Crush
(v.) | krəSH | . Aplastar, Apachurrar.
(s.) (coloquial) . Persona especial.
Amy Callum jamás se imaginó que aquellas definiciones podrían cambiarle la vida por completo. A pesar de eso aquella noche vio el cometa Urano desde su ventana, creyó...
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Mientras camino a través del pasillo siento como la respiración se me acelera. El olor a húmedo se impregna en mi nariz pues se nota que este lugar de ancianos ya es muy antiguo. Entonces escucho como alguien tose, seguro es una persona anciana que ya se ha cansado de contar sus años. Mientras más pasa el tiempo más difícil es poder vivir. Así que dejo salir un suspiro de mis labios.
Desde que me subí al metro no paré de sentir mucho miedo e incertidumbre. A pesar de que Ezra estuvo a mi lado dándome ánimo y cariño. La única pregunta que retumba una y otra vez en mi cabeza es: ¿Habrá una solución?
No tengo idea de lo que me dirá la mujer a la que estoy a punto de visitar y no me imagino lo que ella me dirá como una solución. ¿Tendré que quedarme para siempre bajo esta piel? Tan solo pensar que sí, me hace sentir muchos nervios. No me siento mentalmente lista como para afrontar esta información.
—La señora Fitzgerald la atenderá unos cuantos minutos. Si hace falta algo puede llamarme —comenta la enfermera que me ha permitido entrar a ver a la abuela de Hally. Tanto ella como Ezra me están esperando afuera. Hally se volvió loca cuando le conté que queríamos hacer una investigación de Urano. Ella sabe que su abuela se emociona cada vez que habla de esos cometas, por eso no dudó en permitirnos conocerla.
Y cuando la puerta se abre veo sentada cerca de la ventana a una mujer anciana. Su piel oscura y cabello blanco hacen un contraste simplemente mágico. Verla me hace sentir aún más nervios. Así que me adentro a la habitación y la miro con mucho cuidado. La enfermera me dice que no escucha muy bien por lo que trato de subir el volumen de mi voz.
—Buenas tardes señora Fitzgerald —saludo y noto como ella posa su mirada en mí. Y en sus ojos solo veo melancolía, puedo ver decenas de años atravesando por sus canas y arrugas. Eso me hace sentir un poco triste.
—Buenos días joven. Mi nieta me dijo que quieres hablar conmigo, ¿qué se te ofrece? —He decidido que no le diré que soy una mujer hasta que ella confíe totalmente en mí. No sé aún quién es ella y por qué sabe de Urano.
Por lo que pido permiso para sentarme y al cedérmelo, saco una libretita de mi mochila, se supone que esto es una investigación y he puesto algunas preguntas que quiero hacerle.
—Le agradezco por su disposición señora Fitzgerald. No quiero tomarle mucho tiempo, es solo que en la escuela tenemos que hacer una investigación y mi amigo y yo decidimos hablar de Urano —digo mientras le regalo una sonrisa.
Aunque cuando ella escucha ese nombre se congela para después comenzar a temblar. ¿No era que ella se sentía muy feliz de hablar de ese cometa? Algo le hizo Urano, algo que aún la aterra.
—¿Qué es lo que quieres saber? —cuestiona con un tono de voz seco y rasposo. La amabilidad y sonrisa se desaparecen de su rostro. Oh, oh.
—Mi maestra de literatura me dijo que cumple deseos. De hecho Urano vino hace una semana y me pareció interesante hablar de esto justo después de su llegada. —Mis palabras no convencen a la mujer anciana. Al contrario, se cruza de brazos y comienza a mirarme a través de sus lentes un poco sucios y polvosos.