Alexia Warren.
El despertar e iniciar el día con los rayos de sol en mi rostro, los sonidos de la naturaleza, los ronquidos o besos esparcidos en mi rostro gracias a Ashton se volvieron una rutina en mi día a día. Sin embargo, hoy al despertar no encontré más que un espacio vacío en la cama. Ya la semana de calor había pasado hace unos días y tendríamos que disfrutar de nuestros últimos momentos en la isla. Nuestra estancia fue algo corta ya que la manada por más que tenga a un Beta y Delta tan buenos como lo son Malcom y Jean, no pueden durar mucho tiempo sin la presencia de su Alpha y Luna.
Dejando a un lado el sueño que aún tenía, me levanté de la cama para ir hasta el baño, luego de hacer mis necesidades, me deshice de la pijama que cargaba junto con la ropa interior para entrar en la ducha.
Abrí la lluvia artificial y dejé que el agua me mojara por completo, en agua logró humedecer mi cabello al instante por lo que tomé el bote de shampoo, vacíe un poco en la palma de mi mano y luego lo llevé a mi cabello haciendo movimientos relajantes, un poco se coló a mis ojos haciendo que me ardieran, por lo que retiré el producto inmediatamente y procedí a enjabonar mi cuerpo. Luego de sacar el jabón de mi cuerpo, salí de la ducha envolviéndome en una toalla al igual que con mi cabello.
Salí del cuarto de baño y me dirigí al armario para sacar un conjunto de ropa interior junto con un vestido algo veraniego que hacía resaltar mi poco hinchado vientre. Al final decidí colocarme solo las bragas ya que no necesitaría el bra gracias a las copas del vestido. Me coloqué unas sandalias de playa y me peiné el cabello, el cual me había crecido un poco en los últimos meses y lo tenía poco más arriba de la mitad de la espalda.
Al estar lista salí de la habitación en dirección a la cocina ya que logré captar un delicioso aroma a tostadas y jugo de naranja. Llegué a la cocina viendo a un Ashton sin camisa y terminando de preparar el desayuno, en lo que conectó su mirada conmigo me regaló una gran sonrisa e inmediatamente dejo lo que estaba haciendo para hacercarse a mí. Me besó todo el rostro para luego dejar un tierno y dulce beso sobre mis labios, luego bajó hasta mi vientre y dejó un beso sobre éste.
—Buenos días, mi amor.— dije en lo que subió su mirada a mí de nuevo.
—Buenos días, belleza. He preparado el desayuno para los dos, ven y siéntate...— dijo llevándome hasta una de las sillas de la barra.
Me senté sin decir nada más que regalarle una sonrisa de agradecimiento a Ashton, el cual dejó un plato lleno de tostadas con chocolate y un vaso de delicioso zumo de naranja. Le agradecí con la mirada y procedí a comer todo lo del plato inmediatamente, tenía mucha hambre, o bueno, mi bebé tenía hambre.
—Despacio, muñeca. Nadie va a robar tu comida— dijo Ashton con tono de burla.
—Es que está muy bueno esto, y nuestro bebé tiene hambre, mucha hambre.— dije para seguir comiendo.
—Hoy volvemos a la manada, preciosa.
—Oh... Está bien, Ash. En un rato iré a recoger algunas cosas, las demás las dejaré acá, no quiero dejar de venir cada ve que podamos escapar por un tiempito.— dije comiendo mi ultimo trozo de tostada.
—Con gusto volveremos las veces que quieras, Ale. Ya verás.— llegó a mi lado y dejó un beso en mi frente para luego recoger los platos y llevarlos al fregadero.
[...]
Ya estábamos a punto de montar en el jet privado de Ashton para emprender nuestro regreso a la manada. Esperábamos no encontrarnos con ningún percance, éstos días que estuvimos fuera no tuvimos comunicación con absolutamente nadie de la manada, lo cual nos preocupaba un poco, pero confiabamos en los chicos.
Después de unas horas de viaje nos avisaron que ya casi estábamos por llegar, así que abrochamos nuestros cinturones de seguridad y esperamos el aterrizaje, el cual fue todo un exito. En el aeropuerto nos estaba esperando Jean, el cual tenía unos cuantos golpes en el rostro, lo cual me preocupó ya que algo tuvo que haber pasado.
—¿Qué pasó, amigo? ¿Por qué estás así?—preguntó Ashton con preocupación notable.
—Creo que es mejor que hablemos en la manada, Ashton.
El camino a la manada fue algo incómodo y preocupante, ya que para qie Jean esté así de golpeado, algo tuvo que haber pasado, espero que no sea algo grave. Al llegar a la manada, nos dirigimos a nuestra casi y fuimos directo al despacho a saber las últimas e inquietantes novedades. Ashton y Jean tomaron asiento mientras que yo decidí quedarme parada por un rato.
—Bien, ahora cuéntame que ha pasado acá, en el camino vi algunas casas destrozadas, igual que los centros de atracción de los pequeños.— dijo Ashton con semblante serio.
—Hubo un ataque de la manada vecina, la antigua manada de Deyna. Venían por ella, al parecer, cuando ella logró escapar de ahí, el actual Alpha estaba tan obsesionado con ella que no paró de buscarla...—El rostro de Jean se convirtió en uno de furia, yo por instinto quise salir a ver como estaba mi amiga, pero debía terminar de escuchar el reporte.—Por eso ella había huido de un lugar a otro. Obviamente impedi que se llevaran a mi mate.
—¿Deyna se encuentra bien? ¿El bebé?—Pregunté llena de preocupación.
—Por suerte, están bien. Sanos y salvos, se encuentra descansando, Luna.
—Eso nos alegra, amigo.—Dijo Ashton dándole una media sonrisa.—¿Hubo bajas?
—No, sabes que son una de las manadas más pequeñas, no tenían oportunidad contra nosotros, hubieron cinco heridos, pero ninguna baja.—Respondió entregándole los papeles con la información de los heridos.
Salí del despacho dejando a los chicos hablar y dirigiéndome a la habitación de Deyna para ver si lograba encontrarla ahí, por suerte, así fue. Estuvimos un buen rato hablando de los nombres de los bebés, las cunas, los biberones, absolutamente todo, incluso llamamos a Alisa para ponernos al día las tres.
Era agradable volver a estar en casa...
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Más allá del bosque.
LobisomemÉl; el gran Alpha de los Alphas. ¿Su nombre? Ashton Moon... ¿Su manada? Blue Moon. Con ciento veintiséis años de edad, su experiencia en los combates es la mejor del mundo. Han sido ciento ocho largos años de espera por su Luna, aunque eso no le qui...