Capítulo 3

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III


Cuartel Central de los Nuevos Vengadores.


Dakaria.

Una semana después, me encontraba exhausta por el excesivo entrenamiento que me hacía cumplir Steve. Estaba empecinado en que debía entrenar día y noche para poder ayudarlos, pero lo que menos me faltaba era entrenamiento y él lo sabía, estaba preparada físicamente para enfrentarme a cualquier misión. Aunque no me lo hayan dicho, lo que estaba en duda era mi lealtad hacia ellos.

Y la verdad, hasta yo dudo de mí.

En la noche, me desperté repentinamente agitada y toda transpirada, intenté sentarme en la cama como pude y sostuve mi pecho.

Las pesadillas habían vuelto a atormentarme, no estaba acostumbrada a estar en otro lugar que no sea la casa de Carol, era un cambio muy grande e inesperado.

Suspire angustiada y seque con la manga de mi remera las lágrimas de mis mejillas. Me levanté de la cama y salí de esa agobiante habitación, dirigiéndome a la cocina del cuartel.

Pude ver a través de unas grandes ventanas en el pasillo que aún no había amanecido.

Al llegar a la cocina divise la figura de un hombre, al acercarme el volteo a verme.

—¿Pesadillas? —pregunto Bucky Barnes, quien se encontraba desayunando solo en la mesa.

Me dirigí a la cafetera mientras asentía con la cabeza. —¿Tú también?

—Algo asi, ¿Quieres contarme?

—Si cuentas las pesadillas, se hacen reales.

El frunció la nariz. —Esa es una rara analogía.

Levante los hombros. —Lo es, pero funciona.

El me dio una mirada de pies a cabeza. —Aunque de cierto modo parece que tu pesadilla si fue real, ¿Te peleaste con la cama o asi eres siempre?

Rodeé los ojos y me senté sobre la mesada con mi taza de café. —Te daré un consejo amistoso.

—No quiero tu consejo.

—Bueno, entonces considéralo un consejo poco amistoso. —tome un sorbo de la taza. —Aprende a cerrar la boca, porque si no yo con gusto te enseñare. —solté en un tono hostil.

El sostuvo su mirada amenazante en mí y yo en él, hasta que una tercera persona apareció en la cocina.

—Parece que hoy tengo compañía para desayunar, esto no sucede seguido.

Avanzo por la cocina y comenzó a prepararse su desayuno.

—Eso suena demasiado triste, Capitán.

Bufo. —No me llames asi.

—¿Capitán? —el asintió. —Me gusta Capitán. —di un pequeño salto para bajar de la mesada. —¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! —cite el poema de Walt Whitman.

—Esto va a ser una tortura. —murmuro Bucky.

—Buck. —lo regaño Steve. —¿Me perdí de algo aquí?

Le brinde una sonrisa. —Nada más le estaba enseñando modales a James.

El soltó el aire acumulado de forma lenta, parecía que estuviera contando para mantener la calma.

—Como sea, los dejo continuar con su desayuno, ancianos.

Ambos me miraron mal a lo que yo les sonreí y cuando estaba a punto de salir de la cocina, Steve me tomo levemente del brazo.

Destroyer of Worlds | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora