2- Ascensor

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Ah...- Me dejé caer en el sillón.

Estos últimos días han sido difíciles.

Apenas pude colocar la cama.

Al menos... Ya no tengo mil y un cajas estorbando en mi casa.

Suspiré, acomodando mi cabello.

Vamos a tirar esto...

Tomé las bolsas llenas de cajas y basuras.

Verga... ¿Por qué no vivo con alguien?.

Llamé el ascensor, esperando a que subiera.

Jadeé, tratando de sobrellevar este maldito ejercicio.

Me estiré, soltando un suspiro.

El elevador se abrió.

Un hombre salió de este.

Dios santo...

Este hombre es perfecto...

Un rostro perfectamente esculpido.

Y unas manos grandes...

Se acomodó el pelo.

Buenos días.- Sonrió, viéndome.

Está sudando...

Supongo que acaba de hacer ejercicio.

Es jodidamente sexy.

Ah, mierda... Mi corazón está palpitando como loco.

B-buenos días.- Acomodé mi ropa y mis cabellos.

¿Eres un nuevo vecino cierto?.- Jadeaba, limpiandose el sudor con una pequeña toalla.

Ah... Si, si, llegué hace unos días...-  Rasqué mi cuello.

Pues... Soy Diego, mucho gusto, vivo en el 512, por si necesitas algo.- Sonrió.

¡Ah!, Yo soy Roberto, vivo en el 513, tal vez nos miraremos a menudo.- Solté una risita.

Quiero hablar con el...

Si, eso espero...-

Dió una última sonrisa, para tratar de caminar hacia su apartamento.

Em... Y-yo... ¿Podrías ayudarme con esto?... Es algo pesado y...- Mierda, Me pone nervioso.

Ah, claro, déjame ayudarte con ello.- Tomó una de las bolsas.

Puse la planta baja.

Diego entró.

Después, me puse a su lado.

El ascensor comenzó a bajar.

Ah, cierto... ¿Cuántos años tienes?.- Me miró.

Veintitrés, ni tan jóven ni tan viejo.- Le sonreí.

¿Eres mayor que yo?, Tengo veintidós, es sorprendente, eres un poco más pequeño que yo.- Palpó mi cabeza viendo nuestra diferencia de altura.

No me molesta que me diga pequeño...

Lo miré.

Bueno... Tampoco es demasiado ¿No?.- Moví mi cabeza a un lado, sonriendo.

Si... Creo que tu altura es linda.- Desvío la mirada, cubriendo un poco su boca.

¡Me dijo lindo!.

Oh...

Tal vez tenga oportunidad.

El elevador paró, en el último piso.

El chico del apartamento 512 ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora