Embarazada. Danna Mstisláv Gonzalves cree que está embarazada. Embarazada de Alan Martínez . Con dieciséis años.
Son las ocho de la mañana, y estoy procesando la información. Danna Mstisláv Gonzalves, de dieciséis años, perdió su virginidad con un tío que es un gilimbécil. Sí, gilimbécil como Dexter le dijo a Cassidy Donovan en KissMe #1: The Deal. No te la has leído, pues hazlo, está de muerte.
Pues continuando con los hechos, Danna Mstisláv Gonzalves, de dieciséis años, perdió su virginidad con Alan Martínez, el bombonazo rubio, modelo y más imbécil de la Tierra, y para colmo, cree que está embarazada.
—¿Estás segura?— pregunto—. Que conste que la primera vez que me follé a Nando, yo también pensé que estaba embarazada.
—Bueno— responde Danny—, mi menstruación se ha retrasado, y además, desde hace una semana, tengo náuseas, me dan mareos, y tamién tengo unos cambios de humor de la hostia.
Mierda, mierda y recontramierda. En serio que esos síntomas son de embarazo, pero a lo mejor el nerviosismo por el retraso de la regla es el que la tiene así. Pero no la voy a dejar sola, porque Danny es mi mejor amiga.
—Danna Mstisláv, cuando nos bajemos del coche en la escuela, tu culito nervioso y yo, nos vamos a un puto hospital. ¿Entendiste?
—Si M— dice nerviosa—. Entendí.
El resto del camino es silencioso. Cuando nos bajamos en la entrada de la escuela, nos despedimos del chófer de Danny.
—Oye— le toco el hombro a Danny—, ¿este tío buenorro que tienes de chófer habrá oído algo de lo que hablamos?
—No— responde ella—. Dylan va todo el tiempo escuchando música. Sabes que a mi madre no le gusta que el chófer se entere de las cosas que hablamos en el auto.
—Bueno.
—¿En qué nos vamos, y a dónde vamos?
—Podemos pedir un taxi— propongo—. Traigo dinero y hasta el Hospital Central no nos deben cobrar mucho.
—Sí, pero un taxi demorará al menos una hora en llegar, y recuerda que a las 8:30 pasa el gilipollas de Martínez viendo si queda alguien en los alrededores.
Bueno, bueno. Ahora Martínez es el gilipollas. Es el tío un poco majete. Pero ahora que nuestra querida Danny puede estar embarazada de su hijo mediano, es el Gilipollas Martínez.
—Bueno— señalo—, si tienes una idea mejor, te escucho.
—Pues...
En ese mismo instante, se para delante de nosotras un Audi R8 plateado. Pedazo de coche. Cuando baja la ventana trasera, un sonriente Alex aparece.
—Guten tag— saluda—. Así dicen en Alemania, ¿o no?
—Guten tag— respondo.
Ahora me pregunto cómo cojones sabe Antonio que soy medio alemana.
Coño, se lo dije ayer.
—En serio, ¿qué haceis aquí paradas?
—No vamos a entrar a clases.
—¿Puedo saber el motivo?— interroga. Este tío es detective privado o que cojones.
—Yo necesito ir al hospital. Necesito una receta para unas pastillas.
—Puedo llevarlas— propone.
—No, no es necesario— me apresuro a contestar—. Es tu segundo día en el insti, y no es muy bueno que te pierdas las clases por nuestra culpa.
—Mila—pronuncia mi nombre suavemente —, los amigos estamos para apoyarnos
Amigos. Ha dicho que somos amigos. Realmente no nos conocemos. Pero bueno.
—Vamos mujer— guiña un ojo—, si ustedes se pierden las clases de hoy, yo también.
—Bueno, a tanta insistencia —accedo con una sonrisa —. Gracias.
Danny y yo subimos al coche. Y vaya pasada de coche.
El interior del coche es de un gris oscuro. Los asientos son gris claro, con detalles negros. En la parte delantera, el chófer, que viste un elegante traje, que me recuerda al del botones del Hotel Sensation, uno de los hoteles de la cadena Prazer.
Me siento en el medio, para que Danny vaya cogiendo aire. Pobre debe estar nerviosa.
—Hey, Mila —me llama Alex —. ¿En serio crees que Tessa debería perdonar a Hardin?
— ¿Qué? — pregunto desconcertada.
—En After, el libro que me dijiste —me aclara él —, ¿crees que Tessa debe perdonar a Hardin después de la apuesta?
