XXXII

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Serim.

—¿Cómo te metiste en este desastre?—

WonJin y yo estamos parados en el borde de mi cama, mirando hacia WooBin y Allen. Están dormidos. Allen está abrazando a WooBin en el lado izquierdo de la cama, porque el lado derecho ahora está cubierto con el vómito de WooBin.

Suspiro.—Estas han sido las doce horas más largas de mi vida.—

WonJin asiente, luego me palmea fuertemente en la espalda.—Bueno—me dice por señas.—Me gustaría quedarme y ayudarte a cuidarlos hasta que se repongan, pero preferiría fingir que tengo algo mejor que hacer e irme. —Se da la vuelta y sale de mi habitación cuando TaeYoung entra.

—Me voy—me dice por señas.—Saqué mis cosas de la habitación de Allen.—

Asiento y lo observo cuando sus ojos caen en Allen y WooBin.

—Me gustaría poder decir que fue divertido conocer a Allen, pero tengo el presentimiento de que ni siquiera conocí al verdadero Allen.—

Me río.—Créeme, no lo hiciste. Quizás la próxima vez.—

Me dice adiós con la mano y sale de mi habitación.

Me doy vuelta y los miro, las dos mitades de mi corazón, abrazados fuertemente en una cama de ironía.

«...»

Pasé toda la mañana ayudándolos mientras alternaban entre el cesto de basura y el baño. En el almuerzo, el vómito de Allen se había calmado y regresó a su propia habitación. Ya está anocheciendo ahora, y estoy alimentando a WooBin con cucharitas de líquido, y obligándolo a tomarse la medicina.

—Sólo necesito dormir—me dice por señas.—Estaré bien.—Se da la vuelta y se cubre con las sábanas hasta el mentón.

Acarició su cabeza, luego pasó una mano por su hombro, donde trazó círculos con mi pulgar. Sus ojos están cerrados ahora y está acurrucado en posición fetal. Se ve tan frágil en este instante. Me gustaría poder envolverme a su alrededor como una capa protectora y protegerlo de cada cosa que este mundo le ha lanzado.

Miro hacia mi mesita de noche cuando la pantalla de mi teléfono se ilumina. Meto las sábanas más seguras alrededor de WooBin y me inclino hacia delante y besó su mejilla, luego extiendo mi mano en busca del teléfono.

Allen: "No es que no has hecho suficiente, pero ¿Por favor podrías decirle a WonJin que le baje el volumen al porno?"

Me río y le mandó un mensaje a WonJin.

Yo: "Bájale el volumen al porno. Está tan fuerte que incluso yo puedo escucharlo."

Me pongo de pie y caminó hacia la habitación de Allen para ver cómo está. Se encuentra tendido sobre su espalda, mirando el techo. Me siento en el borde de su cama, extendiendo mi mano hacia su rostro y echó hacia atrás su cabello de su frente.

Él inclina la cabeza hacia mí y sonríe, luego agarra su teléfono. Su cuerpo está tan débil que lo hace ver como si el teléfono pesara cincuenta kilogramos cuando trata de mandarme un mensaje de texto.

Le quito el teléfono y niego con la cabeza, haciéndole saber que sólo necesita descansar. Coloco el aparato en su mesita de noche y dirijo mi atención de regreso a él. Su cabeza está relajada contra la almohada. Paso mis dedos por una sección de su cabello negro, admirando lo suave que es. Él inclina su rostro hacia mi mano hasta que su mejilla está descansando contra ella. Acaricio su mejilla con mi pulgar y observó mientras sus ojos se cierran. La letra de la canción que escribí sobre él pasa rápidamente por mi mente:

Mi perfume te confundirá
Nadie sabe de esta historia
Caes en la profundidad de ese lugar desconocido
Cariño, bésame.

¿En qué clase de hombre me convierte eso? Si no puedo evitar enamorarme de otro chico, ¿Acaso merezco a WooBin? Me niego a responder eso, porque sé que si no merezco a WooBin, tampoco merezco a Allen. El pensamiento de perderlos a cualquiera de los dos, o peor... a los dos, es algo que no tengo el valor de contemplar. Levanto mi mano y trazó el borde del rostro de Allen con la punta de mis dedos, pasandolos por la línea de su cabello, por debajo de su mandíbula y por arriba de su mentón, hasta que alcanzan sus labios. Lentamente trazo la forma de su boca, sintiendo las cálidas ondas de aliento pasar por sus labios cada vez que hago un círculo a su alrededor. Él abre los ojos y la piscina de ese familiar dolor flota detrás de ellos.

Levanta una mano hacia mis dedos. Los coloca firmemente en su boca y los besa, luego aleja nuestras manos, colocándolas en su estómago.

Estoy mirando hacia ellas ahora. Abre la palma de la mano, yo hago lo mismo, y las presionamos juntas.

No sé mucho sobre el cuerpo humano, pero estaría dispuesto a apostar que hay un nervio que pasa directamente desde la palma de la mano, justo hacia el corazón.

Nuestros dedos están extendidos hasta que él los enlaza, apretando suavemente cuando nuestras manos se conectan completamente, entrelazadas.

Es la primera vez que sostengo su mano.

Miramos nuestras manos por lo que se siente una eternidad. Cada sentimiento y cada nervio están centrados en nuestras palmas, en nuestros dedos, en nuestros pulgares, de vez en cuando rozándose de atrás hacia delante uno sobre otro.

Nuestras manos moldeadas a la perfección, al igual que nosotros.

Allen y yo.

Estoy convencido de que las personas se cruzan con otras en la vida, cuyas almas son completamente compatibles con las suyas. Algunos se refieren a ello como amor verdadero. Otros creen que sus almas son compatibles con más de una persona, y estoy empezando a entender cuán cierto eso podría ser. He sabido desde el momento en que conocí a WooBin, hace años, que nuestras almas eran compatibles y todavía lo son. Eso ni siquiera se cuestiona.

Sin embargo, también sé que mi alma es compatible con la de Allen, pero es mucho más que eso. Nuestras almas no sólo son compatibles... están en perfecta armonía. Siento todo lo que él siente. Entiendo cosas que ni siquiera tiene que decir. Sé que lo que necesita es exactamente lo que puedo darle, y lo está deseando poder darme es algo que ni siquiera sabía que necesitaba.

Me entiende. Me respeta. Me sorprende. Me predice. Nunca, ni siquiera una vez, desde el instante que lo conocí, me hizo sentir como si mi incapacidad para oír fuera siquiera una incapacidad en absoluto.

También puedo saber, con sólo mirarlo, que se está enamorando de mí. Sirve como una prueba más de que necesito hacer lo que debí haber hecho hace mucho tiempo.

Muy renuentemente me inclino hacia delante, llegó a la mesita de noche y agarró un bolígrafo. Alejo mis dedos de los de él y abro su palma para escribir:

Necesito que te mudes.

Cierro sus dedos sobre su palma para que no lo lea mientras lo estoy observando, y me alejo, dejando atrás una mitad entera de mi corazón mientras me voy.

Fine ||Sellen||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora