Yo soy Adrian

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Ayer simplemente llegué a mi casa y no paré de dormir, el dolor de cabeza no me podía dejar en paz. Sin embargo ya es otro día y estoy más que emocionada porque hoy veré a Adrian, quizás le agradezca por haberse preocupado por mí, es que es un caballero. Bien, creo que ya es hora de abrir los ojos.

Entonces me pierdo en el aroma de las cobijas... esto no huele a mi habitación, es distinto, huele a una colonia masculina. ¿Acaso Ezra se quedó a dormir conmigo? (Claro, lo digo como si alguna vez hubiera ocurrido y obviamente no). Pero abro los ojos y me doy cuenta de la blancura del techo, extrañamente mi habitación tiene más luz que la acostumbrada. El olor de la habitación aún me sorprende, y el dolor de cabeza ni se diga. «—Vamos Amy, abre tus ojos linda», pienso. Así lo hago.

Pero me quedo bastante sorprendida. La habitación en la que estoy sin duda no es la mía. Ésta es color azul y la mía es color crema. ¿Estaré en un hospital? Quizás mis padres se preocuparon de más y ahora estoy en una habitación de hospital. Pero... ¿y el olor a desinfectante? No, esto no es un hospital... es la habitación de alguien más.

Comienzo a incorporarme y siento mi cuerpo más grande y pesado. ¿Eso es normal? Quizás el golpe me ha dejado alterada, por lo que dejo salir un suspiro. ¿Es normal que mi suspiro suene incluso más grave y pesado que antes? Es como si no hubiera salido de mi voz.

Asustada me llevo la mano al cabello y noto que es considerablemente más corto. Es ahí donde me doy cuenta de lo que está pasando. No estoy en mi habitación, no tengo mi cabello largo, mi voz suena más gruesa y mi cuerpo ha cambiado. Esto no puede ser la pubertad.

Corro como una loca por la habitación para buscar un espejo y mirarme, esto no me puede estar pasando. Mis ojos se tardan en acostumbrar a la luz, pero sobre todo a esta situación. Entonces me miro y el corazón casi se me sale del pecho.

¡No! ¿Cómo pasó esto? Es que no lo creo, ¡éste no es mi cuerpo! Lo peor de todo es que conozco a esta persona.

—¡Adrian Cassavets! —grito desconsolada frente al espejo.

Estoy en el cuerpo de Adrian, ay no, esto es un sueño, yo sé que lo es. No estoy en el cuerpo de Adrian, no estoy en su casa y sobre todo no soy él, claro que no. ¡Esto no está pasando!

—Tranquila Amy, respira y relájate —susurro en un intento vano de relajarme y volver a tener el control de esta situación, aunque, ¿alguna vez la tuve? Rayos ya estoy diciendo tonterías.

Por lo que me tranquilizo un poco, despertaré en un rato. Esto simplemente pasará en un segundo. ¡Ya sé! Debería de pellizcarme. ¡Auch! Vuelvo a mirarme en el espejo pero no, sigo estando en el cuerpo de Adrian.

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