Capítulo 23

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Las sábanas me envolvían con su aterciopelada suavidad, hacía mucho tiempo que no me sentía tan relajada. Cada célula de mi cuerpo reposaba y una calma me embargaba ¿Estaba en el cielo? No, pero como si lo fuera.

Cuando me metí en cama después de una larga noche y una larga mañana  solo podía pensar en todas las cosas horribles que me habían pasado. El pesimismo me inundaba y no podía ver la salida al final del túnel, la traición, el dolor, el miedo...

Ahora todo aquello parecía insignificante, el cansancio me nublaba la mente y lo único que quería era dormir y olvidar todo a mi alrededor. Tal vez no quería levantarme porque sabía que si lo hacía tendría que volver a enfrentarme a esa desesperación. En mis sueños estaba a salvo, o eso creía.

Solo había que echar una mirada atrás y darse cuenta de que ni en tus sueños podías escapar de ellos. Podían meterse en tu cabeza y controlar todo lo que hacías.

Mientras, recordaba aquella calle desierta y vacía en la que había empezado todo, donde el tenue brillo de las farolas iluminaba la noche más oscura que jamás hubiera visto. Allí la calma solo dejaba paso a la inquietud y el abandono. Entonces un grito a lo lejos, y sombras, muchas sombras... de las cuales solo había quedado un gato.

-¡AH!-dije levantándome bruscamente dándome de bruces con la realidad-.

Estaba sudando y mi corazón latía rápidamente. Sentía la adrenalina por todo mi cuerpo. Quizá no hubiera sido buena idea rememorar aquella pesadilla. Estaba desorientada y necesitaba un rato para ubicarme.

Nunca pensé que me sentiría feliz de estar en esta habitación.

-¿Te encuentras bien?-dijo una voz preocupada al fondo de la habitación-.

Me froté los ojos rápidamente y poco a poco empecé a ver con más claridad. La habitación tenía las persianas bajadas, no recordaba que lo hubiera hecho yo. Simplemente me había tumbado y me había quedado dormida al instante.

Un movimiento de reojo me puso alerta, una persona se acercaba hacia mí, indudablemente la misma que me había hablado. No quería verlo nada más levantarme, yo ya sabía de quién se trataba. Su cabello rojo era inconfundible incluso con tan poca luz.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?-dije sin responder a su pregunta-.

-Unos minutos, venía a avisarte de que la cena estará en una hora y deberías asearte y cambiarte.

-¿Por qué no me has despertado?-dije remarcando lo obvio-.

-Parecías tranquila, me daba pena levantarte. Aunque llevabas un rato dando vueltas en la cama, ¿pesadillas?

-No te importa, bajaré ahora.

Me levanté de la cama, aun llevaba puesta la ropa con la que había venido. Es decir, el vestido de la anterior noche. Necesitaba una ducha y un cambio de vestuario urgente.

-Fuera-dije casi gritándole-.

Cerró la puerta con fuerza, como si estuviera molesto. Me daba igual, tenía suerte de salir ileso, si no estuviera aun con los efectos de la pesadilla le habría gritado y pegado por todo lo que me había hecho. Después de todo eso se atrevía a preguntarme si estaba bien.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2018 ⏰

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