Capítulo 2

2K 155 26
                                    

II


Casa de Carol Denvers en la Tierra.


Dakaria.


Golpe tras golpe a la bolsa de boxeo, mis puños ardían debajo de las vendas, pero no quería dejarlo estaba liberando todo el estrés acumulado de la semana.

Carol apareció en la entrada de la sala de entrenamiento, junto a otras personas.

Sin siquiera detenerme a mirar, seguí con mi entrenamiento como si estuviera sola. Lo único que se escuchaba en la habitación era el ruido seco que hacia mi puño al golpear la bolsa.

Una joven mujer pelirroja se aclaró la garganta. —Gracias por recibirnos.

Me detuve y la miré sin expresión alguna. —No me dieron otra opción.

Unos murmuros se escucharon, pero nadie se atrevió a decirlo en voz alta.

—¿Puedes ayudarnos?

Sonreí amargamente. —¿Desde cuándo ustedes los héroes, se preocupan por los villanos?

—Esta es. —interrumpí al hombre que estaba hablando.

Tenía el cabello de un castaño oscuro y unos ojos celestes que me hipnotizaron al mirarlo. Sacudí la cabeza para borrar ese pensamiento y lo seguí analizando. No podía creer que lo que más me había llamado la atención eran sus ojos, cuando tenía un brazo de metal.

—¿Su tierra? —terminé su oración y volví a golpear la bolsa. —Cierto... —todos me estaban mirando atentamente. —Cuando ustedes tratan de destruir el mundo solo es porque se equivocan, pero cuando es uno de nosotros. —me tire el pelo hacia atrás. —Nos encierran de por vida.

Steve Rogers apareció detrás de todos ellos, los recuerdos me abrumaron de golpe. Jamás había tratado con él, pero en la academia de HYDRA no se cansaban de hablar de él y de todo lo que hizo en su contra.

La general Hale me había obligado a estudiarlo, conocía casi todo sobre él y de lo que era capaz de hacer.

—Capitán. —alce mi mano y un destello similar al fuego apareció sobre ella. Carol me mando una mirada de advertencia, la cual ignore.

—¿Me conoces? —pregunto el atónito.

—Con ese traje no pasas muy desapercibido. —mentí.

—Baja esa mano.

Los vengadores se pusieron alerta y miraban atentamente la situación. Hice crecer la pequeña bola de fuego que había creado.

—Cariño, detente. —Carol paso entre las personas y se colocó enfrente mío, con cuidado acaricio mi mejilla y vi un rastro de decepción en su mirada.

Hice un rápido movimiento con la mano y el destello desapareció.

—¿Por qué debería ayudarlos?

—Porque, en el fondo, quieres ser una buena persona.

Sonreí. —¿Desde cuándo los vengadores creen en lo imposible?

Luego de la absurda conversación, deje a los vengadores y me dirigí a la cocina a desayunar, pensé que Carol vendría detrás de mí pero no lo hizo.

Estaba bastante confundida con lo que me habían pedido y con qué Carol este de acuerdo con eso, me parecía algo repentino de su parte.

—¿Podemos pasar? —pregunto Steve al otro lado de la cocina.

Destroyer of Worlds | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora