Capítulo 42: Protesto

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En apenas unos pocos minutos, el servicio había transformado el gran salón de la casa en un elaborado juzgado al que no le faltaba ni un solo detalle.Una gran mesa de buena calidad había sido instalada sobre una plataforma junto a la pared más corta y opuesta a la entrada principal del salón, lo que le daba aún más presencia. Detrás de la mesa había un gran tapiz en el que se podía ver la imagen de una diosa semidesnuda, que recordaba vagamente a Themis, sujetando una balanza con una mano, una espada en otra y una guadaña en la última mano.

Elsa iba a ser juzgada hoy por los miembros del clan, al parecer era una tradición ancestral de la familia de Anna. Los nobles ciertamente eran gente peculiar.

-BONK; BONK

Con dos fuertes golpes con su bastón en el suelo, Bastian anunció la entrada en la sala de Détora. Ella vestía un cosplay de juez bastante lindo, que consistía en una larga toga negra llena de volantes, una gran peluca blanca rizada con dos grandes lazos rojos, un gran mazo de madera y por último y no menos reseñable, una elegante corbata con pollitos bordados. Con un disfraz tan fiel, se veía exactamente como el típico juez que podías encontrar en cualquier lado.

-Todo el mundo de pié, la Ilustrísima Señora Jueza Détora Allen va a entrar en la sala, pónganse todos de pie.

Como si estuviera previamente ensayado, todos se levantaron de sus asientos. La mayor parte de la familia estaba sentada en una gran bancada de dos filas de asientos a la izquierda de la habitación, ellos eran el gran jurado. El banco de la acusada estaba frente a la mesa de la jueza Détora, a una distancia de unos siete pasos. A la derecha estaban Hans y Marco sentados en dos taburetes, separados del resto, ambos eran el público y no tenían derecho a voz ni voto, los parias de la sala.

Détora intentó sentarse en la gran silla, demasiado grande para ella, inmediatamente Luminaria colocó un par de cojines y la sentó sobre ellos. Sin torcer el gesto serio ni una sola vez, logró golpear con fuerza dos veces el martillo contra su peana y con voz seria se dirigió a todos los presentes en la sala..

-Silencio por favor, se inicia la sesión. Hoy juzgaremos si la acusada es adecuada o no para nuestro Marco Aurelio Augusto.

Se oyeron algunos rumores en la sala cuando se nombró a Marco, la mayor parte de ellos decían cosas como "es un gran nombre", "sin duda lo es" y similares, al menos en la imaginación de Marco.

-Hágase el silencio en la sala. Señorita acusada, diga su nombre, familia, raza, afiliación, profesión, talla de zapatos y los números primos entre uno y cien.

-Su ilustrísima, mi nombre es Elsa, pertenezco a la muy noble familia Stratoss y soy un semi súcubo. ¿Afiliación? Me he afiliado bastantes veces con Marco, ju, ju, ju, ju. Y de profesión, soy aventurera, soy bastante fuerte si se me permite decirlo. Mi talla de zapatos es la 38 y los números primos entre uno y cien son 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23, 29, 31, 37, 41, 43, 47, 53, 59, 61, 67, 71, 73, 79, 83, 89 y 97.

-¿Qué dice el ojo de la verdad?

Détora miró hacia su izquierda y preguntó Luminaria, que sostenía entre sus manos un enorme ojo muy grotesco.

-La acusada ha dicho la verdad.

-Bien, secretaria Amélice, que conste en acta que el acusado ha dicho la verdad.

Amélice estaba sentada a la derecha de Détora, en vez de su típico traje de sirvienta victoriana, ella llevaba un traje ceñido, gafas y un moño, la viva imagen de una secretaria cliché. Sus gafas eran un tanto extrañas, llenas de engranajes en movimiento, que parecían salidas de un cómic steampunk y en lugar de cristales se podían ver dos círculos mágicos, uno delante de cada ojo, Marco las encontró increíblemente interesantes.

Guía básica de Supervivencia en un Universo fantástico (de mierda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora