Desconcertado, vuelvo a mi casa a paso de tortuga, tratando de analizar la situación, pero no se me ocurre nada. Trato de evitar los pensamientos negativos, pero no puedo, siempre fui muy negativo, aunque cuando me dicen que soy negativo les digo que solo soy realista.
Me costó mucho abandonar la casa de Adam sin tener noticias de él, es como cuando vas al hospital a saber algo de la persona que esta grave y aún no te comunican en qué estado se encuentra y no puedes quedarte tranquilo hasta que te lo digan. Nunca me pasó, pero debe ser parecido.
Pensar en la palabra hospital y Adam me trae a la cabeza horribles pensamientos. Mis ojos se ponen brillosos, se me estremece la piel y siento un cosquilleo en mi estómago. Sacudo mi cabeza. Odio ser tan negativo, desde la muerte de mi madre caí en la realidad y supe comprender que la vida no es un cuento de hadas con un final feliz a la tierna edad de 6 años. De hecho, aún siento que mi madre está conmigo y me acompaña a todos lados donde vaya, sé que está ahí, puedo sentirla.
Mi padre esta esperándome en la puerta de casa con una cara de enojo terrible, su boca estrechada, su nariz arrugada, sus cejas arqueadas, sus puños cerrados, y esa típica vena marcada en el cuello hacen que me quede helado unos segundos, que parecen horas. Eso solo pasa cuando llego tarde del colegio sin explicación alguna. Pero solo han pasado unos minutos, o eso pensé hasta mirar en mi reloj que habían pasado más de dos horas.
— Mi estómago ruge—. Dice mi padre como aguantándose las ganas de gritarme en público. Él no es de esos padres que se enoja porque su hijo llega tarde sin avisar, es de los que se enojan porque su hijo llega tarde sin haberle dejado comida en la nevera. Mirando al piso me dirijo a la cocina a cocinar algo, lo que sea con tal de que este hombre me deje tranquilo.
Con mi padre con la tripa llena, puedo ir a mi habitación sin que me reproche. Yo no comí, no tengo apetito.
Me quedo tirado en la cama mirando al techo, sin noción del tiempo, el estómago me ruge, como si me dijera "Hey! tienes que comer algo" pero no siento hambre, mis ojos se cierran, cansados, pero no tengo sueño, los únicos que no me molestan son mis pulmones, aún sigo respirando, pero inconscientemente.
Me despierto. Es temprano para ir a la escuela, pero voy igual así no tengo que entrar solo, con todos observándome y señalándome.
Me detengo en la puerta principal y pienso « Bien Noah, tú puedes, solo entra y mira abajo todo el día».
Entro mirando abajo y de reojo veo que no hay casi nadie, por lo que me siento más seguro. Doy unos pasos más y me choco con una chica. Tiene cabello castaño y ojos cafés claros, es bonita.
— Perdón, no te vi—. Exclama, apenada.
— No pasa nada, nadie suele hacerlo—. Noto lastima en sus ojos al decirle esto.
— Te vi algunas veces en los recreos, ¿cómo te llamas?—.
— No-Noah—. Tartamudeo.
Ella suela una pequeña risa y retoma la conversación. — Soy Julie, Julie Adams—. Adams... Adams. Su apellido queda sonando en mi cabeza.
— Disculpa, llego tarde a clases—. Me voy sin dejarla responder. Que idiota, las clases empiezan como en cuarenta minutos. No la deje despedirse. Soy un idiota. Por más que sepa que tomé una mala decisión no puedo dejar de caminar.
Ir a la escuela sabiendo que no va a ir Adam es como ir a un concierto de tu ídolo sabiendo que no se va a presentar.
Suena la campana. Me siento en el pupitre más alejado de los demás, no quiero que me noten. Todos están repasando y preguntándose cosas entre ellos, no entiendo, ¿por qué? Luego todo se me aclara. El examen.
Lo olvidé por completo, se suponía que ayer iba a estudiar, pero estuve pensando en otras cosas que no quiero recordar. Entrego el examen en blanco y pregunto si puedo ir al baño. No me deja, así que tendré que aguantar esta clase con las risitas de mis compañeros de fondo.
En el recreo un grupo de chicos me acosan y solo uno me golpea. Luego viene un profesor, pero solo le dice que no está bien maltratar a los compañeros y se me acerca y me dice en voz baja — Tiene una vida difícil—. Una vida difícil, si claro.
Me paso el resto del día en silencio, si nada más importante que hacer.
A la salida, Julie me mira por un segundo y luego se va con sus amigas. Yo me voy a mi casa, sin saber en qué pensar.
Estoy acostumbrado a sentirme solo, pero esto es demasiado, necesito a Adam, o por lo menos saber algo de él. Nunca fui bueno haciendo amigos, él es una excepción, nos presentó mi madre y la suya, eran mejores amigas de la secundaria, éramos como hermanos, lo seguimos siendo, o por lo menos hasta que sabía de él.
![](https://img.wattpad.com/cover/34230177-288-k763159.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Vivir Para Luchar
Teen FictionNoah Brown es un buen chico al que la vida lo llenó de problemas y de motivos para darse por vencido, pero siempre pudo seguir adelante gracias a su amigo Adam. Desde la muerte de su madre, la única persona en la que confía es en su amigo. Un día, A...