Soy el Seungmin de este mundo - Hyunmin

Capítulo 9 - ¿Qué pasa?

Hasta ese momento los dos sirvientes se miraban esperando una respuesta a lo que estaba diciendo Dahyun.

—¿¡Qué están esperando?! ¡Tenemos una fiesta de compromiso que preparar! Ya he mandado a traer a Jake y a Sunghoon, pronto estarán aquí —en toda su palabrería estuvo arrastrando la sábana de la cama de Seungmin, arrollándola —¿Por qué se ven asustados, chicos? Esta es la noticia que todos estábamos esperando ¿verdad, Seungmin? —miró al pelinegro con desprecio.

—E-Eh sí señora —ambos sirvientes comenzaron a alistarse rápidamente y escucharon como los pasos de Dahyun se alejaban para luego azotar la puerta.

—Seungmin, ¿qué rayos está pa... —paró cuando vio que el rostro de su amigo empapado en lágrimas, aquella vista rompió su corazón. Así que silenciosamente se acercó y lo apretó contra su cuerpo y acarició suavemente su cabello como si su menor fuese un bebé.

—No... No puede ser In, Hyu-Hyunjin me-me dijo... —aquel nudo en su garganta le impedía hablar correctamente, por lo que optó por ser reconfortado.

Después de palabras confortadoras y caricias, ambos jóvenes salieron de la habitación y se encaminaron hacia donde se escuchaba el bullicio de los sirvientes de la mansión, llevaban y traían todo tipo de objetos; platos, flores blancas, las telas más finas e infinidad de cosas más. Todo esto le confirmaba aún más que todo lo que había dicho en la mañana Dahyun era verdadero.

—Qui-Quiero ver a Hyunjin, In —Seungmin se dirigió al menor con decisión, este asintió y juntos recorrieron el camino hasta la habitación real de Hyunjin. Seungmin se debatió en tocar la puerta, pero sus deseos fueron más fuertes y tocó tres veces.

Del otro lado había un intenso silencio, como si no hubiese nadie, pero a los pocos segundos sintieron los pasos de alguien aproximándose y luego se abrió la puerta mostrando a un rubio sin camisa, algo que lo hizo sonrojar.

—¿Qué quieres? —salió de los labios de su amado y le dolió la forma en que se dirigió a él, seco y desinteresado, como si hubiese visto a un extraño.

—Vengo a hablar contigo —hizo lo mejor para no titubear. 

Hyunjin se quedó callado por un momento y luego asintió, haciéndose a un lado para dejarlo pasar, Seungmin miró a su amigo y le dijo que lo buscaría luego. Con su cuerpo tenso y ansioso entró a la habitación, la cual se encontraba oscura con solo unos pequeños rayos que se colaban por las cortinas. El sonido inesperado de la puerta cerrándose hizo que diera un pequeño salto, pero le calmó ver como Hyunjin se acercaba hacia él.

—Jinnie... Hyunjin, po-podrías explicarme qué está pasando? 

—¿A qué te refieres? —preguntó el mayor.

—Todo ha sido muy confuso... Dahyun ha dicho que te vas a casar con Jisung...

—Bueno, ¿Y qué clase de dudas tienes si lo más evidente se ha dicho? No creo que un simple sirviente... como tú, deba reprocharme algo, a mí, a tú príncipe —cada palabra fue como una daga en el corazón de Seungmin. Él lo sabía, no pudo ser tan bueno como pensaba.

—Creí que te-teníamos algo especial... habías dicho que no era un sirviente para ti.

—No quiero más palabra sobre el asunto, vete a hacer tus deberes con mi matrimonio —no pudo aludir la orden, ese "algo" dentro suyo le obligaba a obedecer, por ende salió de la habitación en silencio.

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—¡No puedo creer que esté funcionando! todo está saliendo a la perfección —Dahyun elevaba sus brazos hacia el techo y casi saltaba de la emoción, podía sentir que tenía el mundo en sus manos aunque usara a su propia hijo como aquella moneda que le garantizaría en éxito.

—Me alegra que estés feliz, sabes que haré lo que sea para ver esa sonrisa en tu rostro... aunque me hubiese gustado hacerlo de otra forma, debo agradecerte a ti Yurim, fuiste la solución a nuestros problemas —dice Kyungju dirigiéndose a la chica que se encontraba en la misma habitación.

—Señor Han, yo solo soy una humilde bruja a la cual es todo un honor servir a personas tan importantes como ustedes, además yo solo proporciono unos pequeños encantos, realmente las mentes detrás son ustedes señores —dijo haciendo una reverencia.

—Y aún deberás ayudarnos querida, nos prometiste hacer el hechizo que has aplicado al príncipe y a nuestro hijo permanente. 

—Así es señora Dahyun, pero los ingredientes son costosos o muy difíciles de encontrar, por lo tanto, necesito al rededor de dos semanas para crearlo.

—No importa el tiempo, lo que importa es que nuestro hijo obtenga la corona Yurim. Descansaré el día en que esos dos se casen y los bastardos de Minho y Seungmin sufran.

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Jeongin caminaba por los pasillos del castillo cargando entre sus manos algunos manteles que se iban a usar para ese mismo día en la fiesta de la anunciación del compromiso del príncipe y Jisung, su cabeza aún procesaba todos los sucesos de ese día y había algo que le incomodaba mucho, pero no sabía qué. Se suponía que Hyunjin gustaba de su amigo, ¡Él mismo los había visto! y juró ver la verdad y hasta el amor en los ojos del príncipe cuando estaba con Seungmin. Aún recuerda como el día anterior había llegado con marcas de la unión de ambos en su cuerpo y vio cómo el príncipe fue protector con él ¿Qué había pasado?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando en el extremo del otro pasillo vio como una figura conocida pasaba casi corriendo y sin dudarlo más se dirigió hasta Minho y lo tocó por el hombro.

—Minho...

—Jeongin... é-él... cómo... cómo pudo pasar esto?- 

—No lo sé, Minho, pero tenemos que encontrar una solución.

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