OMG : I

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Los tacones de aguja color negro que llevaba puestos ese día hacían que cada paso que diera resonaran en el pasillo de aquella gran mansión. Su caminar era elegante e incluso se podría decir que intimidante, cualquiera que la viera pasar lo notaría; y no solo su caminar lo era. Todo de ese hermoso y malévolo ser gritaba elegancia y porte. Con sus altos tacones y su lindo vestido, ambos negros como la noche, al igual que su cabello. Nada de ella resaltaba entre las paredes y alfombras negras de la mansión, a excepción de algo... Sus ojos. Esos ojos rojos como la sangre pura que podrían engañar e hipnotizar a cualquier. Claro, ese era su trabajo.

Dio vuelta al final del pasillo y tocó suavemente la primera puerta que ahí se encontraba, la cual era de caoba color negro. Después de oír una delicada voz indicándole que pasará, abrió la puerta.

Y ahí estaba ella, una hermosa chica rubia de ojos color avellana que parecían brillar sentada en su trono. Portaba sus habituales ropas elegantes perfectamente acomodadas sin una sola arruga, obviamente negras con algunos detalles en rojo. Probablemente si alguien nuevo en el inframundo se la topará, le costaría creer que ella era el mismísimo Satanás. Y si, tal vez en otros tiempos se presentaba en otras formas, como por ejemplo la serpiente que engañó a los humanos para que pecaran, pero... ¡vamos! después de varios siglos se canso y prefirió estar en este nuevo cuerpo a semejanza del hombre, el cual debemos admitir, le queda demasiado bien a la princesa del infierno. Ella, al igual que sus ángeles caídos y más fieles seguidoras, habían adoptado aquella forma desde hace ya varios cientos de años sorprendiendo a todos sus discípulos y seguidores.

—Mefistófeles. — Saludó educadamente la rubia a la azabache que había entrado recién al cuarto en donde se encontraba.

—Mi Señora. — Respondió el saludo de igual manera.

Ambas se miraron y después dejaron escapar un fugaz risa debido a su forma de saludarse.

—Yuqi, dime, ¿cómo va todo? — Preguntó la mayor dejando a un lado las
formalidades y poniéndose de pie para acercarse a la azabache. Después de todo, eran amigas y se podían dar el privilegio de hablar así de despreocupadas cuando se encontraban a solas.

—Todo bien, SooJin. — Respondió Yuqi con una sonrisa en su rostro. —Pero, ya sabes. Como siempre las de allá arriba interfiriendo y evitando que nos podamos divertir siquiera un poco. —Agregó la azabache bufando y haciendo un adorable puchero.

SooJin solo soltó una risita y comenzó a caminar al rededor de la gran habitación queriéndole comentar a su querida amiga sobre el plan en el que había estado pensando. Sin embargo, necesitaba que otra de sus seguidoras —y amiga también— estuviera igual presente.

—Tengo una idea —La menor la miro expectante esperando a que le contara. —, pero primero, trae a Belial. Ella también participa.

—Claro. En seguida vuelvo. —Yuqi hizo una reverencia en señal de respeto y giró sobre sus talones para salir de ahí en busca de la otra chica mientras la rubia la veía marcharse.

Cuando la menor cerró la puerta de la habitación, SooJin regresó a su cómodo trono y acomodó su rubio cabello pasándolo por detrás de sus hombros. Sonrió. Sonrió de una forma realmente aterradora que si alguien hubiera estado ahí con ella, le hubieran dado escalofríos.

—Prepárate linduraHabló sola SooJin —, que de esta no te salvas... vieja amiga.

 vieja amiga

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OH MY GOD [수슈]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora