Capítulo 4

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La fiesta estaba llena de gente. El ambiente era totalmente diferente fuera, donde todo parecía tranquilo y limpio. Ja, se lo montaron bien para que los vecinos no se quejaran. Enseguida vimos a Pablo, acompañado de Clara. Laura parecía estar incómoda, ahora yo también lo sabía.

-Ey chicos ya llegasteis.-dijo Pablo sonriendo-. Dani está arriba, mejor no paséis a saludarlo.

Dani era el hermano mayor de Álex, los dos tenían la misma tez morena y el cabello rubio, éste tenía 19 y tenía fama de ser bastante guarro y mujeriego. Eso sin mencionar otras cosas...

-Tranquilo, lo sabemos.-comenté riéndome-.

-La bebida está allí al fondo, también hay algo para comer, no os recomiendo comer el "pastel de la alegría", pero el resto está limpio. Ahora pasadlo bien, Clara y yo vamos... a dar una vuelta.-dijo Pablo haciéndole carantoñas a Clara-.

-Iros ya antes de que me ponga a vomitar arcoiris.-lo dije de broma pero realmente lo pensaba-.

Me llevé a Laura al fondo y ellá cogió una botella de Vodka.

-Eh eh adónde vas, no puedes tomarte todo eso. No voy a dejarte borracha aquí en medio. Sé que lo de Pablo es una mierda pero no debes.

-Tienes razón no sé qué hago si ni siquiera me gusta, me quema la garganta. A mí me va más el ron con cola.

-Mejor, aunque yo sigo prefiriendo mi botella de agua.

Sebastian me agarró del brazo.

-No encuentro a Rafa, ¿me acompañas?

-Pero no puedo dejar a Laura sola, está mal.

Me giré y vi a Laura hablar con un chico bastante mono, lo reconocí. Iba en el mismo curso que nosotras, creo que se llamaba Marcos.

-Pues yo la veo bastante bien.-dijo Sebastian-. Ahora ven. A lo mejor Rafa tiene algún amigo hetero disponible.

¿Mejor que el chico pelirrojo? Lo dudaba. Pero no era momento de pensar en él, tenía que centrarme en la fiesta y pasármelo bien, eso también implicaba conocer gente y relacionarme.

-Ahí está.-dijo Sebastian-. Detrás de las escaleras. Acerquémonos a saludar.

Nos aproximamos donde se encontraba Rafa, era un chico muy guapo. Tenía un pelo marrón cobrizo y ojos color canela, eran rasgos bastante comunes pero en él se veían bien. También era muy alto y fuerte, sí, bueno, y su culo... Ahora entendía a Sebastian.

-Hey hola.-se saludaron Sebastian y Rafa-.Y a ti, no recuerdo tu nombre. Espera sí, de la galería, eres Diana.

-Hola.-dije sonriendo-.

-Aquí traigo bebidas-dijo Álex en mi espalda-. Tomad, un chupito para todos, hay que tomarlo a la vez.

Me sentía incómoda en ese momento con mi botella de agua en la mano. Tenía muy poca tolerancia al alcohol. Tenía que salir de ahí.

-Yo... me encuentro mal. Voy a tomar el aire.

-¿Te acompaño?.- me dijo Sebastian-.

-No, es igual. Vengo ahora, es por el calor.

Salí fuera y me arrepentí al momento. Calor, JA, estábamos en medio del invierno y hacía un frio de bajo cero. Sólo a mí se me ocurría salir fuera. Pero no tenía otra. A lo mejor si caminaba entraba en calor.

La verdad la casa estaba en un sitio muy chulo, si no fuera por el frío y estuviéramos en verano estaría bien que hicieran la fiesta fuera.

-Tienes frío ¿no?

¿Qué? Miré a mi alrededor, no había nadie. Qué raro. Pero no escuchaba la voz desde fuera sino...

-Dentro de tu cabeza, qué poético. Tardaste en darte cuenta.

-Vale, esto no tiene gracia, ¿dónde estás?

Tenía los pelos de punta. Tenía ganas de salie corriendo, pero algo me paralizaba, y no era el frío.

-Aquí mismo, solo que tú no te has dado cuenta. Llevo mucho observándote.

Me fijé mejor, y ahí estaba. Ese estúpido gato mirándome con sus pérfidos ojos azules como un depredador contemplando su presa.

-¿Qué quieres de mí? Déjame ir, esto ya se pasa de raro y no me hace gracia. Esta broma tiene un límite.

El gato se estiró y se relamió los labios. Ahora sí que estaba muerta de terror.

-¿A ti... esto... te parece una broma? Oh querida, créeme, soy mucho más real de lo que tú piensas. Eres la única persona hasta ahora que ha sido inmune a uno de mis lavados de memoria, y hasta que averigue cómo te has introducido en mi  pesadilla voy a vigilarte. Y...

De repente el gato saltó del árbol, creo que me estaba dando un ataque de ansiedad pero ni siquiera me fijaba en mí misma, sólo en aquel ser apróximandose a mí.

-...no será bonito. Te lo aseguro. Pero bueno, me caes bien...

El gato comenzó a cambiar de forma, y recordé todo claramente. El callejón, los edificios abandonados, la mujer gritando, la sombras, la transformación, el gato, el bloqueo mental, la clase de francés, el cuadro, el gato quemado... Todo había sido él. Sólo que ahora ya no era un gato, era un humano como yo. Pero de una belleza sobrenatural, con el cabello negro como un cuervo y los ojos azules luminosos de siempre. Era hermoso, sólo se podía describir así. Hermoso y aterrador, con la cara de un ángel y el alma de un demonio. Se acercó a mi oido, sentí que el corazón me iba a estallar por su proximidad.

-...así que no te mataré,  aun.

Su profunda y grave voz fué lo último que escuché antes de desplomarme en el suelo sobre la hierba mojada.


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