Adrián se levantó más temprano de lo habitual debido a una sensación de nerviosismo que le recorría cada parte de su cuerpo. Al fin llegaba el día de comenzar oficialmente su vida en aquel pueblo que le había hecho sentir tan especial en un par de horas “¿Qué me deparará mi estancia en este pueblo? ¿Lograré resolver todas mis dudas? ¿Conseguiré vencer a aquellos que quieran hacerme daño? ¿Podré proteger a la gente como quiero hacerlo?... Primero necesito los sobres para saber más sobre mí pero ¿Encontraré los sobres?” se cuestionaba mientras se preparaba para levantarse. Luego decidió aprovechar de hacer algo de ejercicio para pasar el tiempo que le quedaba libre gracias a dicho nerviosismo que lo despertó tan temprano. Cuando iba camino a su cuarto de entrenamiento se sobresaltó al ver como la puerta se cerraba sin motivo aparente, por lo que Adrián comenzó a pensar en cómo enfrentar a lo que sea que hubiera dentro de dicha habitación. Apenas consideró que estaba lo suficientemente preparado con un cuchillo de cocina, una especie de tela que se amarro como una capa para no entorpecer sus movimientos y una cuerda que puso de forma que colgara la punta en su bolsillo. Al tener esto se dirigió al lugar, preparado mentalmente para enfrentarse a lo que fuera, al abrir la puerta para entrar no logró divisar nada en un comienzo, por lo que la cerró. Sin embargo, luego de revisar y estar al otro extremo de la sala comenzó a ver la puerta que se abría lentamente así que corrió hacia ella para cerrarla. Luego se dio cuenta de que había algo que se veía distinto en un rincón del cuarto, era como si la pared estuviera un poco borrosa, asique se dirigió allí mientras se deshacía el nudo de la tela. Al estar cerca de la pared tiró la tela hacia donde veía borroso y se sorprendió al ver que esta quedaba levantada, por lo que se apresuró hacia ella y tomó los extremos para cerrarla. Al tomar la tela logro sentir el peso de algo en su interior. Se sorprendió al notar que había algo dentro pero inmediatamente comenzó a hacer un nudo con la cuerda para dejar cerrada la tela y así evitar que, lo que sea que hubiera dentro, se escapara.
Después de aquel suceso se dirigió con aquel bulto a su habitación para guardarlo en algún lugar que sus padres no pudieran encontrar, no tenía idea del motivo por el cual debía esconder aquella tela pero sentía que debía hacerlo. Desconocía qué era aquello pero al ir tocando la tela se iba dando cuenta de que era algo de unos 50 cm de altura, no muy ancho y ni muy duro ni muy blando. El tiempo transcurría y seguía frente a él, la miraba como tratando de ver a través de la tela hasta que se dio cuenta de que se estaba haciendo tarde y debía prepararse para ir a su primer día de escuela. Comenzó a prepararse y notó que estaba nervioso por ello, ya que, sentía que todo era distinto en esta ciudad, la cual le inspiraba tanta esperanza de brindar respuestas a sus dudas.
Adrián acababa de bajarse del auto y así quedar frente a la entrada principal de la escuela cuando vio algo que lo sorprendió a la distancia “¿Cómo es posible que esté aquí? ¿Sera una señal más de que debo conocerla?” se preguntaba mientras veía pasar a lo lejos a aquella joven que estaba en la tienda de instrumentos. Se dirigió al sector en el que se tenían que reunir los nuevos estudiantes para recibir información sobre la escuela: el número de sus casilleros, sus clases, las salas y cosas por el estilo. Cada estudiante recibía su respectiva información y tenía una persona antigua de la escuela asignada como guía por unos cuantos días. A medida que iba acercándose su turno de obtener un guía veía pasar mucha gente por fuera de la recepción y algunas eran llamadas por la recepcionista para que hicieran de guía. Luego de un periodo no muy largo de tiempo le tocó el turno a Adrián de ser llamado para darle su número de casillero, su horario, información sobre talleres e información sobre el colegio en general; al momento de asignarle el guía, vio como la recepcionista se quedaba un tiempo mirando hacia afuera como si estuviera seleccionado al guía.
- ¡Holly! – llamó la recepcionista luego de mirar un rato hacia fuera.
- Dígame – respondió una joven que Adrián no lograba ver.
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El Don
FantasyEl tiempo de que Adrián tome una de las decisiones más importantes de su vida se acerca, pero es sobre un mundo que acaba de conocer y del que no sabe prácticamente nada, por lo que tiene hasta antes de los 19 años para tomar una decisión y hacerse...