Dejar ir

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A Harry se le aceleró el corazón cuando permitió que Lucius lo guiara por el pasillo hasta la alcoba. Hiperconsciente de la proximidad del maestro de pociones, el aroma del hombre invadía los sentidos de Harry y hacía que su corazón se acelerara ante la idea de lo que sucedería una vez que llegaran a su destino. El aliento caliente contra su oreja, el sándalo llenando sus fosas nasales mientras Severus hablaba en voz baja y silenciosa y el aliento parecía acariciar la piel sonrojada de Harry.

"Espero que sepas lo que estás haciendo... voy a hacerte mía". La rica voz de Severus, segura de sí misma, lo inundó y se estremeció de deseo. La idea de que Severus lo poseyera hacía que su cuerpo se sintiera en llamas, ardiendo desde lo más profundo mientras la pasión lo consumía.

Sí... tócame, tócame.

La mente de Harry gritaba, pero su boca era incapaz de hablar, todas las palabras se habían ido en la bruma de la excitación. El hombre ni siquiera lo había tocado y su polla ya estaba a punto de liberarse, su ardor estaba en su punto álgido con sólo pensar en las manos de Severus sobre él.

Hazlo mío... sí... haz que me desee.

Inclinó la cabeza hacia atrás exponiendo su cuello, gimiendo cuando los labios de Severus rozaron el pulso palpitante que latía furiosamente. El maestro de pociones se detuvo, con los labios congelados en la piel febril de Harry y éste giró la cabeza para mirar la oscura profundidad de los ojos de Severus. Esperando que la mirada de necesidad en sus ojos incitara al hombre a continuar, se alegró cuando Severus lamió un camino por el cuello de Harry y le dio un mordisco en la mandíbula antes de apartarse.

"¿Interrumpo?" preguntó Lucius, con los ojos brillantes y el tono juguetón. Severus resopló y pasó junto a él a la alcoba. El rubio le dedicó a Harry una deslumbrante y sexy sonrisa y le tendió la mano para que la tomara. Con los dedos temblando, sabiendo que sería algo que no podría retirar si entraba en la habitación, Harry entrelazó tímidamente sus dedos con los de Lucius y lo siguió.

La habitación era cálida pero para Harry era sofocante, su cuerpo temblaba y tenía la boca seca. Lucius, que había notado el cambio en él, le acarició suavemente el brazo, la sensación de los suaves dedos acariciando su piel era tranquilizadora y Harry trató de relajarse.

"Está bien", lo tranquilizó Lucius, sus labios rozando la boca preocupada de Harry, "No te haremos daño". Harry descubrió que sus ojos se dirigían a Severus, el hombre formidable y que desprendía un aire de control mientras observaba el momento entre ellos. Enarcando la ceja, los ojos de obsidiana brillando con lujuria y un toque de diversión. Harry respiró hondo, con el desafío corriendo por sus venas y decidido a ocultar sus nervios ante el hombre de ojos oscuros. Se inclinó hacia el beso, presionando su boca contra la de Lucius con más fuerza y deslizando su lengua por sus deliciosos labios, el rubio le permitió inmediatamente devorar su boca. Harry no quitó los ojos de la mirada de Severus, su corazón martilleaba mientras las pupilas del maestro de pociones se dilataban de deseo y Harry casi se rió del destello de celos que vio en la mirada de granito.

"Luc... ven aquí". Ordenó Severus, su tono era oscuro y estaba lleno de tentaciones ocultas, Harry casi gimió en voz alta. Los ojos negros se encendieron con poder, y Severus se lamió los labios en una seductora burla, Harry anhelaba lamer la saliva que ahora brillaba allí. Lucius rompió el abrazo con Harry, sin dudarlo, mientras se acercaba lentamente al hombre que sonreía.

"No, para... arrástrate hacia mí". Severus sonrió, Lucius obedeció al instante cayendo de rodillas y merodeando hacia el maestro de pociones, Harry no pudo recuperar el aliento ante la visión.

Un atisbo de sonrisa en los labios del comandante, sus ojos oscuros y lujuriosos no se apartaban de los de Harry mientras Lucius se arrodillaba a sus pies esperando su siguiente orden. Enarcando una ceja hacia Harry, Severus se inclinó para acariciar la cabeza de Lucius, con las hebras rubias deslizándose por las yemas de los dedos mientras acariciaba el cuero cabelludo del hombre. La mirada de Severus era un claro mensaje para Harry: Lucius era suyo para controlarlo y mandarlo. Una extraña sensación recorrió la espina dorsal de Harry, destellos de los recuerdos que había visto y el poder que sentía lo invadieron.

Mentes Alteradas (TRADUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora