Holly entró a su clase de Mitología sin ganas, algo le había llamado la atención sobre aquel joven nuevo. Al verlo le pareció conocerlo de algún lado. A medida que caminaban comenzó a pensar que ella también quería viajar a otras partes pero, al contrario de lo que pasaba el año anterior, algo la aferraba a aquella ciudad. Se obligó a dejar de tener aquellos pensamientos para poner atención en las enseñanzas de mitología sin obtener resultado alguno. Estuvo así durante un largo periodo de tiempo pero por alguna razón comenzó a poner atención cuando se habló sobre Quimeras. Según lo que dijo su maestro, dichas criaturas provenían de la mitología griega y surgieron a partir de la unión entre Tifón (divinidad relacionada con los huracanes) y Equidna (monstruosa ninfa con cuerpo de serpiente). Su sexo era femenino pero no tenía apariencia fija debido a las diversas descripciones que existían. A pesar de esto, la descripción más aceptada era que poseía cabeza de león – en algunos casos también una de cabra junto a la del león – busto de cabra y cola de serpiente. La Quimera no solo aterrorizaba por su apariencia, sino también porque se decía que lanzaba fuego, por lo cual era prácticamente invisible tras el al momento de enfrentarse a su enemigo, además de su excelente habilidad para rastrear, perseguir y matar cuando lo deseaba.
Prestó atención toda la clase debido a dicho tema que se alargó y, por alguna razón, sentía que debía saber todo aquello. Incluso ella se sorprendió cuando recibió las felicitaciones del profesor por tener el mejor dibujo de cómo se vería una Quimera si te encontrarás frente a ella. No se sobresaltó tanto por el hecho de ganarse aquellas felicitaciones sino porque había logrado dibujar algo a base de su propia imaginación, lo cual nunca había podido hacer antes, siempre lucían completamente distinto a la manera en que lo pensó.
Al terminar la clase salió normalmente hasta su casillero con el propósito de encontrarse con Adrián por el camino pero no fue así, supuso que estaría en su salón aún, así que fue a esperarlo fuera para así hablarle con la excusa de mostrarle el resto de la escuela. No sabía el motivo pero aquel joven le inspiraba algo que no podía definir, era como un calor parecido al que te brinda una persona de confianza, lo cual en sí ya era raro debido a que lo acababa de conocer. Al llegar al salón lo vio conversando con el profesor, seguramente lo estaba poniendo al día o algo por el estilo, por lo que decidió irse y seguir su día como cualquier otro, al menos por ahora. Así fue como, luego de un tiempo, se dirigió a las clases de Deportes y aquello sí que fue total y completamente desesperante, ni siquiera pudo hacer bien lo que siempre solía hacer con tanta facilidad “¿Qué me está pasando? ¿A qué se debe tanta desconcentración?” se cuestionaba, comenzando a irritarse por aquello. Odiaba la idea de que algo en su mente no la dejara hacer las cosas bien por causa de la desconcentración que ello implica. Al salir de ahí, luego de haberse bañado, comenzó a andar por el pasillo hasta que se le acercó Adrián.
- Hola Holly – dijo sonriendo.
- Hola – respondió, aún molesta por la clase.
- ¿Cómo va todo? – preguntó Adrián, notando aquel tono cortante de Holly.
- ¡Pésimo!
- ¿Por qué? – cuestionó con curiosidad.
- No sé qué me pasa hoy, no puedo hacer nada bien.
- ¿A qué se debe que digas eso?
- Nada, olvídalo, sigamos con tu reconocimiento de la escuela.
- Está bien – aceptó con voz apagada
- ¿Qué clase te toca ahora? – preguntó Holly
- Déjame revisar – dijo mientras sacaba su horario – Veamos… parece ser que me toca Deportes – respondió finalmente.
- Ah, bueno entonces no tengo mucho que mostrarte – dijo mientras daba la vuelta mirando hacia un punto
- Oh… Eso es conveniente… – comentó al mirar que estaban frente al gimnasio.
- Supongo… Bueno, creo que me iré a mi clase…
- Oh… De acuerdo, que te vaya bien – dijo Adrián con una sonrisa que ocultaba sus deseos de hablar con ella.
- Nos vemos – respondió, levantando la mano.
Adrián se preguntaba qué le había pasado a Holly para que reaccionara de esa manera, ella se había visto tan distinta durante el tour incompleto de la escuela “¿Acaso le habrá pasado algo a alguien de su familia y se lo hicieron saber? ¿O quizás le han molestado mucho en la escuela? ¿Y si tuvo una mala nota cuando esperaba lo contrario? ¿Acaso se peleó con algún amigo y explotó frente a mí?” se cuestionaba Adrián para luego reprenderse a sí mismo por meterse en temas que no le concernían. Concluyó que si Holly no quiso decirle fue porque era algo muy personal o, simplemente, Holly no consideraba a Adrián como un posible amigo del modo que él lo hacía involuntariamente, muchas veces. Aquello le quitó un poco el buen ánimo que había tenido hasta ahora, lo cual se tradujo en un mal desempeño en la clase de Deportes, lo cual en sí era raro puesto que Adrián siempre lograba animarse o, como mínimo, despejar su mente con todo lo relacionado al deporte. Adrián había sido felicitado por su profesor pero él sabía que podría haber tenido un desempeño mucho mejor y que las felicitaciones eran exclusivamente por ser el nuevo del curso, no por haberlas merecido realmente.
Adrián se dirigió hacia el comedor de la escuela para almorzar y, tras recibir su comida, buscar a Holly con la mirada. “Vamos, no puedes realmente estar buscándola si recién la conoces ¿Qué te hace pensar que ella quiere estar contigo?” pensaba Adrián, por lo que sacudió su cabeza ligeramente, intentando apartar esos pensamientos que sabía ningún bien le harían. Comenzó a buscar donde sentarse y, puesto que no conocía a nadie, decidió sentarse en una mesa solo. Tras terminar su almuerzo se fijó en qué clase le tocaba “¿Literatura? Odiaba esa clase en mi antigua escuela, espero que en esta sea mejor” comentaba para sí mismo mientras comenzaba a caminar sin rumbo, puesto que aún no sabía en donde estaba su salón correspondiente, por lo que comenzó a seguir a una chica con libros “Espero que vaya a la clase de Literatura, de otra forma quedaré como un idiota y ese no sería un buen comienzo de año, para nada” pensaba Adrián cuando a lo lejos vio a Holly sentada sola y con la cabeza gacha “¿Debería acercarme? ¿Y si está pasando por algo que no quiere contarme?” Se debatía Adrián, mientras seguía caminando de forma mecánica.

ESTÁS LEYENDO
El Don
Viễn tưởngEl tiempo de que Adrián tome una de las decisiones más importantes de su vida se acerca, pero es sobre un mundo que acaba de conocer y del que no sabe prácticamente nada, por lo que tiene hasta antes de los 19 años para tomar una decisión y hacerse...