"Supongo que sí, después de todo si es que se molesta me alejo" fue el último pensamiento que Adrián tuvo antes de estar frente a Holly. Estuvo parado frente a ella, esperando que lo mirara durante un buen rato, pero al parecer eso no pasaría en ningún futuro cercano, por lo que se decidió a dar el primer paso.
- ¿Holly? — dijo Adrián, con delicadeza.
- ¿Qué quieres? — respondió Holly, sin levantar la cabeza.
- Pues... yo nada, sólo quiero saber qué te pasa o si puedo ayudarte en algo...
- No lo sé, no creo que debería contarlo.
- ¿Por qué no?
- Porque aún no te conozco bien y no sé cómo reaccionarías...
- Si es por eso entonces jamás llegarás a contarme nada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque siempre existirá esa duda de si soy digno de confianza o no. Además ¿de qué otra forma puedes saber cómo reaccionaré a algo?
- Supongo que de ninguna otra, pero me da miedo...
- ¿Por qué te da miedo? ¿Hiciste algo malo?
- No... yo no he hecho nada malo, no hasta ahora al menos.
- ¿O sea que podrías llegar a hacer algo malo?
- Todas las personas pueden llegar a hacer algo malo, Adrián. Esta vez no sé qué creer, depende de cómo lo vean las personas que sepan, de su opinión previa sobre algo...
- ¿Sobre qué?
- De nuevo, no sé si deba decirlo...
- Está bien, te daré tiempo para pensarlo ¿de acuerdo? Pero no pienses que me olvidaré de algo así, menos aun sabiendo que te tiene así — dijo Adrián, tras escuchar el timbre que indicaba el inicio de la siguiente clase.
- De acuerdo — respondió Holly a un Adrián que ya comenzaba a irse.
Adrián estuvo pasando frente a salas y, juzgando de acuerdo a lo que veía en ellas, viendo si eran su sala correspondiente. Estuvo un tiempo así hasta que se decidió a preguntarle a una chica que estaba pasando por ahí.
- Hey, disculpa — llamó Adrián.
- ¿Qué ocurre? — respondió aquella chica.
- Este... Veras, soy nuevo en la escuela y me preguntaba si podrías decirme donde está la sala de Literatura — dijo Adrián, algo tímido.
- Oh, no hay problema, estas de suerte porque es justo la clase que me toca. Ven, sígueme.
- Oh, genial. Gracias, este... ¿cómo te llamas? — preguntó Adrián.
- Me llamo Bonnie Russell y no te preocupes, no es molestia alguna.
- Está bien ¿queda muy lejos el salón?
- No realmente, estamos bastante cerca, de seguro podrías haberlo encontrado solo incluso.
- Oh, ya veo — dijo Adrián, pensando que molestaba con su ignorancia.
- No me malinterpretes, no es que me moleste ayudarte... ¿cómo es que te llamas? — dijo Bonnie, como leyéndole la mente.
- Adrián Dewhurst y me alegro de no molestar.
- Ya estamos aquí, no te preocupes si el profesor intenta intimidarte, es costumbre de él hacer eso con los nuevos, como si hallara placer en ello — le advirtió Bonnie.

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El Don
FantastikEl tiempo de que Adrián tome una de las decisiones más importantes de su vida se acerca, pero es sobre un mundo que acaba de conocer y del que no sabe prácticamente nada, por lo que tiene hasta antes de los 19 años para tomar una decisión y hacerse...