— ¿En serio te has leído After?
—Sip —responde —. De hecho ya empecé el segundo libro.
— ¿Qué? —suelto —. Son 1800 páginas, y te lo has leído en una noche.
—Me gustó —admite —. Te juro que pensé que sería otro libro guarro con más sexo que historia, pero tiene cosas bonitas, y detalles que me encantan. Aunque te juro que me aburre la historia de la empollona que llega virgen a la universidad.
—Ser virgen no es malo, ¿verdad Danny? —murmuro tratando de incorporarla a la conversación.
— ¿Eh? —musita —. Lo siento tía, estoy en otro mundo.
—Tranquila — le aseguro —. Todo se resolverá.
Alex frunce el ceño, pero no pregunta. Al parecer, sabe lo que hace.
Cuando llegamos al hospital, recibo un mensaje de mi madre
Mein Mutter: Me ha llamado el director diciendo que te has ausentado.
Me cago en la puta. Rápidamente le respondo: Estoy en el hospital. Antes de llegar a la escuela vomité y Danny me acompañó.
Al instante me responde: ¿Estás bien cariño? Cuando salgas me llamas.
Yo: Está bien mamá. Ahí viene el doctor. Besos
Entramos en la consulta de Ginecología, y de manera urgente le pido a la doctora que le haga un test de embarazo a Danny.
—Mire, señorita Mstisláv, aquí tiene el predictor —dice la doctora Sánchez entregándole a Danny una caja —. Usted puede acompañarla al baño señorita Schneider —me recomienda —. Está muy nerviosa y puede desmayarse.
—Está bien —asiento —. Vamos —jalo a Danny por el brazo.
Cuando regresamos del baño, donde casi le pego un guantazo a Dann porque no paraba de decir que está jodida, le dejamos el test encima de la mesa a la doctora.
—Bueno —indica la doctora —, toca esperar cinco minutos.
Programo mi celular para que suene en cinco minutos
—Mila —me mira Danny con sus ojos verdes cristalizados por las lágrimas —, ¿qué voy a hacer si estoy embarazada?
—Bueno —señalo —. Primero, esperemos a ver que lanza ese puto test, y después, veremos, pero te prometo que pase lo que pase, te voy a ayudar —le aseguro.
Mi teléfono empieza a sonar. Han pasado ya los cinco minutos. No sé cuál de las dos está mas nerviosa.
La doctora mira el test, lo mira y lo mira. Un silencio sepulcral reina en el pequeño consultorio pintado de blanco.
—Bueno señorita —anuncia la doctora —, me alegra informarle que usted no está embarazada.
Esas palabras son las que he querido oír desde la mañana. Esto es como si me sacaran el aire que he estado conteniendo desde la mañana.
Danny está eufórica, ya se ha parado y ha abrazado a la doctora.
—Gracias, gracias, gracias —repite sin parar.
—Viste boba.
—Doctora —dice Danny —, pero la falta de la regla, los mareos y lo vómitos, ¿por qué son?
—Puede ser algo en mal estado que comiste —señala la doctora —, y la falta, puede ser estrés. Además, en las muchachas jóvenes, a veces es normal un pequeño retraso. Ahora, pasen con el doctor Ramírez, para que te recete unas gotas para el estómago —explica —. Y Danna...
—Sí —responde ella.
—Habla con tu madre —sugiere —, para que cuanto antes, te pongamos un tratamiento de anticonceptivos o un DIU, y el preservativo siempre, OK. Así evitamos estos sustos.
—Muchas gracias doctora —responde Danny.
—Señorita Schneider —me llama la doctora —, aquí tiene sus pastillas.
—Muchas gracias Raquel.
—Por nada querida. Salúdame a tu madre.
—Está bien. Ahora voy a pasar a buscar las gotas para el estómago, que yo he vomitado también.
—Cuídate mucho, cariño.
—Gracias.Aisssss que alivio, madre mía.
Este capítulo me da sentimiento por amigas mías que han pasado por lo mismo que Dann Dann.Bueno, después de la tormenta viene la calma, o otra peor.
Después de esta ni una ni otra.
Se vienen sorpresas.Saludos perrísimos
Nelh
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Un Sueño Hecho Realidad (Trilogía Soulmate #1) [En Progreso]
Teen Fiction"Amarme a mí primero, es más importante que amarlo a él, porque si no me amo a mi misma, no puedo ofrecerle a él un amor verdadero" Mila Schneider