|No quiere que tengan una mascota|.
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.Al final, su novia si adopto a unos cuantos cachorritos que se encontró en un viaje a la tienda. Fueron cinco cachorros en total y los repartió entre sus amiga. El que se quedó con ella era uno algo gordito y juguetón que no paraba de ladrar y mover su colita cada vez que veía a Toge en el pequeño apartamento.
Para la mala suerte del animal, al Inumaki no le caía nada bien.
Siempre que lo veía, le hacía mala cara y se iba directo con su novia. El perrito lo seguía y, cuando los ojos de __________ caían sobre el pequeño monstruito, inmediatamente se aguachaba y comenzaba a acariciarlo olvidándose completamente de su presencia.
Por eso, lo detestaba.
Ambos se peleaban por la atención de la mujer, y ese intruso iba ganando.
—No te enojes bebé —reconfortó su novia con un beso en la mejilla. Por unos segundos, olvidó por que estaba enojado—. Intenta llevarte bien con él, ¿Si?
Así fue como Inumaki comenzó a tratar con su "hijo", llevándolo a paseos, dándole de comer, acariciándole cabeza y compartiendo el amor y cariño de la mujer de sus vidas. Pronto, se volvieron tan amigos que su rivalidad desapareció en cuestión de días.
Y se lo demostraron a su amada con una pequeña sorpresa cuando llego a casa de su trabajo, cansada, solo con ganas de comer una cena ligera, darse un baño caliente y caer en coma al menos hasta la mañana siguiente.
Estaba tan cansada que, sino fuera por que su mascota ladró, no se habría dado cuenta que esperaba ansiosa en la puerta moviendo su colita.
—Hola mi amor —dijo con ternura—. ¿Me esperabas? Que tierno eres.
Se dio cuenta que arrastraba una bolsa y en su collar había una pequeña notita. Tomo ambas cosas y se dirigió a la sala donde la esperaba su novio sonriente y su pequeño animal la seguía detrás.
—Bienvenida a casa, hicimos una cena para ti —leyó en voz alta—. ¿Hiciste esto por mi? —el perrito ladró por ser excluido—. Buen, hicieron.
—Tsuna tsuna —apuntó la bolsa.
Al abrirla, se encontró con un pequeño regalito, que básicamente era un peluche hecho a mano de su ahora muy linda mascota, y uno de ella con una coronita.
—¿Lo hiciste tú? —asintió—. ¡Es tan lindo!
Ambos corrieron a abrazar a Inumaki, que los recibió entre risas y un jadeos de dolor.
Ahora podían considerarse una pequeña familia.