando de olvidar un poco todos los problemas. —Austin irá por ti, quedamos que él te recogería-
—Está bien, puedo llevar a mi novio-
La observé sorprendida. No entendía porque me pedia permiso.
—Claro que puedes-
—Es que cómo es una fiesta privada-
—Sí, pero tienes invitación, así que claro, lleva a tu novio, sirve que me lo presentas, quiero conocer al responsable de esas lindas sonrisas y esos suspiros-
—¿En serio hago eso?-
—A menudo— le sonreí.
Salimos del departamento, y después de dejarla en su casa me dirigí al Estate. Al entrar por la reja se podía notar el alboroto. Mi madre era tan extra. Habían camiones de todo y personas caminando de un lado a otro. Aunque la fiesta sería en el salón principal, todo tenía que lucir hermoso y eso incluía el jardín de enfrente, al único lugar dónde nunca le tocaban ni una maderita era a la casa principal, nunca se hacían fiestas ni nada ahí, solo la familia y el personal de servicio eran admitidos.
Estacioné mi auto en el garaje de la colección de autos de mi padre. Entré por la parte trasera al hogar que recientemente había dejado. Me asomé a la sala de la entrada y vi a mi padre sentado en su sofá leyendo el periódico. Entré a pasos lentos y me paré enfrente de él.
