Capítulo 2

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"Y aquí estoy una vez más, viajando hacia un lugar desconocido; lleno de gente que nunca podré llegar a conocer realmente, lleno de lugares a los que no podré ir con alguien a mi lado ¿o será un sitio conocido esta vez? ¿Será que me reencontraré con alguna persona?... Que tonterías estoy pensando, mis padres jamás me llevarían a algún lugar conocido, jamás permitirían que me aferre realmente a algo... es como si... ¿Acaso me estarán alejando de cada una de las cosas que pueda llegar a querer y temer abandonar? ¿Estarán separándome de todo aquello que pueda llegar a herirme de alguna forma? ¿Será que de alguna forma me están protegiendo? Después de todo, nunca me han dicho nada sobre mí y nunca me han dejado aferrarme a algo, ni siquiera he podido tener una mascota. Además, todo lo que he llegado a saber sobre mí lo he descubierto por mis propios medios, nunca he escuchado siquiera que hablen de mi pasado... ¿No será acaso una forma más de protegerme? ¿Será que algo pasó en mi infancia que es incontable, que podría llegar a cambiar completamente algo en mí?" pensaba Adrián mientras miraba aquella hermosa vegetación y veía dónde terminaba aquel bosque que jamás olvidaría. Observaba ello por la ventana del Ford Mustang GT500 en el cual viajaba cada año, exceptuando aquella única vez que no viajaron debido a que su padre estaba enfermo y ni siquiera dejaban que lo viera; todo eso le resulto tan extraño esa vez y, sin embargo, por mucho que preguntaba, no le respondían nada; ni siquiera se daban la molestia de inventarse alguna enfermedad, solamente se quedaban callados o lo mandaban a su habitación sin ningún motivo. Gracias a ello y otras cosas que habían pasado a lo largo de su vida, no podía confiar en ellos más de lo que alguien confiaría en un amigo con el cual no se habla desde hace un largo tiempo.

Nunca había tenido alguien con quien hablar sobre sus asuntos, todo lo que Adrián tenía eran aquellos padres en los que no confiaba lo suficiente como para hablar con ellos sobre las dudas que habían surgido a lo largo de su vida o como para contarle aunque sea cómo fue su día en el colegio. Era por eso que no se había tomado ni siquiera la molestia de comentarles lo ocurrido en el bosque, todo lo que habría sucedido es que se habrían alterado o quizá llegar a saber algo que él nunca habría llegado a comprender, simplemente no quería agregar más interrogantes a la enorme lista que poseía actualmente con todo lo acontecido aquella noche.

Adrián había logrado averiguar en sitios de internet que aquella criatura que casi lo mata se asemejaba a una Quimera pero aquello era imposible, no habían rastros de que hubieran existido alguna vez, solo eran nombradas en la mitología y si hubieran llegado a existir se habrían extinguido hace mucho tiempo, ya que nadie hablaba de ellas ni se veía en las noticias o en los videos curiosos de internet que se hubiera visto alguna recientemente, y, sin embargo, eso era lo que había visto, o al menos algo muy similar, estaba seguro de aquello.  Justo ahora que tenía un lugar en el cual poder investigar y quizá hallar alguna pista sobre aquella misteriosa criatura y su aparición lo alejaban de la ciudad sin derecho alguno a reclamar y lograr quedarse. Siempre lo separaban de todo. Por ello es que, a pesar de ser muy capaz, nunca quería formar parte de algún equipo de deporte; prefería pasar inadvertido en cada escuela a la que iba porque sabía que de nada le serviría hacerse notar en algún lugar que luego tendría que abandonar, lo único que lograría con ello sería anhelar quedarse y crear una dolorosa despedida.  A pesar de aquello, sentía que este año debía hacer algo en esta nueva ciudad a la que iban, ni siquiera sabía cuál era y aun así sentía que se acercaba a algo importante, que se acercaba a un lugar en el cual tenía una misión que cumplir, ya que le daría más información acerca de ciertas cosas de las que él podía llegar a suponer en estos momentos "¿Por qué siento esto? Nunca en mi vida había experimentado algo así... Jamás había querido realmente llegar a una nueva ciudad y, sin embargo, ahora todo es distinto, quiero llegar pronto a mi destino, siento que allí donde voy hay algo... No, no es precisamente algo... quizás es alguien... ¿Sera que por primera vez llegaré a tener un amigo en el cual confiar? Desearía que fuera así pero seguramente solo son imaginaciones mías ¿o no lo son? No lo sé... lo único que tengo claro en este momento es que debo buscarlo, siento que me ayudará, no tengo ni la menor idea de qué o quién será, tampoco sé cómo sea su apariencia pero siento que soy capaz de encontrarlo... Siento una conexión muy especial, cada minuto que pasa siento algo cambiando en mi..." pensaba.

Adrián no estaba tan equivocado ya que allí encontraría una persona digna de confianza; encontraría buena gente en la ciudad y la magia se encargaría de llevarlo hasta aquellas personas, sin embargo, no sólo encontraría amigos, ya que era un ser que poseía algo muy especial en su interior y, como toda persona con algo especial en su interior, sería envidiado. Además, llegarían a ponerlo en situaciones de bastante peligro. Aquellas personas se convertirían en verdaderos enemigos y no solo serían personas normales, también habría gente que posea ciertos dones desarrollados que habían sido descubiertos desde hace mucho tiempo atrás. Es cierto, Adrián poseía poderes pero él no lo sabía, recién estaba comenzando a sospecharlo y, por lo tanto, sus dones no estaban tan desarrollados como lo demandarían las situaciones que llegaría a vivir.

El pueblo al que se dirigía era conocido por poseer extraños sucesos y era por eso que sus padres habían decidido llevarlo allá, querían acabar con ciertos problemas desde su raíz, sin embargo, sus padres encontrarían bastantes conflictos en aquella ciudad, entre ellos se encontrarían su peor pesadilla hecha realidad: Adrián descubriría toda la verdad.

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