Capitulo 2

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Amane suspiro por varios segundos  antes de que la puerta se abriera y le dejase ver al presidente del consejo estudiantil: Rengoku Kyojuro, el cual la miro con una amable sonrisa mientras la miraba a los ojos.

—¿Necesitas  algo Hisakawa Amane?— Escuchar como decía su nombre con un tono amable provocaba que su rostro se tiñera ligeramente de un color rojizo.

—Me gustaría poder hablar contigo sobre el asunto del club de kendo....

Rengoku asintió ligeramente con su cabeza, se movió un poco para que Amane pudiera pasar a la sala. Una vez dentro se percató de Rengoku era el único que se encontraba en la sala en ese momento.... Estaría con él a solas en una sala, eso jamás  le había sucedido antes, pero no podía ponerse nerviosa ahora, debía solucionar  el problema de las prácticas lo antes posible para que su equipo  estuviese preparado para el próximo campeonato de kendo y poder ganarse el trofeo para así poder exhibirlo en la vitrina de la escuela.

—Ahora si podremos hablar  más cómodos, dime que es lo que te preocupa.

—Pues veras Rengoku....

—Si gustas puedes llamarme Kyojuro, después de todo nos has ayudado bastante desde que ingresaste.— Le dijo con una amable sonrisa.

—Esta bien.... Quería hablarte sobre las practicas del equipo femenino de kendo... No hemos podido practicar como corresponde ya que el equipo masculino no nos permite usar  la sala y he intentado hablar con el capitán Shinazuwaga Sanemi, pero no está  dispuesto a dejarnos practicar  por los resultados anteriores del equipo.

Rengoku se acomodó mejor en su silla  mientras escuchaba cada palabra que Amane decía, no le era algo nuevo el comportamiento  de Sanemi, después de todo lo conoce desde hace varios años y si él consideraba que algo no valia la pena lo mejor era desecharlo lo antes posible... Pero a los ojos de Rengoku el equipo femenino  de ahora  sí tenía oportunidades de ganar.

—La única forma de que Sanemi les deje practicar tranquilas sin que en un futuro las moleste... es demostrarle que el equipo  se ha fortalecido.

—¿Debería retar a un duelo al equipo de kendo?— Pregunto algo insegura, recordando lo que había sucedido la última vez que había retado al peliblanco.

—Podría  ser una buena idea.— Le sonrió amablemente.— Yo estaré presente en el encuentro para evitar que alguno de los equipos haga trampa y que Sanemi  no se ponga en contra del resultado.

Amane asintió  algo insegura, tendrían que buscar la manera de poder practicar antes de que se decida la fecha para aquel duelo... lo más probable  es que tendrían que pagar para arrendar por un par de horas.

Kyojuro se levantó de su asiento una vez que la conversación se dio por finalizada, camino de forma lenta  hacia Amane para abrirle la puerta  y durante ese corto trayecto, el más alto no dejaba de mirarla con una ligera  sonrisa en su rostro.

—Se muy bien que tu vas a ganar Amane.— Le susurro cerca de la oreja para darle  un poco de ánimos,  se había dado cuenta de que ella estaba preocupada.

La de cabellos azules asintió  con algo de vergüenza, no estaba acostumbrada  a que él  estuviese tan cerca  de ella, podía oler a la perfección el perfume que llevaba  puesto, ¿Acaso todo lo de él es perfecto?  ¡Amane esto no es eres mía! Pero no puedo regañarte por interesarte en él.

Al salir de la sala Koemi la esperaba algo ansiosa, al ver que salió se apresuró a ir con ella para saber que fue lo que sucedió. Amane le explicó todo lo que había hablado con él lo más rápido y sencillo posible antes de que el timbre sonará para que entraran a su siguiente clase.

—¿Crees que él  juegue limpio?— Le pregunto Koemi mientras la abrazaba del brazo.

—Siendo sincera.... No lo creo, no se si Shinazuwaga tiene algo en contra del equipo femenino en sí o solo a algunas personas.

—Con él  nunca se sabe... Tendremos que buscar ahora un lugar donde poder entrenar y hablar con él  para ver la fecha.

Ambas suspiraron estresadas, desde que habían llegado aquí han sentido que no han parado de hacer miles de cosas y que ellos no han dejado de molestarlas.... Pero pronto eso iba a terminar.

◆◆◆◆◆◆◆

Sonó el timbre anunciando que por fin se había terminado la jornada escolar, ahora todos podrían irse a sus clubes o podrían ir a casa a descansar, estudiar o hacer algunos de los hobbys que más les gustan.

Sanemi esperó  a que la mayoría saliera del salón para levantarse de su asiento e ir al puesto de Amane. Su rostro reflejaba un gran enojo que para Amane era normal y de todos los días.

Antes que ella pudiera levantarse e irse el peliblanco colocó su pie en la mesa de ella para que no se fuera. Amane le miró a los ojos molesta e intento apartar la pierna de él para poder irse pero Sanemi fue más rápido y la tomó con algo de fuerza de la muñeca.

—Supe que fuiste a hablar con Rengoku.

—¿Y qué si fue así?— Le contesto con el mismo tono de voz, no se iba a dejar pisotear por él.

—Tienen tres días, cara bonita para hacerse más fuertes.

—Entonces nos dejaras el salón para entrenar.

—No, tendrán que ver como entrenar, pero no les voy a dar el salón a quienes no son dignos.

—¿Y tu si lo eres?— Se libero de su agarre y lo empujó.— Con todo lo que haces con tu grupito de delincuentes que quieren parecer geniales, pero dan pena.

Sanemi chasqueo la lengua molesto, la tomó del brazo, la llevó al suelo  y se coloco encima de ella para reducir sus movimientos.

—Será mejor que cuides tus palabras.

—¿O sino qué? ¿Me vas a golpear? Te aviso que si me golpeas yo te lo voy a devolver, no voy a dejar que alguien como tu se crea superior y piense que puede hacer lo que se le da la gana.

El chico sonrió  ampliamente, acercó su rostro de forma lenta a lo cual Amane cerró los ojos y giro su rostro para no verlo.

—Eso lo veremos.

Le susurro para luego pasar su lengua por el cuello de ella y levantarse del suelo e irse de la sala dejando a la peliazul confundida.

Caerás ante mi [Shinazugawa Sanemi x oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora