Alexander Campbell.
Me encuentro nervioso, tan nervioso como probablemente nunca antes me había sentido en una presentación. Los chicos parecen estar en el mismo estado, Stephen muerde la uña de su dedo pulgar, Ethan juega con las baquetas mientras camina de un lado a otro, y el único que parece cuerdo, es Jake.
Hoy, después de largos meses de preparación, sería nuestro primer concierto oficial como banda.
Hoy nos presentaríamos como: The Last Desire.
—¡A sus puestos! —El grito de Colton nos sobresalta —¿Qué están esperando? —cuestiona cuando nota que no nos movemos de nuestro lugar —¡Necesitan ir hacia las plataformas!
Nos apresuramos a llegar hasta ahí, me coloco en mi lugar, justo en el centro. La plataforma de los demás chicos está a tan solo un metro de distancia uno del otro, el estruendoso ruido consigue escucharse, y una sonrisa se posa en mis labios cuando el conteo comienza.
—¿Listos? —Steph asiente, acomodándose la guitarra en la espalda.
—Listos —responde Jake.
—Arrasaremos con todo —asegura Ethan. El conteo llega a su fin, y las plataformas comienzan a moverse. Me sujeto del pequeño barandal que la plataforma posee, y cierro los ojos.
Un par de explosiones de luz se producen a cada costado del escenario cuando nos encontramos arriba, y el grito eufórico nos recibe.
—¡Buenas noches Nueva York! —mi voz se escucha claramente por los altavoces, un rugido emocionado llena la estancia, es ensordecedor, pero es completamente maravilloso.
—¿Están listos para un gran espectáculo esta noche? —la voz de Stephen se hace escuchar, un par de sujetadores caen sobre el escenario, y no retengo la sonrisa cuando Steph camina hasta tomar uno de ellos, y lo lanza de regreso al público.
El sonido de la batería se escucha, miro sobre mi hombro, Ethan está comenzando a tocar la primera canción del primer álbum que habíamos lanzado hace aproximadamente un mes atrás.
Mis dedos se mueven sobre las cuerdas de la guitarra, pareciendo cobrar vida mientras disfruto del sonido que proviene de ellas, me acerco al micrófono cuando debo comenzar a cantar, y lo hago sin dudarlo.
Mi voz se escucha, resuena por cada bocina mientras cierro los ojos. Mientras siendo la adrenalina correr por cada vena de mi cuerpo, produciendo una sensación de éxtasis.
Luego viene el turno de Stephen, el deja la guitarra a un lado para aferrarse al micrófono, canta con fuerza, dejando el sentimiento en cada palabra que pronuncia.
Jake y yo compartimos una mirada y una sonrisa divertida se filtra en mis labios cuando entiendo lo que quiere hacer. Un asentimiento es todo lo que necesita para abandonar su lugar, y correr hacia donde me encuentro. Elimina los escasos metros que nos separan y juntamos las guitarras, tocando exactamente los mismos acordes.
Y luego el silencio, la voz de Ethan se deja oír, justo en el coro de la canción. Ethan Ross poseía por mucho una voz más serena que la de los demás, era esa clase de voz que admirabas, no necesitaba esforzarse para impresionar.
Y de un momento a otro, cuando Jake coloca el micrófono hacia el público, un cantar a coro nos sorprende.
Es increíble, la magnitud de las voces uniéndose para cantar nos deja maravillados.
Increíble.
Es la palabra que consigo leer en los labios de Steph antes de que mi amigo regrese su atención al público, tomo la guitarra, tocando un par de acordes antes de que las cuatro voces, se dejen oír.
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The Last Desire
RomanceContinuación de la historia "Todo lo que nunca quise". No es necesario leer esa para entender este libro. Los sueños no siempre son los mismos, cambian, se hacen más grandes. Conforme los años pasan, parecen ser cada vez más inalcanzables, pero no...