Ethan Ross.
Collins, mi mejor amigo de toda la vida parecía no creer en lo que le estaba diciendo. Mantiene una expresión de incredulidad en el rostro, que, para ser sinceros, me causa demasiada gracia.
—¡Hombre, di algo! —pido comenzando a impacientarme —Un...no lo sé ¿felicidades?
—¡Mereces más que una felicitación! —exclama dejando las bolsas de comida a un lado para caminar en mi dirección —¡Amigo es sensacional! —me envuelve en sus brazos, gimo en cuanto su agarre se hace demasiado fuerte y termina estrechándome con fuerza.
—Ya, no tan fuerte —pido entre risas.
—Es completamente increíble, sabía que lo lograrías —asegura antes de abrazarme de nuevo. —Esto merece una celebración.
Lo observo caminar con prisa hacia la pequeña nevera que teníamos en el departamento.
—¿Ahora entiendes porque siempre hay que tener un par de cervezas? —inquiere con una sonrisa mientras toma las botellas. Lo observo moverse por el pequeño espacio, destapa los envases antes de hacerme un ademán para que me acerque a la mesa.
—¿No tenías que estudiar para un examen? —inquiero tomando asiendo en uno de los bancos —no quiero que por mi culpa termines reprobando.
Él hace un gesto para quitarle importancia.
—He estudiado suficiente durante toda la tarde —confiesa antes de darle un sorbo a la botella. —Pero no estamos celebrando por la cantidad de páginas que me he leído sino porque... ¡mi mejor amigo está en una jodida banda! —eleva los brazos gritando con emoción —¡Ethan serás una estrella!
—Supongo que, si todo sale bien, sí.
—Claro que todo va a salir bien —asegura, lo observo por un par de instantes antes de beber de mi botella. Luego, centro mi mirada en el vidrio. —¿Llamaste a tus padres?
Una mueca inmediata se posa en mis labios cuando escucho su pregunta.
—Sabes que no hablo con ellos desde que dijeron terminaría en las calles y que sería un muerto de hambre —le recuerdo. —No quiero llamarlos ahora que todo comienza a ir bien.
—Estaban preocupados —murmura —en ese entonces no hacías más que tocar en un viejo garaje con los chicos del barrio, Ethan, era normal que ellos no quisieran que te dedicaras a la música.
—Pero cuando conseguí el trabajo en la banda sonora, tampoco les pareció —objeto —aun cuando el sueldo era bueno. O al menos, lo suficiente como para permitir independizarme.
Mi amigo chasquea la lengua.
—Sí, bueno, no creo que nos esté yendo tan bien ahora —masculla.
Collins había accedido a mudarse conmigo a un pequeño departamento en el centro de la ciudad. Ambos nos ocupábamos de pagar el alquiler y los servicios, sin embargo, independizarme a una edad tan temprana también trajo consigo demasiadas deudas.
Así que gran parte de lo que gana siendo parte de la banda sonora se destinaba a eso, no era suficiente.
—Collins, esto va a mejorar —aseguro —Solo es cuestión de tiempo para que las cosas se acomoden de nuevo.
Él sonríe.
—Lo sé —afirma —porque somos asombrosos.
Una risa me invade mientras asiento.
—Precisamente —respondo. —Pronto podremos mudarnos tal vez a un lugar mejor, donde tengas un espacio adecuado para estudiar —una mueca se plasma en mis labios al ver la pequeña mesa en la que mi mejor amigo tenía que ingeniárselas para poder hacer todos sus pendientes de la universidad.
ESTÁS LEYENDO
The Last Desire
RomanceContinuación de la historia "Todo lo que nunca quise". No es necesario leer esa para entender este libro. Los sueños no siempre son los mismos, cambian, se hacen más grandes. Conforme los años pasan, parecen ser cada vez más inalcanzables, pero no...
