Ethan Ross.
Estar de gira era agotador, viajar de ciudad en ciudad, dando conciertos, firmando autógrafos y pasando gran parte del tiempo en asientos de aviones, conseguía consumirte.
Pese a eso, también era divertido. Los chicos y yo disfrutábamos al máximo esta gira. La manera en la que parecíamos habernos vuelto mucho más unidos, la confianza aumentó al pasar más tiempo juntos del acostumbrado, y todo marchaba bien.
Sin embargo, había algo en mí que no me permitía disfrutarlo del todo. Intentaba aparentar que estaba bien, que todo marchaba en orden, los chicos no tenían por qué preocuparse por mí. Suficiente tenían con sus propios problemas.
La presión, el cansancio, la fatiga del último par de meses, todo conseguía ser demasiado para mí. No imaginé que sería tan complicado.
—¿Así que le pedirás matrimonio a tu chica? —Alex rueda los ojos.
—Steph ¿no eres capaz de guardar un secreto? —inquiere Alexander con molestia. Steph se encoge de hombros.
—¿Qué esperabas que hiciera? No podía guardarme una noticia como esa—. Se excusa.
—Grace es una chica estupenda. —Interviene ahora Jake. —A mamá le agrada.
Alex sonríe.
—Teniendo en cuenta de que ya lo saben, creo que solo queda confirmarlo —responde con una leve sonrisa—. Estoy ansioso por volver, aunque sé que hace falta demasiado tiempo para eso.
—Amigo, es increíble que ella sea paciente con todo eso —él me observa con detenimiento —quiero decir, la fama, el tener que tolerar los comentarios de las fans, la distancia...es genial ver que han conseguido sobreponerse a eso.
—No es fácil —afirma —pero hemos trabajado duro para conseguir la relación que tenemos ahora, ella es mi pilar, creo que Grace es una parte importante de que siga en esto. Sin ella, probablemente no estaría aquí ahora.
—Espero algún día enamorarme como ustedes —manifiesta Jake mientras eleva la botella de cerveza.
Habíamos conseguido tener un par de días de descanso, antes de tener que continuar con los ensayos. Habíamos dado algunas entrevistas a medios locales, y gracias al cielo todas resultaron ser agradables.
La noticia de que Alexander Campbell quería proponerle matrimonio a su novia se esparció tan rápido como Steph quiso contarlo, Daniel y Colton habían sido los primeros en felicitar a Alex, quien parecía querer asesinar a nuestro amigo por revelar el "secreto".
—¿Alguna vez pensaron que estaríamos haciendo esto? —me atrevo a preguntar. La atención de los tres chicos se centra en mí—. Quiero decir, ¿se imaginaron que estaríamos recorriendo el mundo como una banda?
—Ni en mis sueños más locos —confiesa Jake mientras se acomoda en el sillón.
—Creo que me había resignado a que eso no pasaría —expresa Steph antes de darle un trago a su cerveza —tocar en una banda sonora parecía ser todo lo que podía conseguir.
Luego, los tres miramos a Alex.
—No imaginé poder estar en una banda, en realidad creo que no imaginé todo lo que ocurriría en mi vida en los últimos dos años —ríe un poco antes de continuar —pero creo que sin duda me alegra que lo hayamos conseguido.
—Claro que lo conseguimos, y nos queda largo camino por recorrer —asegura Jake. —El contrato dice cinco años ¿no es así?
Una carcajada grupal se apodera del ambiente. Nuestro tiempo se resume entre risas y bromas, y mucha comida para nada saludable que, si Margot Pierce estuviese aquí, probablemente ya nos hubiese dado el regaño de nuestras vidas.
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The Last Desire
RomansaContinuación de la historia "Todo lo que nunca quise". No es necesario leer esa para entender este libro. Los sueños no siempre son los mismos, cambian, se hacen más grandes. Conforme los años pasan, parecen ser cada vez más inalcanzables, pero no...