XLIII

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Serim.

—Dame las malditas llaves, Serim—me dice WonJin con señas.

Niego con la cabeza calmadamente por tercera vez en cinco minutos.

—Te daré las llaves cuando me digas dónde vive.—

Me mira furiosamente, aún rehusandose a rendirse. He tenido sus llaves por la mayor parte del día, y arderé en el infierno si se las entregó antes de que me dé la información que necesito. Sé que han pasado seis semanas desde que WooBin rompió conmigo, pero no he sido capaz de dejar de pensar en cómo todo lo que he hecho afectó a Allen. Necesito saber si está bien. No me he contactado con él en todo este tiempo simplemente porque no estoy seguro de lo que le diré cuando eventualmente lo vea. Todo lo que sé es que necesito verlo, o probablemente nunca dormiré de nuevo. Han pasado más de seis semanas desde la última vez que dormí bien, y mi mente necesita consuelo.

WonJin está sentado al otro lado de la mesa, por lo que devuelvo la atención a la computadora frente a mí. A pesar de que quiero culpar a las computadoras por lo que sucedió en las semanas pasadas, sé que todo es mi culpa, así que tuve que soportarlo y comprar una nueva. Aún dependo de una computadora para conseguir un salario, desafortunadamente.

WonJin se estira por encima de la mesa y cierra de golpe mi portátil, forzándome a mirarlo.

—No conseguirás nada bueno al ir a verlo—indica con gestos.—Solo han pasado seis semanas desde que tú y WooBin terminaron. No voy a darte la dirección de Allen, porque no necesitas verlo. Ahora dame mis llaves, o me llevaré tu auto.—

Sonrío con suficiencia.

—Buena suerte intentando encontrar mis llaves. Están en el mismo lugar donde escondí las tuyas.—

Sacude la cabeza con frustración.—¿Por qué estás actuando como un cretino, Serim? El está finalmente por su cuenta, haciendo una vida por sí mismo, y haciéndolo bien, ¿Y tú quieres ir y confundirlo de nuevo?—

—¿Cómo sabes que lo está haciendo bien? ¿Hablas con él?—La desesperación en mi pregunta me sorprende, porque no sabía hasta este segundo cuánto necesitaba que estuviese bien.

—Si, lo he visto unas cuantas veces. SeongMin y yo comimos con él ayer.—

Me reclino contra la silla, sintiéndome ligeramente molesto porque no me dijeran, pero también aliviado al saber que no está encerrado en su apartamento, devastado.

—¿Ha preguntado por mi? ¿Sabe lo que sucedió entre WooBin y yo?—

Asiente.—Lo sabe. Me preguntó cómo iban las cosas entre ustedes, así que le dije la verdad. No ha hablado de ello desde entonces.—

Dios. El saber que sabe la verdad debería aligerar mi preocupación, pero sólo la intensifica. No puedo imaginar lo que debe pensar de mi falta de comunicación con él ahora que sabe lo de WooBin. El hecho de que no lo haya contactado antes en absoluto probablemente lo tiene creyendo que lo culpo. Me inclino hacia delante y miró desesperadamente a WonJin.

—Por favor, WonJin. Dime dónde vive.—

Sacude la cabeza.—Dame las llaves.—

Niego con la cabeza.

Rueda los ojos ante nuestra terquedad y se levanta de la mesa, luego entra furiosamente en su habitación.

Abro los mensajes de Allen, y comienzo a deslizarme entre ellos como lo hago cada día, deseando tener el coraje para enviarle un mensaje. Tengo miedo de que sea más fácil para él dejarme fuera a través de un mensaje, de lo que lo será si aparezco en su puerta, que es el por qué no le he enviado un mensaje. A pesar de que no quiero estar de acuerdo con WonJin, sé que no será bueno hablarle. Sé que no estamos como para empezar una relación, y el verlo en persona sólo exacerbará cuánto lo extraño. Lo que sea, saber lo que debería hacer y tolerar lo que debería hacer son dos cosas totalmente distintas.

«...»

Mis luces se encienden. Segundos más tarde, mis hombros son sacudidos violentamente. Sonría a través del atontamiento, sabiendo por la presencia de WonJin que lo tengo justo donde quiero. Me giro y levanto la mirada hacia él.

—¿Sucede algo?—le señaló.

—¿Dónde están?—

—¿Dónde están, qué?—

—Mis condones, Serim. ¿Dónde demonios escondiste mis condones?—

Sabía que si el robar sus llaves no funcionaba, robar sus condones lo haría. Sólo estoy feliz de que pensara en ponerse un par de pantalones cortos antes de dejar a SeongMin en su cama y entrar en mi habitación.

—¿Quieres tus condones?—le digo con señas.—Dime dónde vive.—

WonJin se pasan las manos por el rostro y por cómo luce, creo que está gimiendo.

—Olvídalo. Iré a la tienda y compraré unos nuevos.—

Antes de que salga de mi habitación, me siento en la cama.

—¿Cómo planeas ir a la tienda? Tengo tus llaves, ¿Recuerdas?—

Se detiene un segundo, y luego su rostro se relaja cuando piensa en algo.

—Tomaré el auto de SeongMin.—

—Buena suerte encontrando sus llaves.—

WonJin me mira duramente por unos cuantos segundos, luego sus hombros se desploman finalmente y se gira hacia mi cómoda. Agarra un lápiz y papel y escribe algo, lo dobla, y me lo lanza.

—Ahí está su dirección, idiota. Ahora, dame mis llaves.—

Desdobló el papel y checo dos veces para asegurarme de que en realidad escribiera una dirección. Estiró el brazo hacia la parte trasera de mi mesita de noche, agarró su caja de condones, y se los lanzó.

—Eso debería servirte por ahora. Te diré dónde están tus llaves después de que confirme que ésta es realmente su dirección.—

WonJin saca un condón de la caja y me lo lanza.

—Llévatelo cuando te vayas, porque esa definitivamente es su dirección.—Se gira y sale de la habitación, y no pasa mucho tiempo antes de que esté de pie, vestido y saliendo por la puerta delantera.

Ni siquiera sé qué hora es.

Ni siquiera me importa.

Fine ||Sellen||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora