>Capítulo 1<

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-¿Qué es lo peor que puede pasar? Si algo sale mal, puedes contar conmigo para protegerte. Tienes que dejar de preocuparte tanto-. Dijo Yuuji sonando muy seguro. El confiado Alfa miró desde donde estaba trepado en la ventana de Megumi con una sonrisa lo suficientemente brillante como para derretir el corazón de Megumi, su frenético latido lentamente se convirtió en un latido tranquilo. ¿Cómo podría Megumi negárselo? ¿Cómo podría Megumi decir que no a pesar de que sospechaba que esto terminaría en un desastre?

-Tienes razón- dijo Megumi a pesar de todas sus preocupaciones. Sintió que se sonrojaba mientras se acercaba a la ventana con Yuuji, maldijo su pronta respuesta por ya sentir eso. No quería escabullirse porque tenía ese sentimiento, ese sentimiento de que era casi su momento, que en cualquier momento, de repente comenzaría a presentar su celo.

En fin... era un maldito Omega, ¿no? El mundo ni siquiera era lo suficientemente amable como para permitirle ser un Beta en el mejor de los casos y sabía que su estado llegaría pronto, muy pronto, podía sentir y oler el lento cambio dentro de él. Yuuji se había dado cuenta hace semanas, siendo el mejor amigo de Megumi y un Alfa tan poderoso como él, poco a poco se había vuelto más y más protector con él.

Megumi no podía decir que odiaba eso. Hizo que su corazón latiera un poco más rápido una vez más y ya sabía que estaba jodido en el segundo que se presentó. Le asustó más de lo que le gustaría admitir.

-¡Entonces vamos!- Yuuji tarareaba mientras saltaba emocionado por la ventana, su sensación de peligro y restricción no existía.

Megumi solo pudo suspirar.

Salieron a hurtadillas de sus dormitorios a las nueve y cuarto. Era sábado, así que las calles estaban ocupadas cuando entraron sigilosamente en la ciudad, caminando erguidos y con confianza, charlando todo el camino. Megumi se pegó al lado de Yuuji, su malestar y estrés irradiaban de él, ganándose algunos aromas reconfortantes de Yuuji. Yuuji sería un Alfa tan bueno. Megumi odiaba pensar en eso, pero Yuuji estaba tan en sintonía con lo que Megumi necesitaba. Con una mano alrededor de la muñeca de Megumi, Dios... deseaba que sus manos estuvieran unidas, Yuuji arrastró a Megumi por la ciudad, sus cuerpos casi al ras. El contacto puso a Megumi caliente y, una vez más, no se avergonzó de admitir que tenía miedo de presentarse como un Omega en celo durante las próximas horas.

La fiesta a la que se estaban escapando no era para Hechiceros. Fue para adolescentes normales. Aparentemente, Yuuji se había hecho amigo de alguien en otra escuela en las calles el otro día, siempre haciendo amigos... Megumi no tenía idea de cómo lo hacía Yuuji, pero la invitación había llegado hace unos días y ahora aquí estaban, de pie. fuera de la casa grande, la música lo suficientemente alta como para molestar a los vecinos.

Yuuji había sido invitado y le dijeron que trajera un plus-one (acompañante), y Megumi sintió que su rostro se sonrojaba cuando Itadori le pidió que viniera. Tratando de no adelantarse a sí mismo, Megumi se preguntó qué significaba. Quizás no significaba nada, pero el cerebro de Megumi no estaba exactamente estable en este momento.

La casa estaba abarrotada y mohosa, demasiados cuerpos, demasiados olores. Había adolescentes por todas partes cuando entraron, una abrumadora variedad de feromonas y energías.

A Yuuji le arrojaron, repentinamente, dos tazas rojas, por un niño al azar. Apenas los atrapó antes de que se derramaran, riendo mientras agarraba las bebidas en sus dos manos.
Sonriendo como un idiota, Yuuji miró por encima del hombro a Megumi, poniendo una de las tazas en las manos de Megumi.

-¡A beber!- Yuuji vitoreó. Su cálida mano estaba de vuelta en la muñeca de Megumi, arrastrándolo, a través de los cuerpos bailando, hacia la casa. Los ojos de Megumi estaban muy abiertos mientras caminaba, tanta gente, tantos olores, tantos ojos sobre él, y Yuuji era demasiado cálido, siempre tan cálido. Era abrumador, el corazón le latía aceleradamente en el pecho, las palmas de sus manos estaban húmedas y de repente se puso nervioso. ¿Por qué estaba nervioso? No estaba seguro, así que se quedó al lado de Yuuji mientras atravesaban la casa, sus brazos se entrelazaron lentamente antes de que sus dedos se unieran, las manos unidas como un par unido, y Megumi no estaba seguro de si era el alcohol o no, pero estaba empezando a marearse. Su pecho estaba pesado. No podía respirar.

Pero si Yuuji se dio cuenta, no dijo nada mientras arrastraba a Megumi al sofá más cercano, tirándolo hacia abajo para que se dejara caer al lado de Yuuji. El alcohol se derramó sobre el suéter rojo de Yuuji, pero solo se rieron. La cara de Megumi se acercó más a la de Yuuji y éste se sentó cómodamente con un brazo sobre el respaldo del sofá, dándole a Megumi la opción de acurrucarse más cerca.

Tan cerca, sin aliento, Megumi podía olerlo, podía oler el encanto de su aroma, un Alfa tan poderoso que todos los otros Alfa en la habitación lo evitaban. Yuuji era una anomalía, pero su corazón estaba hecho de oro.

Dos tragos más tarde, Megumi se desenredó de donde se había convertido en uno con el lado de Yuuji. Podía sentir su cara calentarse por el alcohol, un aleteo en su estómago que podría haber sido la necesidad de vomitar o la necesidad de orinar, no estaba seguro. Estaba ansioso, la incomodidad lo recorría y se podía oler a sí mismo, sabía que algo andaba mal.

-¿A dónde vas?- Preguntó Yuuji. Volvió a mirar con esos ojos muy abiertos, el corazón de Megumi dio un vuelco. El Alfa ya estaba borracho, ambos lo estaban, así que en esta habitación atascada con feromonas, era probable que Yuuji no estuviera muy consciente de todo.

-Tengo que orinar. Cuida nuestro lugar-. Dijo Megumi, repentinamente necesitando aire desesperadamente y alejarse del tentado atractivo de Yuuji. Se dio la vuelta, escabulléndose rápidamente entre la multitud, la cabeza le daba vueltas y el corazón le latía aún más rápido en el pecho. En el fondo de su mente sabía que probablemente debería haberle dicho a Yuuji sobre sus miedos, sus preocupaciones. Sabía que su Alfa, no en el sentido de reclamo o pertenecerle a él, oh no, su Alfa lo entendería, se ocuparía de él. Pero Megumi necesitaba aire y algo de espacio, así que huyó afuera. Si Yuuji había notado el estado de Megumi, no había dicho nada al respecto.

Dejó a Megumi frustrado y decepcionado.

Al huir, Megumi no se dio cuenta de los ojos en su espalda, sin darse cuenta de que esos ojos habían estado esperando que él se alejara del lado de Yuuji toda la noche...

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Dedicado a: FerGutirrez771 :3

¿Crees que un Alpha sabe instintivamente cómo estar a cargo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora