Capítulo 19 - Donde pertenezco

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Seungmin's pov

—Niño, ve por más cervezas, sirve para algo —la voz ronca de mi tío invadió la privacidad de mi pequeño cuarto.

Dejé los libros con cuidado en la cama y salí de la habitación, tomé el poco dinero que había en la barra de la cocina y salí rumbo a la tienda de conveniencia más cercana.

Mis pies pesaban y mi espalda dolía.

Esa era mi vida...

Me vi en el espejo esa mañana y mi aspecto no podría ser más enfermizo. Mis párpados estaban caídos y grandes bolsas oscuras se acumulaban bajo mis ojos sin brillo y mi piel parecía sin vida. Nuevamente sentía todos los dolores que sufría y que me encantaría no sentir nunca. Algo se sentía vacío, necesitaba un pequeño cuerpo arrullado en mis brazos y el aroma característico de bebé inundó mi nariz. Extrañamente veía ojos azabaches por todos lados, esperando escuchar una dulce voz, pero en lugar de eso solo veía gris.

Entré a la tienda que estaba abierta las veinticuatro horas del día ya que eran casi las tres de la madrugada y me dirigí al conocido puesto de las cervezas, tomé uno de los paquetes y con manos temblorosas lo llevé hasta la registradora donde estaba sentado un chico castaño claro, en su uniforme decía Changbin.

Me sonrió con tanto entusiasmo que sentí que la tienda brillaba y me sentí cálido.

¿Qué está pasando?

Pasó las cervezas y me cobró, le di el dinero, tomé la bolsa y me despedí con una venia leve. Si no volvía rápido, otro moretón aparecería en cualquier parte de mi cuerpo mañana.

Aceleré el paso, con el único objetivo de llegar, pero sin darme cuenta tropecé con algo en el suelo y caí de bruces sobre mi trasero. Quise quejarme y hacer un berrinche para mi mismo, pero el objeto tirado allí me detuvo.

¿Qué hacía el libro que estaba leyendo ahí en medio de la calle? ¿Y por qué brillaba?

Las letras del título se iluminaron en un color dorado y las páginas parecían estar quemándose.

—Seungmin — una voz cantarina interrumpió mis pensamientos. Volví la mirada y ahí estaba el chico de la tienda. — Creo que te has perdido.

—¿Perdido? Me crié aquí —le respondí.

—Sabes que no es lo que quiero decir —sonrió ladino. —El tiempo corre Seungmin, elige sabiamente.

¿Elegir?

—¿Elegir? —el chico sonriente asintió y le señaló el libro.

—Mira por ti mismo.

Dudoso abrió el libro y lentamente las letras quedaban grabadas en las páginas.

"Heo Soobin se hizo con su venganza y las tiernas lágrimas de Jisung rodearon los inertes cuerpos de los que fueron sus amigos y su amado esposo."

"El príncipe Hwang, con el que juró amor eterno, sucumbió bajo el poder del brujo maligno."

—¡No! —cerró el libro de golpe.

—¿Ahora lo entiendes, Seungmin? —un intenso dolor se apoderó de sus sienes haciéndole cerrar con fuerza los ojos y llevar sus manos a su cabeza en un intento de aminorar el dolor, pero fue inútil.

Las imágenes de Hyunjin llenaron su mente.

Cuando le miró por primera vez. Su primera conversación. Cuando le llevaba hermosas flores y le invitaba a recorrer todo el jardín. Su primer beso. Su primer "me gustas". La vez que Hyunjin juró liberarlo y formar una familia y la vez en que consumaron su amor tendidos en la cama llenos de pasión.

No tengo nada qué elegir, yo sé dónde pertenezco.

—¡Quiero volver! —Changbin le miró con orgullo y se inclinó frente a él, tomó su mano y los viró hacía el libro.

