CAPITULO 5

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Cómo nadie hacía nada y yo aún me encontraba muy quieta en mí lugar, Rosalie decidió sentarse al lado del grandote. Emmett, pensé al ver cómo la rubia se recargaba en su hombro y le daba un beso en la mejilla.

Observé al chico de pelo rubio quién no paraba de mirar a la nada. Su postura perfecta y semblante duro, hizo que me preocupara por su estado de ánimo.

–Puedes sentarte, Bonnie. –comentó Alice mientras se dirigía al lado del rubio, quien asumo era Jasper. Su partner.

–Con permiso. –Murmuré. Me senté al lado del pelo cobrizo. Él me siguió con la mirada y me sonrío levemente. Por orden de descarte, Edward.

Noté como movía su mirada hacia la mesa donde se encontraba mí hermano, quién no paraba de hablar con la castaña de al lado suyo. Ella nos volvía de vez en cuando la mirada, antes de mirar hacía Esteban y reírse levemente.

Mí mente se quedó en blanco un segundo y miré a Alice de forma apresurada–. Aguanta. ¿Me llamaste "Bonnie"?

Ella sonrío en forma de disculpa. –Es que...pareces un conejo.

¿Disculpa, qué? ¿Debería ofenderme? Porque me siento ofendida.

–Disculpa a Alice, suele apodar a la gente según características que ella considera perfectas –dijo Edward a mí lado –. No lo hace con ánimos de ofender a nadie.

–Solo me tomo por sorpresa. –Asentí ante lo dicho –. Bien, me presento, un gusto a todos soy Camila Ferrero. Y el bobo que ven allá –Señalé a mí hermano en la mesa de enfrente –, es mí hermano, Esteban Ferrero.

–Son mellizos –Afirmo Emmett –. Soy Emmett, por cierto.

Ya lo sabía. Sonreí de forma engreída. Tomé un sorbo de jugo de manzana a la vez que lo miraba. –Sip, nomás que yo me lleve los genes buenos, por eso ni parece que compartimos apellido. –Bromeé mientras lo veía.

–Edward Cullen, pero seguro ya lo sabías.

Asentí a lo dicho y señalé al rubio. Él me miró de forma tan intensa que por un momento dudé en hablar. –Y Jasper. ¿No? –Él asintió, muy forzosamente, con la cabeza.

Aparte de parecer que salieron de Pinterest, son un poco extraños.

Alice pareció darse cuenta de mí incomodidad y masajeó suavemente la manga de Jasper, susurrándole algo al oído. De la nada, una ola de calma me invadió.

El silencio, qué era notablemente incómodo, se volvió solo silencio. Me removí en mí asiento tratando de obligarme a hablar y salir del trance en que me metí. Noté como Edward miraba a Jasper y negaba con la cabeza y luego me sentí despejada.

[ EVIDENTE ] - CARLISLE Y ESME CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora