͡°❥ •ᕗ28

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Eran pocas la veces en las que Jeon dormía relajadamente.

Normalmente sus noches se basaban en molestia, angustia o simple tristeza.

La mayoría del tiempo nocturno que tenía, su cerebro se la pasaba pensando en diferentes escenarios de peleas antiguas o de las presentes.

Desde que su padre comenzó a saber acerca de Lisa y basándose en el comportamiento que tenía su hijo, empezó a portarse cortante y frío.

Ya no recordaba una sonrisa sincera de parte de él que no sea por burla.

En su tiempo no le importó, pero todo comenzaba a pesar con el transcurso.

Pero esa mañana era diferente, su ceño no estaba fruncido y sus manos se encontraban tranquilas sin ningún ardor por cortada o moretones que se crearon por golpear a alguien.

Su pecho subía y bajaba con un ligero peso físico de alguien, su cabeza no retumbaba por causa de la reseca y sus pulmones no estaban esforzándose por querer respirar más y más.

Todo estaba como siempre lo deseo, una tranquilidad inmensa.

Una que no quería dejar ir jamás.

Abrió un ojo siendo lastimado por la luz mañanera y entonces cayó en cuenta.

Jimin estaba abrazado a él, con su cabeza reposando en su pecho y una de sus manitos en su abdomen, cosa que le puso alerta.

Ya tenía cierto miedo a que el enano le tocará el abdomen, temía ser descuadrado o deforme por culpa de los puños del contrario.

Tomó su muñeca, tratando de moverlo, esta vez no estaba alterado, en realidad recordaba todo como si apenas lo acabarán de hacer.

Sonrió al ver lo pequeña que era, la suya lo superaba por mucho, Lisa tenía sus manos blancas y huesudas, tal como las de una señora, eran lindas pero muy frías y tal parecía que todos los anillos se le resbalarían,  Jimin en cambio, las tenía blancas y cálidas, estaban muy chonchitas sin parecer una persona gorda, eran suaves y tenía dos anillos uno del compromiso y otro más pero sencillo, pequeñas y similares a las de un bebé, el deseo de apretarlas y con miedo de quebrarlas estaba ahí.

Sonrió al ver sus pequeños deditos, quería jalarlos para ver si se estiraban y regresaban a ser pequeños una vez que los soltara.

Aclaró su garganta y la reacción de Jimin no le fascinó como creía.

Park había estado durmiendo cuando sintió su cabeza ser movida como en un terremoto, con el miedo a flote soltó un chillido y con la mano que Jeon sostenía golpeo un punto siego para el.

Pero el que sufrió fue el castaño al sentir el golpe en su moretón.

—Verga, por que reaccionas de esa manera enano! —Jungkook frunció su ceño y se removió bajo las sabanas tocando la zona afectada.

—Qué hace mi cabeza en tu maldito abdomen!? Tú fuiste el culpable… —Jimin se detuvo al ver la cara de dolor en el castaño, bajo su mirada y vio las manos de Jungkook en su abdomen. —Te duele?

—No, hace muchas cosquillas, por eso me agarro y tengo esta cara de felicidad.

—Oye!  Solo-, por qué tu maldito pecho vibra?  Eres una vestía o algo así, qué querías que hiciera, no es normal despertar con lo que tú piensas es tu almohada y que esta vibre, es muy raro!

—Solo un loco piensa que una almohada respira, acaso no escuchaste o siquiera sentiste que mi pecho bajaba y subía?

—Pues en mi defensa, tengo el sueño profundo, aparte la respiración nocturna o la mayoría de horas en un promedio de 22/7, suele ser muy sutil!
Qué te sucede idiota!?  Qué tanto miras?

The Jeon Spouses (kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora