Capítulo 9

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IX


Cuartel Central de los Nuevos Vengadores.


Dakaria.


El típico olor a hospital llego hasta mi nariz provocándome nauseas, detestaba ese horrible y agobiante aroma.

—Steve. —exclamo una voz cerca de mí. —Despertó.

—Mhm. —murmure incorporándome en la camilla.

—Ey. —apoyo su mano en mi espalda y me ayudo a sentarme. —Despacio, niña.

Tony se encontraba a mi lado, tenía una expresión tranquila a pesar de la situación, y Steve estaba entrando a la habitación con una taza blanca en su mano.

—¿Pudieron detener a todos los chitauri? —aunque intentaba no lucir afectada, mi voz salió con una fuerte preocupación. —¿Los demás se encuentran bien?

El capitán me entrego la taza y decidí aceptarla, aunque no tuviera ganas ya que era más fácil que discutir con él.

—Estamos todos bien. —aclaro su garganta. —Pudimos detener a la gran mayoría, eso creemos.

Ambos llevaban ropa nueva y limpia, no los trajes que habían usado en la misión.

Los mire confundida. —¿Hace cuánto estoy aquí?

Los dos se miraron rápidamente, esperando por ver quien contestaba.

—¿Tienen algún tipo de problema auditivo? —pregunte irónicamente cuando se demoraban más de lo suficiente. —¿Cuánto tiempo paso?

Steve bajo la mirada. —Tres días.

Abrí los ojos sorprendida. —¿¡Tres malditos días!? —comencé a levantarme, apresuradamente, de la camilla. —No puede ser.

Tony me sujeto para que no me levantara.

—No deberías levantarte asi.

Quite su mano bruscamente. —Estoy bien.

—Dakaria, tenemos que hablar sobre lo que sucedió.

A diferencia de Tony, Steve si estaba preocupado y realmente afligido, era una persona que no podía ocultar fácilmente sus emociones.

—¿De qué?

Volví a apoyarme sobre la camilla, levantarme tan rápido había provocado que me mareara bastante.

—Los chitauri no son tan fuertes como para dejarte en el estado en el que te encontramos.

Negué con la cabeza. —No fue un chitauri el que me ataco.

Tony levanto una ceja. —¿Qué fue?

—Un hombre.

—No había ningún hombre cuando llegamos, y revisamos el lugar.

Quise rascarme el cuello y noté que tenía una venda en este, pude recordar muy bien la sensación de cuando el extraño hombre me había clavado el cuchillo y deje escapar una mueca de dolor.

—Pero sí estuvo ahí. —afirme con desconfianza.

Mi mente me jugaba malas pasadas, pero jamás algo tan creativo como eso.

Destroyer of Worlds | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora