Crush
(v.) | krəSH | . Aplastar, Apachurrar.
(s.) (coloquial) . Persona especial.
Amy Callum jamás se imaginó que aquellas definiciones podrían cambiarle la vida por completo. A pesar de eso aquella noche vio el cometa Urano desde su ventana, creyó...
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Voy en el carro de la madre de Adrian, en las piernas llevo una caja pequeña. Pero he dejado muchas cosas sin mover en la antigua casa de Adrian. No imagino la cara que pondrá cuando me vea llegando con un camión de mudanzas. Pobre chico.
—Bien querido, aquí es —anuncia con entusiasme Jenny, la madre de Adrian.
No me tardo ni un segundo en reconocer mi casa, que efectivamente, está a un lado. Lo mejor de todo es que no nos mudamos a otro país, o a otro continente, si no esta situación sería más difícil incluso. Así que me bajo del auto un poco ansiosa.
—Señora... digo, mamá, mi amiga vive en la casa de a lado, ¿puedo ir a saludarla? —La madre de Adrian me mira con el ceño fruncido. Por favor Jenny, déjame ir.
—Está bien, pero vuelves rápido, nos tienes que ayudar a acomodar los muebles. —Le doy un abrazo y corro hasta mi casa. Espero que pueda ver a Adrian.
Entonces toco el timbre, pasan unos segundos para que Ezra abra la puerta. Sin duda que se queda sorprendido por verme a mí, o bueno, por ver a Adrian Cassavets en la puerta de mi casa.
—Hola, ¿se encuentra Amy? —Ezra abre la boca, casi le llega al suelo y yo tan sólo reprimo una sonrisa. Pobre de mi amigo, si tan sólo supiera que soy Amy en el cuerpo de mi crush. Pero Ezra tarda mucho en reaccionar, por lo que lo apuro, Jenny está esperando por mí—. ¿Puedo verla?
Es en ese momento cuando mi amigo reacciona.
—Ay, es que Amy ha ido con su madre por unos ungüentos a la farmacia. Aunque supongo que tardarán mucho, la ha llevado a una consulta. —Me quedo pensando derrotada. Bueno, el lado positivo es que habrá más tiempo para que Adrian no sepa la verdad de su mudanza.
—¿Podrías decirle que vine a verla por favor? —Ezra me mira fijamente y es evidente la consternación que hay en su mirada.
—Claro. —Es lo último que sale de sus labios antes de que le regale una sonrisa y me vaya de ahí.
Así que regreso a la nueva casa, huele a plástico de burbujas y falsas esperanzas. Sin embargo comienzo a sentirme muy triste por todo lo que está pasando, extraño mucho mi antigua vida, extraño a Ezra y a Phillip. ¿Por qué pasamos todo esto? No lo entiendo.
—¿Me piensas ayudar? —comenta una voz masculina en la entrada de la casa. Esa voz me despierta del sufrimiento que yo misma me estoy poniendo, entonces veo que es Edward. El pobre lleva un sillón él solo, aunque sinceramente sí parece capaz de hacerlo, es del doble de mi tamaño, y eso que soy grande.
—Perdón Edward —digo con una voz triste, pero él comienza a carcajearse. Obviamente se burla de mí.
—¿Edward? ¿Desde cuándo somos tan formales? Jamás me habías llamado así. ¿En serio estas bien Adrian Cassavets? Estas muy raro desde ayer. —Miro al hermano de Adrian y le sonrío con tristeza, si tan sólo supiera todo lo que me está pasando.