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*Una semana después*

ㅡ Bien mis niños. Pueden salir al descanso.ㅡ Dijo la profesora borrando lo que estaba escrito en el tablero, vio como todos salían emocionado y corriendo, excepto Tae ya que no conocía a nadie aún.

Era cierto que ya llevaba una semana en la institución, poco tiempo a decir verdad, pero lastimosamente aún no había hablado con alguien, cada vez que se acercaba a cualquier persona, está hacia como si no lo escuchase y lo ignoraba. Aquello no le gustaba en nada, él sólo quería convivir mejor con sus compañeros de clase, pero ellos se lo ponían muy difícil. Ya que el tratar de ser sociable no funcionaba, dejó de intentarlo.

El pequeño de hebras negras se sentó en una banca de semento que estaba en el patio, se recargó en la pared que tenía detrás de si, poniendo su lonchera sobre sus piernas y abriéndola, en su interior contenía la merienda que su madre le había preparado. Agarro el jugo de cajita despegando la pequeña bolsita en donde venía el pitillo destapandola e insertando el pitillo en aquel círculo gris que se encontraba en la parte superior de la cajita.

La dirigió a sus labios para tomar un poquito a la vez en que movía sus pies de adelante hacia atrás, ya que estos no tocaban el suelo, dejó la cajita a un lado para después comerse la comida que estaba en la lonchera. Al terminar de comer volvió a cerrar su lonchera, estiró su manito para agarrar la cajita de jugo, pero una mano más rápida la agarró primero.

ㅡ ¿Me devuelves mi juguito, por favor?ㅡ Miro al niño que tenía en frente. Hizo un pequeño puchero cuando el otro joven se tomó lo que quedaba en la pequeña cajaㅡ mi juguito...

ㅡ ¿Que es esto?ㅡ Agarró la lonchera que Kim tenía sobre sus piernas, sujetándola con un poco de ascoㅡ ¡Ahg! Es horrible, ¿Como puedes tener esto? Eres niño ¿No lo ves?ㅡ Con desagrado la tiró al suelo ocasionando que esta produciera un ruido bastante fuerte.

Gracias al impacto esta se rompió haciendo que en la parte superior apreciará una grieta bastante grande, Tae se levantó para recogerla, pero no pudo ya que otro niño la pisó hacíamos que se terminara de romper. Sintió sus ojitos aguarse un poco, aquella lonchera se la había regalado su abuelita antes de su partida, era su tesoro más preciado, y ahora estaba roto.

Agarró unos cuantos pedazos entre sus manitas, los acomodó en el suelo de tal forma que la foto que estaba impresa en la tapa en la cual estaba su abuelita y él se volviera a ver. La imagen estaba agrietada pero eso no impedía que se viera con claridad, agarro su pequeña bolsita que tenía colgada, la cual era como un Mimi bolso, y metió los pedazos en los cuales estaba impresa la foto y los guardo dentro de la bolsa, no le importó el resto así que lo dejo ahí tirado. Más tarde le diría a su mamá que le ayudara a enmarcarla de alguna forma.

Se levantó del suelo sujetando su pequeña bolsita contra sí mismo, pasó por un lado de los demás restos de la lonchera, iba a seguir con su camino de no ser que otra vez aquel muchacho se había parado en frente de él.

— ¿A dónde crees que vas?— lo dijeron del brazo un poco fuerte, cosa que hizo que Tae hiciera una mueca leve de dolor.

— A-a clase... Ya sonó el timbre, no quiero llegar tardecito— trató de safarse del agarre del contrario, pero lastimosamente era mucho más fuerte que él.

— Dame esa bolsa que tienes colgada y te dejo ir.

Taehyung abrió sus ojitos marrones aterrorizado, aquellos pedacitos eran lo único que le quedaba de su hermosa lonchera, ¿Por qué debía dárselo? No, no lo haría, seguramente su abuelita estaría orgullosa de él si no dejaba que le quitaran su bolsita, pero tenía miedo; miedo a lo que posiblemente aquel niño mucho más alto que él le hiciera algo.

— N-no, mi abu me la dio. No puedo dártela.— si, aparte de aquella, ahora rota, lonchera, también le había regalado aquel pequeño bolsito. Sus tesoros más valiosos.

— No me importa, dámela ahora— demandó, jalando de la correa de aquel bolsito, tratando de quitárselo al menor.

Al jalar repetidamente y con fuerza logro hacer que la correa se rompiera, ya que esta no era muy fuerte que digamos, pero si lo suficiente para resistir las cosas que se encuentren en su interior.

Agarró el bolsito entre sus manos para abrirlo, demorando un poco ya que le había tocado alzar los brazos para que Tae no alcanzara el bolsito, el mismo que le repetía varias veces que se lo devolviera. Cuando logró abrirlo tiro el contenido de este en el suelo para así rápidamente pisarlo, haciendo que aquellos grandes pedazos se volvieran más y más pequeños cada vez que los pisoteaba.

Alejó a Tae con una mano para que no se acercara, escuchando sus inparables sollozos y negaciones que le hacía con cada pisotón que daba. Una vez vio que aquellos pedazos ya estaban prácticamente convertidos en polvo, dejó a Tae que se acercara mientras él se iba se allí.

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— ¡Hola, mi amor! ¿Como te f-?— la mujer no pudo terminar de formular la pregunta, ya que su hijo llegó corriendo hacia ella, ocultando su rostro en su estómago— ¿Que pasa, corazón?

— ¿Po-podemos ir a casa?— dijo en un hilo de voz casi inaudible.

Su madre asintió abriendo la puerta de la parte trasera del carro para que Tae se subiera al mismo, lo ayudó con el cinturón, cuando alzó su mirada pudo ver el rostro del más pequeño con rastros de lágrimas.

— Cuando lleguemos a casa, me dirás qué ocurre, ¿Si, cariño?— vio como asintió con la cabeza gacha.

Rodeó el auto para así poder llegar a la puerta del conductor y entrar para emprender camino. Durante en transcurso del viaje, vio varias veces por el retrovisor a su hijo notando como este miraba su bolsito, dándose cuenta que estaba roto en la zona de la correa, a su vez que notaba que algo faltaba.

— Mi vida, ¿Y tu loncherita?— no obtuvo respuesta.

Se arrepintió de haber hecho la pregunta al ver que los lindos ojitos de su hijo se llenaban de lágrimas, estas mismas saliendo junto a pequeños hipidos y sollozos.

Algo había pasado para que aquel pequeñín estuviera tan decaído; algo pasó con su lonchera.

Llegaron a su destino, el pequeño salió de carro arrastrando su maleta, haciendo que el bello color lila de ensuciara con la suciedad del pavimento, su progenitora abrió la puerta dejando que él pasara primero viendo como se quitaba los zapatos e iba a su habitación. Su madre lo siguió.

— Tae, pequeñito, ¿Que fue lo que pasó para que estés tan triste?— se sentó al lado de su hijo en la cama de aquella habitación, la cual estaba decorada con varios colores pastel, siendo el rosa el que predomine.

— Es que... Estaba jugando y-y dejé mi loncherita en una banca de cemento, la pelota cayó sobre ella y la rompió.— Agachó la cabeza— Perdón.— Sintió como su madre lo abrazó, al mismo tiempo que le acariciaba el cabello.

— Ay, mi amor. No hay nada que perdonar, ¿Vale? Son accidentes que pasan. — agarró suavemente su carita para que la mirara a los ojos— Ahora, dame tu bolsito y le arreglo la correa, ¿Está bien?

— Sí, mami.

No se sentía bien al mentirle a su mamá, pero tenía miedo; miedo a lo que le dijo aquel joven.

-no le dirás a nadie si no quieres que aquel pequeño muñeco que siempre cargas en tu maleta sea el siguiente.

Aquel muñequito lo amaba con su vida, fue aquel que lo acompaño cuando tuvo que dormir solo por primera vez, cuando entró a la escuela por primera vez, quién le ayudo a pasar aquellas noches lluviosas, en donde los truenos se escuchaban bastante fuerte. Simplemente no podía dejar que le pasara algo a su fiel amiguito, después de Yoongi claro.

Lo protegería con su vida.

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Have a nice day :3

🍓Strawberry🍓

 𝐼𝑚𝑎𝑔𝑖𝑛𝑎𝑟𝑦 𝐹𝑟𝑖𝑒𝑛𝑑 // 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑡𝑎𝑒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora