Get you back: ¿Recuperarte?

Capítulo 4

Akihito desayunó con Uzuki, se había tomado la mañana para remediar la discusión de la madrugada.

-¿Cómo se portó Dome?
-No lo sé, supongo que bien. Yo dormí y se ocupó su padre de él.
-¿Durmió?
-¿Dome?
-Asami.
-No lo sé, te dije que dormí.

Uzuki no dijo nada...

-Si estás imaginando que pudo subirse a mi cama, déjame decirte que no. Si para mi él es historia pasada, imagínate yo para él. Lo ha dejado en claro la noche que me encontró, quiso cerrar nuestra situación nada más.
-No sé por qué no puedo creerte.
-Haz lo que quieras, Uzu. Asami no tiene ningún interés en mí... Yo tampoco en él.
-No quiero que despierte sentimientos pasados en tí.-Se acercó cautelosamente hasta quedar cerca de él.
-No lo hará.-Negó... Si supieras...
-¿Sabes cuando podremos volver a...
-Aún faltan 33 días...-Susurró Akihito. Se refería a la cuarentena después del parto.
-Extraño hacerte sentir bien...-Ronroneó respirando en su cuello blanco, mientras su mano acariciaba sus piernas.
-Yo igual, pero ahora no podemos...-Se estremeció un poco, por su cabeza comenzaron a pasar miles de situaciones.
-Pero puedo hacerte un regalo...

Las manos de Uzuki acariciaron cada centímetro de su piel mientras su boca recorría desde su cuello hasta sus piernas. Bajó a su miembro y con cuidado abrió el elástico de sus boxers. Lo liberó y masajeó un poco. Akihito afligió su rostro. La lengua de Uzuki se posó en la punta y jugó allí terminando de exitarlo. Bajó y subió tantas veces fueron necesarias para mojarlo completo, con su otra mano acarició las gemas, sus tetillas y su pecho. Hasta que comenzó a subir y bajar, la boca húmeda y su lengua apretando su virilidad lo hicieron correrse enseguida.

-Creo que estuviste más ansioso de lo normal.-Uzuki limpiaba su boca levantándose de donde se había agachado.
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez...-Y allí volvía a decir otra mentira. Como cuando le dijo a Asami que no se había entregado a él. Si bien el sexo con Uzuki era todo un acto que requería cita y tiempo, lo hacieron muy pocas veces, era sexo en fin. Y la verdad era que desde que Asami llegó, había estado demasiado inquieto hasta ahora que pudo liberarse.-Me duele la herida.-Se quejó.-Mucho.
-¿Quieres que la revisemos?-Lo miró preocupado.
-Debe ser por la presión que hice... Miraré yo sólo...-Se adentró al baño caminando lentamente.

*-*-*-*-*

Asami y Kirishima entraban a la oficina...
El subordinado se acercó al huevito donde descansaba el pequeño hijo de su jefe... De verdad era super pequeño, hacía raras muecas.

-Señor, si es igual a usted.-Se asombró.
-¿Cierto, no?
-Sí.-Rió apenas.
-Kirishima, dime eso que tenías para mi...-Se sentó en su lugar.
-Ah, sí. -Se sentó enfrente de él y sacó un pequeño sobre.-Uzuki Natzai tiene 30 años y nació en Yokohama. Era un delincuente hasta que entró en el ejército. Estudió allí hasta las 25, luego dejó y se especializó en ventas y administración. Es dueño de varias inmobiliarias y trabaja en bienes raíces, de hecho es el dueño del monoambiente de Takaba-kun. Hasta aquí todo relativamente "normal" sólo que anoche lo hemos visto con Kurao.
-¿Kurao?
-Kurao es él que distribuye las drogas de Liu Feilong en las calles de aquí, entre los "jóvenes".-Miró el rostro de su jefe esperando reacción, y tal como esperaba, Asami tiró el bolígrafo y se recostó sobre su asiento sobándose el rostro.
-¿Me estás diciendo que éste tipo puede ser un ratero vende drogas?
-Podría ser...
-Que tan bajo puede caer...
-¿Natzai?
-Akihito. Salir con alguien que se regala en las calles arruinando gente adicta sin hogar.
-Usted me dijo que Akihito no sabía de esto.-Frunció el ceño.
-Sí, no tengo idea, espero no lo sepa, sino si tendré que castigarlo y seré muy severo.-Bufó.

El teléfono sonó...

-Dime.
-Señor Asami, Takaba-kun y Natzai-sama han llegado a un hospital privado.-Su subordinado avisaba.
-¿De qué dirección? ¿Viste algo raro?-Se levantó y le hizo señas a Kirishima. Éste último tomo la butaca del bebé que ya estaba despertándose y salieron.
-1528 de calle Central. El joven Akihito se veía adolorido y apenas caminaba.
-Ok, no quites tu vista de encima de ellos, estoy en camino.
-Entendido, señor.