Conversación ~ClassroomOfTheEliteXOregairu~

Conversación 11

—Que aburrimiento... —se quejó para sí mismo.

Y es que a pesar de haber pensado en "empezar a cambiar", el aburrimiento le terminaba llegando tarde o temprano al castaño.

No es que pidiese un cambio brusco. Tampoco odiaba su forma de ser. Solamente quería ser un poco más flexible y experimentado en ciertos temas... que le causaban cierta curiosidad...

—Eso se puede arreglar...

El castaño volteó a ver hacía la mujer que le había hablado, encontrándose con la presidenta de su club.

La presidenta del club de literatura podía ser muchas cosas... eso lo sabía Ayanokouji. Pero cuando hacía esa sonrisa... solo podía significar una cosa...

Estaba tramando algo...

—¿De qué hablas Hiyori?

—Pues... —dijo acercándose a él—

Ese tipo de sonrisa era muy conocida por Ayanokouji, y al parecer no se equivocaba, de verdad tenía planeado algo.

No muy lejos de ese par, se encontraban los miembros del club de servicio, los cuales se encontraban encantados por la falta de problemas en su club. Simplemente compartían tazas de té, conversaban, comían galletas horneadas por la presidenta Yukinoshita, y pasaban una tarde digna de recordar en tu vejez.

Escenas que recordarías tiernamente de mayor...

*Toc Toc*

Nadie respondió. Ni siquiera se levantaron. Tan solo se sorprendieron.

No quería responder a un nuevo problema. No querían levantarse a darle la bienvenida al nuevo problema. Y se sorprendían por lo corto y falaz que fue su descanso.

—Adelante. —dijo con cierto pesar en su interior la presidenta del club.

Hikigaya suspiró hondo. Tenía que afrontar su día a día con ánimos, incluso si estos se tiñeran de problemas...

—Lamentamos la intromisión... —respondieron desde fuera abriendo la puerta.

"¿Hikigaya?"

"¿Ayanokouji?"

"¿Me siento muy observada...?"

"¿Hiyori-chan?"

"¿Por qué se están observando de esa forma tan extraña?" pensó Yukinoshita al notar como cada uno tenía un rostro diferente.

—¡Yahallo, Hiyori-chan, Ayanokouji-kun! —saludó animada la pelimelocotón.

—¿Ya...hallo? —saludó algo curiosa la peliplata.

—Buenas tardes. —saludó el castaño.

—Buenas tardes. —respondió Yukinoshita.

Hikigaya tan solo alzó la cabeza para saludar. No quería avergonzarse más, Yuigahama ya lo había hecho muy bien.

—¿Qué se les ofrece? —preguntó Yukinoshita.

"Otra vez..." completó la frase Hikigaya. Aunque en su mente claro está.

—Pues... —respondió moviendo la silla en frente suyo para proceder a sentarse— Queremos pedirles ayuda.

"Pedirle ayuda al club de ayuda... o bueno, es el de servicio... Dependiendo de cómo lo traduzcas... ¿De qué estoy hablando?" Pensó algo confundido el peliazul.