MARATÓN 4/4
Yuqi llegó a las puertas de la mansión en el inframundo con el cuerpo ahora helado del demonio aún en sus brazos y un ángel siguiéndola de cerca. El infierno se notaba más frío y sombrío de lo usual y no terminaba de entender el porqué, pero la pelinegra se limitó a seguir su camino.
Podía sentir las miradas interrogantes de otros demonios sobre ella, pero no se deparó de aquello.
Al pararse frente a la puerta de la enorme mansión, esta se abrió y sin más el demonio y el ángel entraron.
Incluso la mansión se sentía más solitaria de lo usual, pero una vez más, Yuqi no prestó atención a aquello. Tan solo caminó a paso calmo hasta la sala común donde esperaba que estuviera su superior y gobernante del inframundo. Y no se equivocó.
Ahí estaba, aquella rubia cabellera tan lisa y sus vestimentas tan pulcras como siempre. Miraba por el gran ventanal como usualmente lo hacía, pero se notaba distante.
—Satán —Habló Yuqi, sería con tono firme logrando que la mencionada volteara.
Su fría mirada causó escalofríos en el pobre ángel —aunque ni siquiera la miraba a ella—, quien se removió nerviosa aún detrás del demonio. No le tenía miedo, pero estaban sucediendo demasiadas cosas y las emociones formaban un horrible e insoportable remolino en su interior, y no sabía cómo sentirse con Mefistófeles ahí sin vida, quitando el hecho que se encontraba en el Infierno, desobedeciendo y desafiando toda orden que La Madre le había dado desde el principio.
SooJin se acercó a la pelinegra, quien depositó el cuerpo en uno de los sofás. El rostro de la rubia era inexpresivo, no denotaba tristeza ni ira ni alguna emoción alguna, ni siquiera el más mínimo lamento.
Tan solo se colocó a un lado del sofá y se inclinó hasta estar donde SoYeon. No dijo nada, y comenzó a sacar las flechas del pecho de su amiga una a una, con una paciencia y tranquilidad que estaba colmando al otro demonio, pero se mantuvo callada.
Flecha tras flecha fueron desenterradas del cuerpo, dejando salir un líquido espeso y negro que escurrió algunas gotas sobre la fina alfombra de aquella sala.
Y cuando termino, SooJin se enderezó y se dedicó a mirar sin emoción alguna a su compañera.
—Tráela —Dijo la rubia rompiendo el silencio, Yuqi entendió enseguida y asintió para luego salir de la habitación.
MiYeon seguía a la mitad de la enorme sala, sin saber que hacer o qué decir. Miro a SooJin volver a su posición inicial en el gran ventanal, ignorando su presencia por completo.
—Y-yo-
—Sabes lo que implica que estes aquí —La interrumpió la rubia aún sin mirarla —, ¿cierto? —Tras hacer su cuestionamiento, el demonio por fin se dignó a verla.
Lo sabía. El ángel pasó saliva pesadamente, sintiendo un nudo en su garganta formándose y su pecho oprimirse de manera dolorosa.
SooJin soltó una risa nasal y sonrió melancólica al ver a la contraria asentir.
—Ella realmente te quería —Dijo la rubia suavizando su mirada al dirigirla al cuerpo sobre el sofá —. La única razón por la que seguía apoyando mis estúpidos planes era porque quería entrar al cielo, no para volver a ser un ángel o seguir sus absurdas normas —Volvió a reír tras decir aquello y pudo escuchar una pequeña risilla mezclada con un sollozo de la castaña—, sino para verte aunque sea una vez más y decirte que tú no tuviste la culpa.
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OH MY GOD [수슈]
Historical FictionSooJin, princesa del infierno, busca venganza después de que le quitaran a ella y a sus ángeles el privilegio de llegar hasta el cielo. Por otro lado, Shuhua junto con sus ángeles están siempre tratando de evitar que toda la humanidad caiga en los...