—Te estábamos esperando, Seungmin —de las páginas del libro salió una luz totalmente blanca, envolviéndole, sentía sus cabellos girar en distintas direcciones y un fuerte viento que le obligó a cubrirse con los antebrazos.

¡Seungmin! —un desgarrador grito hizo que abriera los ojos.

Ahí estaba todavía, arrinconado en el suelo con cristales esparcidos a su al rededor y con un terrible dolor por todas partes. Trató de reincorporarse, pero sus huesos crujieron.

—¡Seungmin! —los gritos de los chicos le recordaron que aún estaban encerrados y él aún estaba vivo. Juraba que estuvo inconsciente varios minutos. Buscó con la mirada a la bruja que en ese momento le daba la espalda. Y allí estaba Changbin.

¡Pudo escapar!

Vio que ambos intercambiaban varias palabras, pero eso le importó menos, debía salvar a los chicos.

—Usar el espíritu de tu hermano fue un acto sucio y bajo querida, no creí que él estaría en esa varita.

—Oh Changbin, hay muchas cosas que no sabes. Como su hermana obviamente me di la labor de completar las voluntades de mi hermano, recuperar su alma no fue fácil.

—Sabes que el alma de tu hermano estaba invadida de fuerzas obscuras, no creo que seas tonta. Tratar de torturarme con eso... nunca te lo perdonaré —dicho esto pronunció unas palabras y luego de su varita salió un rayo completamente rojo, pero Yurim hizo lo mismo y logró que su magia colapsara con la contraria, dejándolos en una lucha interna en donde el límite iba de un lado a otro.

—¡Mataré a Han Jisung y voy a destruir este reino!

Si hace unos momentos Seungmin se sentía fatal, ahora mismo pensaba que su cuerpo pesaba una tonelada. Los cuadros que aún estaba colgados, temblaban de manera alarmante, amenazando con caer y así mismo con las hermosas vitrinas con valiosos objetos dentro.

Seungmin llevó la mirada al cuarto donde estaban encerrados los demás y allí se encontró con aquellos hermosos ojos que le miraban aterrados y que casi juraba que le hablaban. Una extraña barrera azul bloqueaba la puerta y sabía que esa magia venía de la varita de Soobin.

Aún después de haber muerto hace de las suyas.

Con la poca fuerza que tenía, logró levantarse y tomar un afilado trozo de vidrio que justo estaba a su lado y aprovechó la distracción de la bruja para acercarse poco a poco. Agradecía que Changbin también trataba de distraerla diciéndole cosas acerca de su hermano haciendo que esta enloqueciera aún más.

Siseó de dolor cuando sintió que aquel trozo de vidrio se enterraba poco a poco en el dorso de su mano y sentía que pequeñas gotas de sangre se deslizaban por su brazo.

"Seungmin debe morir" Una voz lejana se infiltraba por sus oídos.

"El Seungmin original debe morir"

Con más determinación apretó el trozo de vidrio y negó.

—No... lo he decidido —avanzó con pasos pequeños.

—Yo... —frunció el ceño viendo atentamente la espalda de la bruja —Soy...

—¿Eh? —la bruja bramó y se volteó hacia él, trató de quitarse, pero Seungmin fue más rápido enterrando el trozo de vidrio en el costado de su cintura.

Yo soy el Seungmin de este mundo.

"No lo hagas"

Seungmin corrió hacia la varita que había caído varios metros lejos del cuerpo inmóvil de Yurim y la tomó entre sus dos manos llenas de sangre.

"¡No lo hagas!"

Ignorando aquellas voces, tomó impulso y la rompió contra su rodilla, provocando que rayos azules fueran expulsados y que la barrera que aún mantenía a los chicos encerrados fuera deshecha.

Cayó rendido al suelo sobre sus rodillas y justo después fue apresado en la calidez de aquellos brazos que bien conocía. Hyunjin estaba a su lado.

—Lo has hecho muy bien amor mío.

Soy el Seungmin de este mundo - HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora