Capítulo 3

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"Y a pesar de que peco, todos queremos vivir.
Pero sé que el tiempo dirá si estamos destinados para esto. "

Angel / The Weeknd

Un mes después...

El heredero del heredero había decidido nacer aquella noche.

Kangin miró al pequeño en sus brazos por primera vez. El parto de Minhee se había adelantado dos meses, pero el pequeño aun siendo prematuro y de bajo peso era fuerte. Pasaría unos días en el hospital antes de estar en casa y los orgullosos padres estaban felices, Minhee aun débil y cansada, estaba radiante y una sonrisa parecía fija en su rostro.

Y yo estaba allí, de pie sintiéndome envidiosa.

Minhee tenía una suerte que yo deseaba. Era feliz, aunque no amara a Kangin estaba casada con él, había dado a luz a su hijo y ahora, lejos de las presiones de la familia podría estar tranquila y vivir feliz.

Intenté apartar aquellos pensamientos cuando vi al pequeño en la incubadora. YoungHo estaba orgulloso, un nuevo Kim para la familia.

Kim Youngmin.

-Imagino a nuestro bebé jugando con su sobrinito- dijo YoungHo cuando estábamos regresando a casa. –Espero que, si es un niño puedan ejercer juntos el poder de la familia cuando sea su momento, hacernos fuertes y acabar con nuestros enemigos.
Intenté sonreír, pero mi infelicidad crecía día a día.

Una semana después...

Estaba leyendo en la sala de estar cuando fui abordada por la visita de Minhee.

-Hola ¿Cómo estás Mirae?- me saludó con un abrazo.
-Estoy bien. –le dije mientras se sentaba en frente a mí. Cuéntame sobre Youngmin. ¿Cómo estás? ¿Está bien que estés aquí y no con él?
La sonrisa de Minhee fue radiante- Está creciendo fuerte, voy camino al hospital, pero quería pasar a verte antes. No hemos hablado mucho desde tu boda y nuestra familia no acostumbra a hacer iniciación para las esposas, así que estuve tranquila por eso, pero por todo lo demás no. Desde que pasó lo que pasó en la boda de Choi Siwon estoy sumamente preocupada.

Y era cierto, desde el ataque de los Park, todas las familias estaban aumentando la seguridad de sus familias, mujeres y niños aún más.

El pequeño YoungMin tenía seguridad en el hospital, ya que se confirmó que los Park no respetarían a nadie y no tendrían piedad con alguna persona que fuese su enemigo.

Todo era terrible.

–Estoy bien, no salgo si no estoy acompañada e intento siquiera no hacerlo si no es necesario. YoungHo me cuida demasiado
-¿Eres feliz Mirae? – me preguntó con tanta preocupación que no podía siquiera pensar en mentirle. ¿Sería capaz de decirle que amaba a Kangin como ella no podía?
-Lo intento Minhee.
-¡Dios Mirae! Cada día sufro por saber que...
-No, no sufras. Tienes que estar feliz por tu bebé. Yo estoy bien, como te dije, YoungHo me cuida como una princesa, tengo todo lo que cualquier chica de mi edad puede desear. Estoy bien Minhee, no soy feliz pero lo seré, tendré un bebé ¿Lo olvidas? Un bebé que amaré y me amará, que tendrá un primito para jugar.
-¿Desde cuando eres tan madura? No tendrías que pasar esto. Papá y mamá no debieron...
En ese momento ambas guardamos silencio al sentir unos pasos y era YoungHo.
-Querida hija, ¿Cómo estás?
-Padre- Minhee lo saludó con una sonrisa. –Vine a ver a Mirae antes de ir al hospital. Hoy nos dirán cuándo podremos tener a Youngmin en casa.
-¡Que alegría! Me has hecho sumamente feliz Minhee, mi nieto es fuerte, es un Kim.
Ambas sonreímos, pero la sonrisa de Minhee era sincera, la mía dolida.
-Debo irme, no puedo quedarme a tomar el té. Llamaré a Kangin para que envíe por mí.
-Por supuesto, debes ir a ver a mi nieto. Le diré al chofer que prepare el auto ya que no voy a salir, no molestemos a Kangin, está en una reunión muy importante y no es necesario interrumpirlo.
-Está bien padre. – Minhee se despidió y yo no quería que se fuera tan pronto, algo dentro de mí se quebró en el momento en que la vi salir de la casa.

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Recuerdo el momento en que mi mundo se sacudió.

Estaba buscando algo de fruta en la cocina cuando escuché la voz aireada de YoungHo y los hombres de seguridad corriendo. Mi padre apareció frente a mí con el rostro desencajado y tan pálido que pensé que iba a desmayarse ladrándoles órdenes a los guardaespaldas que tenían a cargo mi seguridad.

-¿Qué sucedió?- pregunté frunciendo el ceño.
-Debes ir a la habitación de pánico-me dijo tomándome fuerte del brazo entre gritos y órdenes. Los hombres me tomaron y me llevaron casi en brazos. No entendía que pasaba pero debía ser grave.
-¡Es un atentado! ¡Una declaración de guerra! –Escuché decir a YoungHo y evité que me siguieran llevando cuando empecé a gritar, quería saber que pasaba, tenía un horrible presentimiento.
-¿Qué pasa?- pregunté cuando YoungHo estaba frente a mí. -¡Por favor dime!- le rogué.
-Un atentado... Minhee... Minhee no sobrevivió.

El dolor que sentí en ese instante fue inexplicable. Sentía que me ahogaba, ella no, Minhee no, no podía ser. No sé en qué momento las lágrimas bañaban mi rostro mientras YoungHo se acercó apresuradamente, preocupado y me abrazó.

-Minhee... No...- No pudo más, caí al suelo, dejando escapar un grito y perdí la conciencia.
Desperté lentamente, era de noche, sentía mi cabeza embotada y mi cuerpo me pesaba. Pensé que era muy extraño que se hubiese dormido en la tarde. Pero entonces caí en cuenta que no estaba en la casa, era una habitación de hospital o minimo lo parecía. Empecé a recordar lo que había sucedido y lo que había pasado al ver a YoungHo y su rostro preocupado.
-¿Qué sucedió?- pregunté intentando negarme a la realidad.
-Te pusiste como loca, no quisiste entrar en la habitación de pánico y te desmayaste. Por la noticias de Minhee, perdiste el bebé.
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Kangin

Quería venganza
Necesitaba venganza.

Minhee, su esposa, la madre de su hijo había muerto en un atentado dirigido a su padre. Los Cho habían traicionado a la alianza y se habían unido a los Park, ahora los habían atacado a ellos para controlar a Busan y tener el poder absoluto en esa ciudad. Kangin aún no podía entender como alguien inocente había muerto. Minhee merecía ver crecer a su hijo, envejecer malcriando a sus nietos y no morir tan joven, tan llena de sueños.
Se sentía mal por no haberla amado como merecía, aunque sabía que ella tampoco lo había hecho. Le había dado un poco de consuelo saber que la había hecho feliz durante sus años de matrimonio.

No quería ni pensar en su bebé, aquella criatura que crecería sin su madre o en el bebé que Mirae perdió cuando se enteró de la horrible muerte de Minhee...

-Estamos listos para atacar- le dijo por teléfono a Choi Siwon mientras se aferraba a la sensación de poder que le daba el saber que acabaría y quemaría a sus enemigos con sus propias manos.

Sol de medianoche (4ta y última de la serie Amor en la mafia.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora