Unión sagrada—Nada de cortes de pelo.- habla hacia nuestro hermano fantasma- Me encanta el look que tengo ahora.
—Te ves muy guapo.- le sonrío, acariciando sus largos mechones- Si te ando rezando.
—¡Ay, corazón!- ríe, ahuecando sus mejillas entre sus manos- Que atrevida.
Caminamos por la gran casa, en dirección al patio. Ben finalmente convenció a Klaus de prestarle su cuerpo, pero claro, el vidente tenía sus restricciones.
—Segundo, no toques nada ahí abajo.-continua dando órdenes- Bueno, tal vez no me moleste, pero no mires porque soy tímido.- rio ligeramente- Tu si puedes ver, Gwen Line-Line.
—Tampoco consumas lácteos, Benny.- veo hacia donde supongo que está- No queremos una catástrofe en los baños.
Número cuatro me señala, dándome la razón. Lo veo suspirar y abrir las puertas de vidrio, murmurando un "hazlo rápido", antes de sacudirse violentamente.
—¿Funcionó?- cuestiono emocionada-¿Ben? ¿Klaus?
—¡Funcionó!- celebra viendo sus manos.
Suelta una risilla traviesa, tocando su torso, palpando lo que no podía por años. Chillo con emoción y sus ojos chocan sorprendidos contra los míos.
Por unos segundos no vi los verdosos ojos de Klaus, los achinados, pequeños y oscuros ojos de Ben me observaron con cariño y anhelo, nos vi con dieciséis años abrazándonos con fuerza sin saber que sería la última vez que sentiría su calor.
—Oh, Gwen.- nuestros cuerpos chocan y él me eleva, girando por unos segundos- Esto es mejor que solo verte y escucharte. Sigues oliendo igual, fresas y miel.
—Mi pequeño Ben.- susurro pues mi voz se forza ante el nudo en mi garganta- Gracias por cuidar de Klaus.
—Esto es genial.- murmura sujetando mis mejillas- 15 años sin poder abrazarte, ni tocarte.
Río cuando sus manos me causan cosquillas, pasando de mi espalda y brazos hasta mis cachetes, apretujándolos.
—¡No!- se mueve bruscamente-Punto número tres, ¡no toquetees a mi Corazón!
Pasan unos segundos hasta que su mirada se vuelve suave y pacífica, sin quitar su enorme sonrisa.
—¡Vamos afuera!- nuestros dedos se entrelazan y me estira trotando entre los arbustos.
Muevo mi mano libre suavemente hacia los "discípulos" del vidente, quienes se inclinan ante nosotros.
Ben ríe, trotando hasta el gran naranjo.—Pareces un bebé emocionado.
Me muestra la naranja y me suelta, para usar sus propias manos y separar la cáscara de la pulpa. Me causa ternura verlo disfrutar tanto del olor y sabor de la fruta.
Al terminar, vuelve a sujetar mi mano y aumentamos nuestro caminar.
—¡Tierra!- señala el espacio sin césped- ¡Amo la tierra! ¡Descálzate!
Se hinca frente a mi y desabrocha mis sandalias, quitándolas de mis pies y lanzándolas hacia ningún lugar en particular, se levanta de un salto después de soltar un "tus pies son tan pequeñitos"
—Esto es tan divertido.- brincamos sobre la tibia y húmeda tierra- Espere esto por 15 años.
Giramos sobre nuestro eje, sin dejar de brincar, disfrutando el tacto de las cálidas manos de Klaus/Ben. Me estira hacia abajo, acostándonos mientras él estira sus manos hacia el cielo, cubriendo sus ojos de la luz del sol.