Un pug

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Amy Callum

"Amigos", "amigos", "somos amigos" esas palabras retumban una y otra vez en mi cabeza. ¿Qué más podría pedir? ¿Qué más necesito? Es obvio que era lo único que yo podía aspirar con Adrian Cassavets. Aunque... ¿podré olvidar pronto lo que siento por él? No después de que ayer nos quedamos abrazados, no después de que lloró en mi pecho y de que me tomó la mano. No después de eso.

Aún tengo la sensación en el cuerpo, porque ayer estuvimos unidos por un problema en común, ayer sentí que el mundo se detenía y conspiraba a favor mío. Porque ayer vi el lado más vulnerable de Adrian y sé que un poco de compañía no le hizo daño.

El problema es que sigo terrible y perdidamente enamorada de él y siendo sincera no creo que deje de sentirlo en mucho tiempo. Mucho menos ahora que ya nos llevamos mejor. ¿Por qué me enamoré de Adrián Cassavets? Una vez más me miro al espejo y grito.

—¡Porque eres hermoso!

Y mientras sigo debatiendo por el amor que siento o no siento por Adrian, me llega un mensaje de Ezra.

De: Ezrasín
Amy, tengo algo que contarte y es súper mega importante.
Ponlo en 1.000.000 de importancia.
Por cierto, ¿ya estás en la casa de Adrian? Disculpa que no te acompañé pero tuve clase de historia y vimos un documental de DOS HORAS.
DOS HORAS AMY!!!!!
3:54 p.m

Comienzo a reír porque me imagino a Ezra muriendo de aburrimiento en la clase. Pobre de mi amigo.

De: Amy
¿Quieres venir aquí? Ya estoy en la casa de Adrian. ¿O nos vemos en otro lado?
Y pobrecito de mi amigo. No te preocupes, me encontré a Edward en el camino y me trajo hasta acá.
3:55 p.m

De: Ezrasín
Ok, ok.
Ya voy en camino.
Llego como en quince minutos.
Prepara tu corazón porque seguro te volverás loca.
3:55 p.m

De: Amy
Está bien, te creo.
Aquí te estaré esperando.
Visto a las 3:56 p.m

Iré a comprarle a Ezra sus dulces favoritos antes de que llegue. El pobrecito siempre es bueno conmigo y al parecer me tiene una sorpresa.

Así que le digo a Jenny que iré por algunos dulces. Ella me pregunta si tengo dinero y le digo que sí. La pobre ha estado muy callada el día de hoy, sé que todos siguen tristes aquí por lo cual trataré de no hacerles mucho ruido.

Por lo que salgo de la casa en camino a la dulcería más cercana pero alguien me llama. Cuando me doy la vuelta me pongo nerviosa pues es Adrian en mi cuerpo.

—¡Amy! —grita el chico mientras corre a mi lado.

Me encanta que me diga Amy, suena como una melodía hermosa en mis oídos, suena como algo hecho por Debussy y Vivaldi.

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