¿Lastimar a Amy?

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Adrian Cassavets

De verdad que odio este trabajo. Amy me las va a tener que pagar cuando todo esto termine... si es que lo hace. Porque detesto estar dentro de esta botarga horrible. Huele feo, sudo mucho y no se me paga lo suficiente. Lo único que puedo agradecer es que mi trabajo sea por la tarde porque si estuviera aquí a las doce del medio día seguramente terminaría bañado en sudor. ¡Odio a esta oveja! Aunque debo de admitir que cuando venia al establecimiento siempre me mataba de risa pensando quién estaría dentro, lo que no tenía idea es que era la pobre Amy.

Marco sólo me pide que venga tres días a la semana, los otros día viene otro chico. Agradezco que no tengamos que compartir la misma botarga porque sería simplemente asqueroso.

—Hola Betty patitas —saluda una niña mientras corre a abrazarme y su madre se acerca para tomarnos una fotografía.

La empresa me ha comisionado darle cupones a los niños que se acerquen a mí, por lo que le extiendo uno y le doy las gracias por escoger "Betty patitas" como su lugar de consumo.

A través de la rejilla de la botarga veo que la niña se va sonriendo, aunque no es todo lo que veo.

Un grupo de muchachos se acerca al establecimiento, no tardo en darme cuenta que es el equipo de voleibol al que pertenezco. Vaya, como extraño a esos tipos. Tendría que verlos la próxima semana porque el entrenador ya volverá de sus vacaciones pero bueno, sigo en el cuerpo de esta rubia.

Cuando el equipo de voleibol me ve también me saluda y Harry se acerca para tomarse una foto conmigo. Son unos bobos.

—Hola Betty patitas. Soy fan, ¿eh? —dice Harry y claro, él cuenta como un niño. Por lo que también le doy unos cupones y él se va brincando hasta una mesa del establecimiento.

Por cierto, una ventaja que puedo tener al trabajar aquí es que como gratis y además puedo ver y escuchar a personas que conozco. El otro día vino la profesora Seyfried y no pude evitar escuchar una conversación muy graciosa de ella y su madre. No entiendo por qué las mujeres siempre hablan de popó, siempre hablan de si hacen bien del baño y de lo que les funciona para ir y hacer súper bien. La madre de la maestra le estaba recomendando unas pastilllas. De verdad no pude evitar reírme, fue demasiado gracioso.

Pero dejo de pensar en la graciosa aventura de la maestra Seyfried y me concentro en la conversación que tienen los del equipo de voleibol. No me juzguen, es solo que desde mi posición puedo escuchar muchas cosas. Pero claro, no dejo de bailar y saludar a cualquier persona que pasa a mi lado.

—Muy bien, entonces chicos, ¿cuándo será la fiesta? —dice Malcolm mientras pone el menú en la mesa.

—Tiene que ser lo antes posible. Antes de que venga el entrenador y nos patee el trasero a todos en los entrenamientos —comenta Harry mientras toma las Crayolas y el dibujo de Betty patitas que ponen en cada mesa.

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