Capitulo 4

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Sus latidos eran como música para los  Ángeles, únicos y especiales. Esos latidos que daría todo por escucharlos solo una vez más...

 Esos latidos que daría todo por escucharlos solo una vez más

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El chico pecoso no se movió. Lo miro unos segundos antes de reaccionar. Su corazón se apretujaba y sus lagrimas amenazaban sus ojos, las manos temblaban y su cuerpo no reaccionaba, y su mirada se perdió en esa sangre que salía de su boca. Pensó que era un sueño pero no lo era, era la pesadilla vivida más horrible que podía sentir. — ¿Por que? —fue lo único que pudo pronunciar. Y el rubio se puso de pie jalando la palanca del baño.

—No es nada, volvamos a la cama ¿si?—camino hacia el pero el pecoso se apartó. Los ojos del pecoso no eran capaces de ver al rubio y por más que quiera verlo no podía.

— ¿Por que? ¿Por que no me dijiste nada? —dijo y sus lagrimas habían comenzado a salir, era inevitable que las lagrimas salieran. Y al mirarlo con esa mirada triste, sintió que su mundo se acababa. — ¿Que significa esto? Y quiero que me hables con la verdad. No quiero mentiras. —Tsukishima se acercó a él para abrazarlo y el acepto. Las lagrimas no dejaban de salir y sus sollozos eran inevitables. Lo que hacía que el corazón de Tsukishima comenzara a temblar. Es como si apretujaran su corazón y lo apuñalaran al mismo tiempo. Su tiempo era contado, y no había otra solución.

—No es nada grave, solo que hace un par de meses antes de venir a Tokio me diagnosticaron Leucemia. —dijo directo y sin dejar de abrazar a su pecoso. El alma le dolía al decir las palabras. Su chico lo abrazó con aún más intensidad. Y sus sollozos se hicieron aún más fuertes. —Esto no había pasado. Así que no te puede decir que es lo que realmente le está pasando a mi cuerpo. —Seguían abrazados y Yamaguchi solo lloraba.

— ¿Por que no tomaste tratamientos? —preguntó aún con las lagrimas en sus ojos. El rubio sonrió y lo miro. Levantó su mirada y plantó un beso en su frente.

—No quiero ser una carga. Además por eso vine a Tokio, solo para verte, pensé que tardaría más tiempo en encontrarte. Pero aquí estás y estoy enamorado de ti y de todo lo qué haces. No quiero ser una carga para ti y para los demás. Los tratamientos son caros y con mi trabajo no alcanza, odio los hospitales... —El pecoso lo interrumpió.

—Dijiste que te quedarías para siempre a mi lado. Y que nunca me dejarías. Recuerda que tenemos que llegar a ser ancianos pasar el resto de nuestras vidas juntos, y tienes que darme la razón por que sabia que eres el amor de mi vida. —dijo rápidamente y un sollozo escapó de su boca. —No quiero a nadie más que a ti, y solo a ti. No me imagino una vida donde tu no estés. Quiero que tomes un tratamiento, y que seas atendido. Yo pagaré los tratamientos y no me importa que odies los hospitales solo quiero que te quedes conmigo para siempre. En esta vida y en mil más.

El rubio lo miro con los ojos llenos de lagrimas. No quería llorar pero el pecoso lo provocaba. Lo abrazo aún más fuerte y plantó otro beso en su cabeza. —No puedo dejar que gastes tu dinero en cosas innecesaria. Ese dinero debes de guardarlo para que compres una casa. Para cuando te cases o para...

𝐴𝑟𝑡𝑒 𝑃𝑒𝑛𝑠𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑖 - 𝑇𝑠𝑢𝑘𝑘𝑖𝑦𝑎𝑚𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora